Buen Rollo Kebab, el arte del durum bien hecho: así se prepara en este local
Pan recién hecho y recetas originales, la historia de un sueño que pasó de Corralejo a Siete Palmas manteniendo su esencia
La historia de este singular kebab comenzó hace ya dos décadas en Corralejo, Fuerteventura. Allí, Jan y Belén dieron a las islas un formato de esta comida tan de moda, un auténtico vuelco de 180 grados. Ambos llevaban años trabajando en hostelería, hasta que un día decidieron dar el salto y montar su propio negocio. «Dije: hasta aquí hemos llegado, o hago un cambio y dejo la hostelería para siempre, o emprendo algo propio», recuerda Jan. Así nació la idea de Buen Rollo Kebab.
Pero, ¿qué podían ofrecer que no existiera aún en Corralejo? Jan, de origen alemán, encontró la inspiración en sus raíces. En su Berlín natal, el kebab es parte del paisaje urbano, con locales en cada esquina. En aquel momento, cuando este tipo de restauración apenas se había desarrollado —y mucho menos en las islas—, la propuesta de Jan y Belén tomó forma y se consolidó en Fuerteventura.
Junto a otro socio, también alemán y con la misma filosofía, decidieron embarcarse en la aventura allá por 2006, así fue como Corralejo empezó a oler a salsa de yogur.
Tenían una idea muy clara: ofrecer un producto natural, artesano y fiel al que ellos conocían desde pequeños. Para lograrlo, trajeron desde Alemania a un maestro turco que les enseñó todas las técnicas y trucos necesarios para servir el mejor kebab posible.
Gracias a esta formación, aprendieron a producir desde cero los panes para durum y kebab, las tres salsas de la casa —elaboradas al 100 % de manera artesanal— y, de la mano de un chef libanés, perfeccionaron la receta de los falafel que hoy siguen sirviendo. Así fue como trajeron un pedacito de Alemania y Turquía a las islas, incorporando las recetas originales de su producto estrella.
Tras ocho años en Corralejo, decidieron disolver la sociedad y llevar su proyecto a otro destino. En 2013 cruzaron el Atlántico para conquistar a los grancanarios con su concepto de kebab.
El lugar elegido fue la avenida Mesa y López, donde comenzaron de nuevo, esta vez en solitario. Pero no les faltaba nada más que ilusión y experiencia. Encontraron un local con servicio en mesa y reparto a domicilio, y pronto se ganaron un público fiel.
La aventura en Mesa y López duró hasta 2022, cuando traspasaron el local. «Casi nos lo querían quitar de las manos —admite Jan—, entraron pidiéndonos por favor el traspaso». Después de eso, pasaron por varios trabajos que no les llenaban hasta que decidieron volver a lo que realmente sabían hacer. «Pensamos: ¿qué es lo que se nos da bien? Pues esto», confiesa Jan.
Con una sonrisa recuerda cómo se encontraba con clientes en la playa, en la montaña e incluso en Fuerteventura, quienes le decían que echaban de menos el Buen Rollo Kebab. «Mucha gente venía y se comía el kebab en la barra solo por pasar un rato charlando con nosotros y disfrutar de un buen producto», añade Belén.
Hoy, el local se encuentra en Siete Palmas, donde la acogida ha superado sus expectativas. No solo les visitan clientes de siempre, sino que el boca a boca ha hecho su trabajo y atrae a personas de toda la isla: «El domingo pasado se nos formó una cola de diez personas en quince minutos», dice Jan entre risas.
La clave de su éxito sigue siendo la misma: lo casero y artesanal de sus productos. «No somos ni mejores ni peores, simplemente somos diferentes», dicen.
El día comienza temprano: a las ocho de la mañana, Belén empieza a elaborar la masa del pan para kebab y durum. Cuando termina, pasa a preparar las salsas —las dos de yogur y la picante—, hasta que Jan llega a media mañana y se dedica a cortar las verduras y preparar todo para los pedidos.
La filosofía del negocio se refleja en cada ingrediente: la harina llega a diario de una empresa local para que Belén haga el pan fresco, y las verduras se compran en fincas de San Mateo y en distintos mercados de la capital.
En cuanto suena el teléfono con el primer pedido, Jan se pone manos a la obra. «En cada pedido lo preparo todo al momento, no tengo nada precortado», afirma. Los clientes más habituales suelen encargar con antelación porque saben que el volumen de pedidos puede ser alto. Para llegar a más gente, trabajan también con plataformas como Uber Eats, Glovo y Just Eat.
Kebab, Durum y algo más
La estrella de la casa es el doner kebab, cuyo nombre proviene del turco: doner significa «giratorio» y kebab se traduce como «pincho». Así, el doner kebab es literalmente el «pincho giratorio» de carne asada. La carne —pollo, ternera o mixta— se sirve de dos formas principales:
Durum, un rollo hecho con pan fino tipo yufka. Primero se calienta la tortita, se añade la carne elegida, las salsas al gusto (yogur con ajo, finas hierbas o picante) y los vegetales (lechuga, tomate, col roja y cebolla). Finalmente se enrolla y se envuelve.
Pan de pita, el pan se abre y se rellena con la carne, las salsas y, si el cliente lo desea, los vegetales.
Cada preparación es totalmente personalizable: se puede elegir el tipo de carne, la combinación de salsas e incluso añadir extras como queso feta, queso amarillo, falafel o patatas fritas.
Opciones vegetarianas y falafel
El falafel también es protagonista en este menú. Puede servirse en ración (cuatro unidades con salsa o hummus), en pan de pita o durum, reemplazando la carne por las croquetas de garbanzo.
Para quienes prefieren una alternativa distinta, existe un «kebab vegetariano» que incluye atún, huevo, queso feta y vegetales.
Platos y menús completos
Además de las opciones en pan, se ofrece el kebab al plato: la carne elegida se acompaña con papas fritas, arroz o ensalada, y puede incluir dos guarniciones en su versión grande. Todo se sirve con las salsas al gusto.
Los menús combinan estas preparaciones con papas fritas y bebida (refresco, agua o cerveza).
Entrantes y pizzas de la casa
Para abrir el apetito, se pueden pedir los bores, unos rollitos fritos cuya masa se prepara de forma artesanal y se fríen al momento.
La carta también incluye pizzas de estilo casero, entre ellas la más popular: la King Kebab, una pizza de base margarita con cebolla, queso feta, aceitunas y, tras el horneado, carne de kebab.
Una carta breve, pero sin desperdicio
Los dueños explican que mantienen una carta reducida para garantizar frescura y evitar desperdicio: «Lo poco que tenemos, lo hacemos bien. Aquí no se tira nada: si algo se acaba, preferimos decir 'no hay' antes que sacrificar calidad».