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La relación de Yeray Reyes con la pastelería va mucho más allá del simple oficio. Lo suyo es una historia de vida formada y moldeada en el obrador familiar, la célebre Pastelería Reyes. Y lo es porque ya siendo un niño sabía que ese sería su destino, no impuesto, más bien deseado. «Mis padres vivían encima del obrador, en Tamaraceite, y mis recuerdos de la infancia están llenos de harina, azúcar... siempre que llegaba a casa del colegio me iba directo a la pastelería, estaba con los empleados, miraba cómo trabajaban, aprendía. La formación básica en este mundo fue con mi padre en el obrador».
Así, del colegio a la pastelería y de la pastelería al colegio, Yeray fue dando forma a su gran proyecto vital, el que lo convertiría, con el paso de los años, en el mejor pastelero de Canarias, premio que logró en la última edición de GastroCanarias. Pero el camino no ha sido fácil, desde luego. No ha parado de formarse y trabajar desde que a los 18 años se dedicó plenamente a la pastelería. «A esa edad dejé los estudios de lado y me dediqué totalmente a este trabajo, recibí formación, me fui un año a aprender más el oficio a Francia, país que me aportó mucho». No sólo en París ha estado formándose este emprendedor, sino que también ha aprendido diversas técnicas en países como Bélgica o Italia.
Tras años y años de trabajo, aprendizaje e ilusión, Yeray se lanzó a su aventura empresarial en el año 2020, en plena pandemia, con su primera tienda, ubicada en la plaza San Rafael de Vecindario, donde también está el obrador. «Abrí la tienda el 27 de febrero y la tuve que cerrar el 13 de marzo. Fue un inicio duro, pero siempre creí en este proyecto y nunca dudé de que triunfaría. El tiempo me ha dado la razón». Y vaya si se la ha dado. Cerca de cien empleados, tres tiendas abiertas, futuras aperturas y un éxito arrollador. Su último local, en el centro comercial Las Arenas, no para de recibir a fieles seguidores desde el primer día. Lo mismo ocurre con el de Alcampo, en Telde, o el que lo inició todo en Vecindario. Su éxito también se impone en Instagram, donde su grupo acumula más de 50.000 seguidores.
Una expansión que demuestra que este pastelero también tiene visión, ambición empresarial y sabe gestionar. «Sigo siendo pastelero, me gusta trabajar con las manos en el obrador, y eso es algo que nunca dejaré de hacer. Pero también me he tenido que esforzar en la parte de gestión, fundamental para un crecimiento sólido. Voy abriendo según la demanda de los clientes, y de momento todas las apertuas son un éxito. No creo que vaya muy rápido, ni muy despacio», reflexiona el pastelero.
Este crecimiento no impide que Yeray esté prácticamente todo el día en el obrador, lo que él define como «el alma» del grupo. «Es aquí donde quiero estar, donde se fabrica todo. Me faltan horas del día para hacer todo lo que tengo en mente. No tendría sentido que yo salga de aquí». Mientras dura la entrevista, la pastelería es un hervidero de gente que abarrota la sala y la terraza, la gran mayoría fieles clientes que interrumpen al protagonista para darle un abrazo o saludarlo, gestos que él corresponde sonriente.
¿Cuál es el secreto? «Está en la base del producto que hacemos, con una materia prima de calidad excepcional, le ponemos el mayor amor del mundo a todo». Un buen ejemplo de ello es uno de los productos más demandados de su negocio, los Eclairs. «Salieron de la pandemia, una de las cosas positivas de esa etapa es que me permitió crearlo, estoy muy orgulloso. Es lo que aquí conocemos como petisú, rellenos de diferentes sabores. Trabajamos con sabores naturales, hemos reducido los azúcares y las grasas al mínimo posible, para tener un producto lo más sano que se pueda, en nuestro objetivo de tener una pastelería saludable sin perder sabor».
Reyes es un tipo humilde, al que los premios no le aportan gran cosa. «No hace falta títulos para saber que uno está haciendo las cosas bien. Mi mayor satisfacción es hacer un producto que la gente consuma con placer, que luego me digan que lo disfrutaron plenamente. Que vengan de otras islas a comerse un dulce aquí o que perduren en sus recuerdos. Eso es lo que me llena», reconoce, al mismo tiempo que adelanta algunos proyectos que mantienen la ilusión intacta. «Me gustaría vivir más aperturas, algo que haremos. Además, estoy metido en un proyecto muy bonito, orientado en la formación. Estoy montando una academia en Arinaga para formar a la gente que esté interesada en este mundo».
Tras aprovechar para disfrutar de un desayuno de superlativo nivel, donde la parte salada también merece ser venerada, Reyes regresa al lugar del que nunca saldrá, el obrador. Un espacio que lo vio crecer y que ahora le da numerosas alegrías.
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Isaac Asenjo | Madrid y Álex Sánchez
Borja Crespo, Leticia Aróstegui y Sara I. Belled
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