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Eso de que Gáldar está de moda ya no vale. El municipio del norte de Gran Canaria superó hace tiempo esa fase transitoria para convertirse en uno de los puntos de interés de la isla, tanto a nivel turístico como cultural, histórico, de ocio y por supuesto de gastronomía. El auge vivido allí ha servido también para que su oferta gastronómica haya ido creciendo de manera significativa y con un reclamo destacable.
Uno de los puntos fuertes del municipio es precisamente su diversidad de paisajes, de contrastes y de posibilidades. Uno puede bañarse en la playa de Sardina del Norte y luego comer pescado fresco con privilegiadas vistas al mar, o bien puede conocer en primera persona la cultura quesera de los altos del municipio mientras se adentra en un paisaje descomunal, con ese encanto rural de Caideros, Fagajesto, Barranco Hondo o Juncalillo; o si lo prefiere puedes disfrutar de ese encanto sin igual del casco histórico, con la plaza de Santiago como centro neurálgico y la zona comercial abierta llena de vida, con numerosas tascas y restaurantes de nivel.
Como puede ver, el visitante de Gáldar puede hacer prácticamente de todo sin salir del municipio, lo cual es ya garantía de una experiencia idílica. En los altos de Gáldar, tierra de quesos, es recomendable parar para probar alguna de las especialidades que allí predominan. Uno de los históricos está en Fagajesto, el bar de Antonio Pinocha, punto de encuentro de la zona. Carne de cordero, cochino o cabrito, o un buen potaje de berros cuando el fresco propio del invierno aparece, no fallan.
En Juncalillo se encuentra el restaurante del hotel del mismo nombre que el pueblo. En la carretera que va hacia Barranco Hondo, aquí predomina la comida casera, con la ropa vieja, el cochino a la sal o el gofio escaldado como buenas opciones, en un ambiente tranquilo. En Saucillo se encuentra Casa Pepe, con un ambiente familiar y especializado en carne de oveja y cabra. El Molino, en el cruce de Fagefo, la especialidad son las tapas, ideal para disfrutar de los quesos de la zona y de unos vinos, contando con unas vistas excepcionales.
Ya en el casco histórico, de acogedoras calles peatonales e impoluto ambiente, la oferta se amplía considerablemente. Desde la Trastienda de Chago, reconocido en prestigiosas guías gastronómicas como una de las mejores tascas de Gran Canaria, con la mirada siempre puesta en el producto local, desde los platos hasta los vinos; el restaurante Agáldar, en el precioso hotel del mismo nombre, en plena plaza de Santiago. Con un servicio excelente, aquí la propuesta está al mismo nivel que el entorno, con una apuesta gastronómica seria y bien ejecutada.
Otros tres locales para un picoteo muy interesante: La Pizarra, Sabores Ibéricos, de cocina tradicional y con buena materia prima; La Tasca de Juan Pedro, de comida casera pero elaborada con el cariño de nuestras abuelas, sin olvidar la buena relación entre calidad-precio, y La Cuarta, también en la emblemática plaza de Santiago, donde disfrutar de divertidos y desenfadados platos. Sin alejarte mucho de allí, a unos pocos metros, en la taberna MyRey preparan uno de los cachopos más famosos de la isla, además de estar especializados en cochinillos. Si lo que quiere es una buena hamburguesa cocinada al grill lo mejor es El Casco de Gáldar. También en el centro, en la Calle Larga, Encurtidos Antequera es el escenario perfecto para un aperitivo y unos pinchos.
En esta ruta por el precioso municipio del norte no podía faltar su costa, y aquí todos los caminos llevan a la playa de Sardina del Norte, esa joya de incalculable valor. De privilegiada ubicación y con una oferta de productos del mar agradable encontramos La Pizarra, Sabores del Mar. Sus limpias vistas al océano son la guinda a un día de playa con un almuerzo perfecto. En la otra punta, y antes de llegar a la playa del Muelle, encontramos El Ancla, también con una situación envidiable y una propuesta más orientada a la cocina tradicional canaria del mar. Vaya donde vaya, lo único seguro es que volverá. Porque a Gáldar siempre se vuelve.
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Gorka Navaz | Valencia
Burguera | Valencia
Clara Alba y Lidia Carvajal
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