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Es una de las mejores pastelerías y panadería de España. Así lo constatan numerosos reconocimientos nacionales, que Zulay, con sede en Fuencaliente, La Palma, acoge con la humildad que transmiten sus jóvenes propietarios, que han impulsado el negocio de manera admirable. Sus panes, por ejemplo, surten a un buen número de restaurantes de alta cocina. También sus panes están presentes en reconocidas hamburgueserías, como la canaria Está Rico, en plena expansión y con presencia también en Gran Canaria.
Con varias tiendas físicas, Zulay es un proveedor nacional gracias a los pedidos que reciben desde la web, con una logística muy afinada y una cadena de producción muy engrasada. Estos días los pedidos están otra vez al máximo, y gran culpa de eso la tiene uno de los productos más demandados de Zulay cada año por estas fechas: el panetone.
«Es el producto más complejo que tiene la panadería y pastelería. A pesar de que su origen está en Italia, en Zulay hemos aprendido a hacerlo con expertos y grandes profesiones de este producto, dándole una vuelta y elaborándolo con productos canarios», señala Rubén Medina, uno de los propietarios de esta empresa familiar. «Hay gente que le pone crema pastelera o papas; nosotros hemos optado por el boniato, consiguiendo crear un panetone de mucho éxito. Hace tres o cuatro años vendíamos de 30 a 100 unidades, y este año vamos a superar las 3.000».
Todo un hito, teniendo en cuenta que no es un producto con gran arraigo en la tradición navideña en las islas, pero que vive un gran estado de forma, gracias, entre otros, a este negocio que se lo toma muy en serio. «Vendemos a toda España a través de la web. Tiene una vida de unos 15 o 20 días, por lo que viaja muy bien y llega en perfecto estado».
No son pocas las personas que presumen ya de haber comprado la icónica caja del panetone Zulay, de diseño muy cuidado de un aroma espectacular. «Tiene bastante intensidad. Hemos hecho nuestros propios aromas naturales, es un producto que tarda mucho en hacerse. Cultivar la masa madre es un sacrificio grande, pues es una labor diaria. Cada panetone nos lleva unas 72 horas de elaboración. El reposo que tiene después del horneado son 12 horas, pinchándolo y dándole la vuelta rápidamente para que mantenga la estructura esponjosa», apunta Medina, que reconoce que «nos está identificando bastante, y totalmente artesanal. Plagiar un panetone artesano es imposible, y el nuestro tiene una artesanía del 100%, de ahí el éxito. De La Palma, para el mundo».
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Josemi Benítez
Patricia Cabezuelo
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