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Judith Echevarría, nacida en La Habana, es un gran ejemplo de superación, perseverancia y capacidad de trabajo. Ella sola está al frente de la pastelería La Yenya, en la calle Américo Vespucio de La Isleta, donde cumplió su sueño de emprender hace algo más de un año.
Llegó a Gran Canaria hace 17 años, «estando la mayoría de ellos trabajando en una pastelería, en la que aprendí mucho sobre los procesos artesanos en la parte dulce. A raíz de ahí tuve claro que algún día, cuando llegara la oportunidad, me lanzaría a la aventura empresarial».
Dicho y hecho. La oportunidad surgió tras una intensa búsqueda, tanto de local como de apoyos, «y no podía haber sido mejor. El nombre de La Yenya es además muy especial, porque toda mi familia es de un barrio, allá en Cuba, que pertenece a la Virgen de Regla, aunque todos la llamamos La Yenya, como un apodo. Este es mi particular homenaje a mi barrio y a todos los míos».
Y lo cierto es que Judith no ha parado de trabajar desde que abrió el local. De lunes a lunes, con ella como única empleada, debe organizarse de tal manera que saca tiempo para encerrarse en la cocina y así elaborar con el mimo que requiere cada creación, además de atender a los clientes que van, sobre todo, a desayunar y a merendar.
«Me gusta hacerlo todo de manera artesanal. Aquí lo más solicitado son los mantecados, los pastelitos de guayaba, que es típico de Cuba, las pastas de té, la tarta de tres leches, la 'borrachita' con crema chantilly...», explica la emprendedora, mientras damos buena cuenta de las exquisiteces que ofrece, y tras varias paradas para sacar los productos del horno y colocarlos calientes en el expositor.
Encontramos, por tanto, una oferta con muchos guiños a Cuba y con una ejecución que demuestra muy buena técnica, paciencia y horas de trabajo. Tantos años de aprendizaje y formación han dado como resultado el vuelo en solitario de Echevarría con su Yenya, para fortuna de los clientes que visitan el negocio a diario.
«Yo estoy aquí muchas horas, abro todos los días. Hay días que tengo que cerrar para poder elaborar, pero cuando hay encargos, como esta semana, no es posible. La organización al estar yo sola es fundamental, para mantener todo fresco y ofrecer así productos recién hechos», destaca Judith, que también ofrece elaboraciones saladas orientados al desayuno, como la variedad de sándwiches, tortilla hecha a diario o «pastelitos de hojaldre de jamón y queso que están muy buenos».
Una luchadora que no ha parado de trabajar hasta hacer su sueño realidad, el de tener su propio negocio. Y además, su talento en las creaciones de este local lo han convertido en una parada obligatoria para disfrutar de especialidades de su tierra natal o de la deliciosa variedad de pastas y tartas.
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Josemi Benítez
Patricia Cabezuelo
José A. González y Lidia Carvajal
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