Rosa Blanca: culto al aperitivo en pleno corazón de Las Palmas
Ubicada en la calle San Bernardo, ha convertido una casa señorial en un local que rinde culto a la buena bebida
Al frente está Juanfi Bautista, quien es veterano en todo este negocio del ocio desde hace más de dos décadas. Fue en el año 2000 cuando comenzó su andadura por este mundo con la apertura de Winston Cathedral, su primer proyecto, con el que se convirtieron en pioneros adelantándose a la ley antitabaco. A este se fueron uniendo otros como Café del Mar, Blue Marlin Ibiza Sky Lounge, Palo Cortado, Maroa Beach Club y así hasta un total de 43 locales.
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Ahora, se encuentra enfocado de lleno en este proyecto que lleva el nombre de su madre, Rosa Blanca, como homenaje a su tradición vermutera cada día antes de la comida. Eso es lo que Juanfi quiere transmitir, la dedicación a estos momentos que se pueden crear alrededor de una copa bien echada y un servicio excepcional.
Para ello, consideraba imprescindible que se creara un ambiente especial y eligieron una casa señorial, allí donde la mires encuentras un encanto diferente. Nada más entrar te envuelve su elegancia, con un recibidor de lo más acogedor y del que nace una espectacular escalera, la cual divide la zona de vermutería en la planta baja y el gynclub en la primera, donde se han habilitado los dormitorios de la vivienda en salas donde poder disfrutar de una copa sentado con vistas a la calle San Bernardo a través de unos grandes ventanales. «En la ciudad hay sitios de copas, pero en todos te las tomas de pie y al final los aforos no se cumplen a rajatabla. Nosotros queremos dar un buen servicio», afirma Juanfi.
Su finalidad no es solo ser un bar de copas, si no un lugar donde acudir para celebrar un cumpleaños o cualquier tipo de evento y que te sientas cómodo porque sabes que tienes tu intimidad. A pesar de su reciente apertura, ya se han aventurado a realizar varios eventos, en ellos, su finalidad es ofrecer tanto una parte de la casa como la misma al completo, a gusto del consumidor.
Así como un menú hecho a medida de la celebración y de las personas que acudan a ella. «Tenemos comida tradicional, tenemos comida de tendencia y nos adaptamos al cliente en función a cuando vengan. Y eso es lo que nos hace diferenciarnos totalmente a la hora de hacer eventos».
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Además, les gustaría hacer un guiño a la música y a los jóvenes talentos, «para nosotros lo más importante es que este local fuera un espacio gastro-cultural». Su finalidad es ofrecer sus estancias como medio para que músicos emergentes puedan tener un escaparate para poder darse a conocer o incluso perder el miedo escénico que muchos sufren.
Aunque no solo eso, si no que también pretenden hacer talleres de pintura en vivo y exposiciones de arte en un futuro muy cercano. «Queremos tener un espacio de arte en directo», cuenta Juanfi, quien dice caracterizarse por su ilusión en nuevos proyectos.
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Especializados en la hora del aperitivo y en la variedad de vermouth, tienen una amplia variedad de ginebras, las cuales se sirven marinadas e incluso la comida está orientada a un buen acompañamiento de sus bebidas estrellas.
No se trata de un restaurante ni un sitio de tapas, si no un acompañamiento a su producto principal. Un sitio donde puedas comer y beber o ambas cosas por separado. Es por ello que la comida no tiene hora, como ocurre en cualquier bar o restaurante.
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Y aunque llevan abiertos desde el mes de julio, es ahora cuando, después de un testeo necesario, se ponen en marcha para dar ese protagonismo al vermouth.
Por ello, a partir de octubre adelantarán la hora de apertura a las doce y media, para que se pueda tener esa franja horaria necesaria para poder dar rienda suelta al aperitivo, tomarse una copa en el «afterwork» e incluso abarcar el segundo aperitivo del día, antes de la cena.
Aunque Rosa Blanca no queda aquí, su intención es aprovechar las infinitas posibilidades que tiene la casa. De este modo, se plantean ampliar el espacio en un futuro cercano, remodelando la tercera planta, en concreto la azotea, creando un espacio dedicado a la cata de puros y el culto al whiskey. La idea es crear un ambiente ajardinado y los clientes pueden disfrutar de unas vistas espectaculares no solo al barrio de Triana si no, a la ciudad de Las Palmas.
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Así lo ofrecen
El chef que ha tomado los mandos de su cocina, Diego, es la ejemplificación de su filosofía, una joven promesa en su gremio y que, a pesar de su juventud, ama la cocina y lo demuestra en cada elaboración. Apuestan por el buen producto, local y de kilómetro 0, para que puedan hacer la combinación perfecta con la calidad de bebida que ofrecen.
Disponen de una carta bastante variada para que la gente que venga realmente pueda tener también el típico snack como las aceitunas, pero en este caso son aceitunas de Antequera; unos frutos secos para picar, unas pastillas de goma con cada copa o unas roscas, todo esto de manera gratuita.
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Pero también ofrecen productos más elaborados como gambón, pan bao, secreto ibérico con salsa de frambuesa, papas bravas, ensaladilla rusa y un sin fin de platos exquisitos para poder acompañar y dar ese culto a la copa que desde Rosa Blanca pretenden.
Al igual pasa con el equipo de sala, capitaneado por la encargada, Sabrina, quien se ocupa de inculcar la necesidad por el buen servicio hacia el cliente y primar siempre la comida.
En cuanto al vermouth, tienen de diferentes tipologías, pasando por vermouth de la casa canaria o de importación italiana, francesa y de muchas otras nacionalidades.
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Por otro lado, las ginebras no se quedan atrás, ginebras exclusivas que solo disponen en Rosa Blanca, algunas maceradas con algas u ostras o marcas premium, como la ginebra de pera. «Hacemos cosas diferentes y ofrecemos bebidas únicas, es lo que al final nos diferencia de otros locales».
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