Costumbrismo en Canarias a finales del XIV MHB
Coma y... punto

Costumbrismo en Canarias a finales del XIX (IV)

En esta entrega poco añado yo al asunto de la comida Mr Edwardes no solía detallarla, y mira que aquella cena fue casi un banquete | Sin embargo, es interesante conocer como vieron los viajeros la hospitalidad de los canarios

Mario Hernández Bueno

Sábado, 16 de agosto 2025, 20:19

Tras pasar por Santiago del Teide dijo que es «un lugar poco atractivo» y lo mismo del caserío de Chía: «Las ancianas sentadas en cuclillas en los umbrales de las destartaladas casas, malamente techadas con tallos de maíz, tomaban rapé de unas pequeñas latas o fumaba puros en grupo, con sus morenos pechos a la intemperie, y burlándose las unas de las otras con fuertes y poco femeninas voces».

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Sin embargo de Guía escribe que: «…como en cualquier otro lugar de las Canarias, aprendí a amar el carácter español. Además de una cortesía meramente exterior, hay un sincero deseo de ser hospitalario con los extranjeros que resulta inmensamente seductor. La ciudad carecía de fonda, pero gracias al Dr. Montez y a su familia (sevillanos) acabé alegrándome de ello» ... «Durante la cena, por ejemplo, con una gracia que eclipsaba todo pensamiento que no fuera de gratitud, las damas, de las que había cinco o seis, competían las unas con las otras por servirme porciones de este o aquel manjar. Fue una comida brillante, iluminada por ojos negros».

Guía de Isora MHB

En esta entrega poco añado yo al asunto de la comida Mr Edwardes no solía detallarla, y mira que aquella cena fue casi un banquete. Sin embargo, es interesante conocer como vieron los viajeros la hospitalidad de los canarios. En Chasna o Vilaflor da con la tienda de comestibles, «miserable». «Los muchachos no pudieron resistirse al turbio vino que contenían las sucias botellas.

Chasna o Vilaflor MHB

Aparte del vino, este triste lugar no ofrecía al comprador más que unas cuantas bobinas de algodón, uno o dos botones, y algunos limones y naranjas. La alegría de la señora que nos vendió el vino al vernos fue tal, que nos brindó un recibimiento entusiasta. ¡Madre de Dios!!, exclamaba repetidamente una vez comprendió nuestro plan de viaje, ¡Pensar que he llegado a conocer a un caballero como usted! ¡Que valiente!». Una vez más se evidencia que el vino fue un alimento y una droga autorizada, incluso para los niños. Pero igual ocurrió, por ejemplo, en Galicia, donde se les alimentaba con vino, pan y «chourizos». La mortandad era alta.

Campesina canaria MHB

No había fonda, pero llevaba una carta de recomendación para otro médico. Un personaje atípico, amén de que el inglés quedó admirado por la singular belleza de su hija pequeña. Cenó con la familia y al día siguiente, al partir, fue obsequiado con un «conjunto de floridas ramas de naranjo, peral y manzano además de una pequeña violeta de parte de la hija.

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Familia canaria a finales del XIX MHB

«Este dar y recibir flores, tan común en Tenerife es una amable y graciosa costumbre. Supongo que en Inglaterra una dama dudaría antes de ofrecer a un caballero un ramo de azahar, pero aquí no es más que una forma de cortesía cotidiana. Sin embargo también puede ser algo más que eso. Debido a la prohibición que la etiqueta española impone a las relaciones de ambos sexos han creado un eficiente código de señales mediante flores. El lenguaje de las flores es de hecho un lenguaje vivo y no una simple ficción sentimental. Al amante desgraciado y ardiente de pasión, probablemente no se le permitirá sentarse junto a su amada, ya sea en casa de ella o en cualquier otra parte. Podrá, en cambio, colocarse con un ramillete de flores en la mano y actitud lastimera en aquel lugar de la calle desde donde disfrutará de la visión del rostro de la muchacha que suspira por él, y le enviará bellos mensajes de amor y adoración en clave de rosa, jazmín o heliotropo. Es una lástima desconocer los detalles de esa costumbre.

También la muchacha utiliza las flores como instrumento de adivinación. Para saber quién se ha de casar con ella, ha de arrojar un ramito a la calle. Aquél que lo recoja tendrá su mano. Mas no recurrirá a tan arriesgado método, de no estar segura que el amante de su corazón se halla a tiro. Si un cerdo llegara a tocar las flores con el hocico, sería señar de que la dama acabará casándose con un portugués y no con un español». Con lo que deja ver que los portugueses no gozaban del aprecio del isleño. Curioso, como poco.

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«El mejor momento para llevar a cabo estos experimentos es del 22 de junio, víspera de San Juan. Este día se suelen encender hogueras delante de las puertas de aquellos que llevan el nombre del santo, Juan o Juana».

Y se sorprende, en Granadilla, por los tantos naranjos, «que dan más frutos que en Florida», y, además, en verano. Y aquí se topó «…con una clase de español nueva para mí. Envié al muchacho de Guía a que entregara mi carta de presentación a este caballero mientras yo esperaba en el espacioso patio interior de su casa, observando el agitado ir y venir de las ordeñadoras y los mozos de cuadra. Tan frenética actividad acusaba una profunda subordinación a un amo muy especial. Tal resultó ser, de hecho, Don Ramón García» … Y ya de charla los dos hombres, don Ramón mandó a que viniera el cura. «Su reverencia apareció sin tardanza. Era un joven sacerdote, tímido y desaseado, quien, como claramente mostraba su conducta obsequiosa, era en muchos aspectos el más obediente siervo de mi amigo. Don Ramón le dijo lo que quería en dos palabras. Debía tener la iglesia y todo lo que ella contenía abierto para nosotros en el plazo de una hora. Sí señor, dijo el cura, quien, tras inclinarse y sonrojarse una vez más, se retiró como un sirviente doméstico.»

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Las fantásticas y prolíferas naranjas canarias MHB

Al día siguiente, como desayuno, sirvieron sendas tazas de chocolate «…de una excelencia incomparable, no había tomado un chocolate tan bueno en casa de un hombre casado». Y después salieron a recorrer el pueblo. Visitaron la iglesia y después la fábrica de tabaco de don Ramón: un par de casitas en donde secaban las hojas de tabaco; se seleccionaban y donde se liaban los puros por un par de hombres. Finalmente eran empaquetados y etiquetados por varias muchachas. Y don Ramón ordenó que se liara un puro de un pie de largo y varios de diferentes vitolas como regalo al huésped.

Puros artesanos don Julio MHB

El anfitrión, era un solterón rico, el típico cacique y prácticamente el dueño de los cultivos e industrias. La relación con sus empleados era, prácticamente, de esclavitud. Y también era un hombre con tanta visión como ambición empresarial, pues le dijo a Mr Edwardes que ojalá fuese él el inicio de la visita a su pueblo de otros muchos ingleses. Seguro que estaba enterado de que en Puerto de La Cruz se había abierto el primer hotel de lujo de Canarias y que la corriente turística desde Madeira continuaba en franco aumento.

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Funchal. Madeira perdía turismo en favor de Canarias MHB
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