Zaragoza, la adictiva (y sabrosa) ciudad a la que siempre querrá volver
Elegante, animada, joven, bohemia, rural... Zaragoza es un conjunto de diferentes ambientes en un mismo entorno, lo que le otorga una potencia como destino realmente destacable, con una oferta gastronómica de primer orden
Pensar en Zaragoza es hacerlo, casi de manera automática, en la Plaza del Pilar, con la Basílica del Pilar como el icono de la ciudad y uno de los centros de peregrinación más importantes. En su interior descubrirá obras de Goya, más de 10 capillas, el maravilloso órgano o el impresionante retablo de alabastro del s. XVI. Pero, evidentemente, la capital de Aragón es infinitamente más.
Una buena idea, es dejarnos llevar por las propias recomendaciones de los zaragozanos, y organizar nuestro viaje por zonas, barrios y calles. Pero lo principal, obviamente, es organizar el vuelo. Y para eso, lo más rápido, cómodo y placentero es hacerlo con Binter, compañía que opera directamente desde Canarias con esta fascinante ciudad.
Para una escapada, podemos empezar por el casco histórico, «actual, cercano, fresco, cómodo, elegante, profesional, amable, acogedor, así es el barrio original de Zaragoza. Un espacio lleno de historia, impregnado de un espíritu urbano y vanguardista en continua ebullición. Comercio, ocio y cultura en una zona llena de vida». No es sólo el entramado de calles próximas a la Basílica del Pilar, sino que comprende el espacio urbano delimitado por la cerca medieval, y que en la actualidad está perimetrado por la calle Coso.
De ahí, a la considerada zona Expo, donde «sotos, playas, peces y arquitectura vanguardista se entremezclan convirtiendo este gran espacio en uno de los lugares de recreo más queridos de la ciudad. Los paseos por las riberas del río, al atardecer, con parada en una de sus terrazas, son mágicos. La celebración de la Exposición Internacional 2008 Agua y Desarrollo sostenible, fue un evento de una importancia extraordinaria para la ciudad de Zaragoza. La transformación fue tan grande que nos atreveríamos a decir que después de la celebración de este evento, es una ciudad nueva».
En el barrio El Gancho, predomina un ambiente más artístico y cultural, siendo uno de los más antiguos de la ciudad. En él se han instalado estudios de diseño, librerías y tiendas de decoración que le otorgan una imagen muy creativa.
La Magdalena, el más bohemio, tiene una gran presencia «de estudios de artistas y galeristas, así como tiendas de ropa de segunda mano y comercio local. Al ambiente de esta dinámica zona se suma el «Juepincho» que como indica su nombre consiste en salir de tapas a un buen precio, todos los jueves del año». A este pequeño recorrido rápido por la ciudad hay que sumarle los 14 barrios rurales, que trasladan al visitante a multitud de escenarios complejos y auténticos.
¿Dónde comer?
Zaragoza es una ciudad gastronómica, desde luego, y aquí la tradición del tapeo, el vermut y el pincho se suma a una importante tradición chocolatera. Zaragoza fue la primera ciudad del Viejo Continente en conocer las bondades del cacao, uno de los descubrimientos que los exploradores trajeron del nuevo mundo.
La historia cuenta que Fray Jerónimo Aguilar, miembro de la expedición de Vasco Núñez de Balboa a México, descubrió luego del naufragio de su barco la bebida del chocolate en la península del Yucatán y, una vez rescatado por Hernán Cortés, envió al abad del Monasterio de Piedra en Calatayud, Fray Antonio de Alvarado, las primeras jícaras de chocolate para que las cocinara. Corría el año 1534 y el chocolate, en aquella época preparado aun exclusivamente como bebida, había llegado a Europa para quedarse.
A esto hay que sumarle una serie de eventos gastronómicos divertidos. La ruta del cocido de Aragón, visitas a la antigua fábrica de cervezas Ambar o el mercado agroecológico, por ejemplo, se suman a la amplia oferta de bares, tascas, y restaurantes para saborearla al máximo.
En el bar La Miguería, podemos adentrarnos sin contemplaciones en el fascinante mundo de las migas, donde llevan elaborándolo desde hace 30 años. Con más de 20 presentaciones diferentes, las que llevan huevo y torrezno siguen siendo las favoritas de los comensales. Un lugar tan transitado como querido.
Para comer en una tasca a buen precio y con excelente producto, una de las mejores opciones es El Sardi, gestionado por una familia que proviene de Santander y que hacen a la perfección todos los platos que ofrecen, en una carta no muy grande pero sí apetecible. Anchoas, pulpo, guiso de carrilleras, la célebre ensaladilla rusa... y una tarta de queso de otro nivel.
En alta cocina, uno de los mejores restaurantes de la ciudad es Cancook, poseedor de una estrella Michelin y una estrella Verde Michelin. «Anhelan que su oferta se vea como una experiencia, por eso han creado un recorrido que se inicia en lo que llaman La Fresquera, donde nos presentan los productos (el 90%, como mínimo, siempre son de Aragón), continúa con algunos aperitivos en la cocina de I+D (hay una mesa del chef que ejerce como privado) y finaliza en el comedor del piso superior (cuenta con una barra frente a la cocina donde terminan los platos)», señalan desde la Guía.
Destino Binter
Binter ofrece vuelos directos a Zaragoza desde Canarias desde octubre de 2019.
La aerolínea ofrece 4 días de conexión a la semana con la capital aragonesa: los lunes y miércoles con Gran Canaria y los viernes y domingos con Tenerife. Además, en caso de querer conectar desde o a otra isla de Canarias, Binter permite realizar el salto interinsular sin coste.
La experiencia Binter empieza desde la compra del billete y alcanza su máxima expresión a bordo de su moderna flota de aeronaves E195-E2 del fabricante Embraer, un avión que sorprende por su comodidad y eficiencia, encargado por la compañía con una configuración que permite un espacio entre filas similar al de una clase business.
En sus cómodos asientos, el pasajero disfruta de un aperitivo gourmet de cortesía, que incluye ibéricos y productos canarios como queso, mermelada, fruta o las populares ambrosías de la aerolínea. Una selección variada de productos de calidad que, sin duda, nos ayuda a disfrutar aún más del placer de volar con Binter.