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La Operación Salida de la Semana Santa registra este miércoles uno de sus días más intensos, con decenas de personas buscando el descanso y la desconexión en los cuatro días que ofrece este puente, uno de los más esperados del año.
Las dos terminales de pasajeros del puerto de Las Palmas -de Armas y Fred Olsen- registran hoy elevado trasiego y todo con un objetivo: poner rumbo a la desconexión.
El viento sopla con fuerza en el muelle de Las Palmas, mientras una hilera de coches espera pacientemente su turno para embarcar rumbo a Fuerteventura en la terminal de Fred Olsen del puerto capitalino. No hay prisas, pero sí una necesidad común que flota en el ambiente: desconectar.
En un contexto marcado por la inflación, el estrés laboral, la saturación informativa y el vaivén de la actualidad —desde tensiones internacionales hasta crisis cotidianas—, cada maleta cargada es también una declaración de intenciones: parar, respirar y reconectar con los suyos.
«Llevamos semanas esperando este viaje. No es solo por el paisaje o el sol, es por volver a compartir tiempo de calidad con la familia», comenta una señora, mientras acomoda a sus perros en el coche antes de embarcar para comenzar su viaje, con una sonrisa de oreja a oreja. Como ella, cientos de personas se lanzan estos días al mar en busca de algo más que un cambio de isla: buscan un cambio de ritmo.
Los ferris, especialmente entre Gran Canaria y Fuerteventura, se convierten estos días en cápsulas de transición. En apenas unas horas, la rutina se deja atrás y comienza un paréntesis donde las conversaciones, los reencuentros y el simple hecho de ver el mar en calma cobran protagonismo.
«En esta travesía de Gran Canaria con destino Fuerteventura vamos a contar estos días de vacaciones de semana santa con un total de 30.000 personas y más de 9.700 vehículos», explica desde Fred Olsen. Además, desde la compañía explican que del 11 al 20 de abril se van a reforzar las líneas de viajes interinsulares y tendrán 686 viajes previstos para este período de vacaciones.
La compañía prevé que unas 152.000 personas van a viajar en Semana Santa en barco durante estos días festivos. «Tenemos un 9% más de ocupación de viajeros que en 2024».
Este año, el mar une más que nunca. La ruta entre Gran Canaria y Fuerteventura se ha convertido en uno de los caminos favoritos para quienes buscan un respiro durante la Semana Santa, ya sea por tradición, por necesidad de desconectar o simplemente por cambiar de escenario sin perder la sensación de hogar. Son viajes familiares, en su mayoría, con coches y caravanas cargados de maletas, mochilas, equipos de buceo profesional… y muchas ganas de parar el reloj unos días.
Tarajalejo, en el sur de Fuerteventura, es uno de esos destinos tranquilos que se repiten año tras año. Una familia lo ha elegido como base para sus cinco días de descanso. «Es tradición venir en Semana Santa. Nos quedamos en la casa de un familiar, así que lo que gastamos en alojamiento lo aprovechamos para otras cosas. Aunque todo está más caro, el barco sigue siendo asequible y práctico», explican
Aunque la mayoría de los viajeros se unen en corrillos para ir planeando con familia y amigos los planes que harán cuando lleguen al destino, la mayoría de ellos están acompañados de sus perros. Y es que en 2023, Fred. Olsen Express transportó más de 63.000 mascotas entre las islas canarias, gracias a la implementación de nuevas acomodaciones 'pet-friendly' desde junio de ese año. «Desde entonces ha aumentado considerablemente en número de personas que viajan en barco por la comodidad que esto supone para sus mascotas», así lo explican desde Fred Olsen.
«El barco es siempre la mejor opción que tengo para viajar porque puedo ir cómodamente con mis perros y disfrutar de su compañía. Yo no viajo nunca sin ellos», explica una chica que espera fuera de su coche con sus dos chihuahuas para evitar el fuerte calor que hay en el puerto.
Gran parte de los viajeros optaron por barco para poder disfrutar de la compañía de sus mascotas en la travesía y que puedan ir lo más cómodas posible dentro del barco durante esta operación salida de semana santa.
Viajar en barco durante la Operación Salida de Semana Santa no solo representa una alternativa cómoda frente al estrés del aeropuerto o las limitaciones de otras formas de transporte; es también la opción más práctica para quienes desean moverse con libertad y sin dejar nada atrás.
Uno de los grandes beneficios de ir en barco desde Gran Canaria rumbo a Fuerteventura es la posibilidad de llevar el coche propio. Esto permite al viajero evitar el alquiler de vehículos en destino y tener desde el primer momento la autonomía necesaria para explorar playas, pueblos o parajes naturales sin depender de horarios ni traslados adicionales.
Además, el barco elimina las restricciones habituales de equipaje. Al viajar con el coche, es posible cargar maletas, tablas de surf, bicicletas, neveras portátiles o incluso comida sin preocuparse por el exceso de peso o el tamaño del equipaje. Esta libertad resulta especialmente atractiva en época de vacaciones, cuando las familias, grupos de amigos o incluso quienes viajan con mascotas, necesitan espacio para llevar todo lo necesario y más. «Somos buceadores profesionales y el barco nos da muchas facilidades para llevar todo el equipo que necesitamos», comentan dos chicos mientras colocan las bombonas de oxígeno y sus equipos de aletas y neoprenos en las taquillas del barco.
En definitiva, el barco se consolida como la opción más completa y cómoda para empezar las vacaciones de Semana Santa sin estrés y con todo bajo control.
La contención del gasto es una constante entre los viajeros. Muchos repiten destino, repiten rutina, pero con presupuestos más ajustados. «Nos quedamos en una vivienda vacacional, como siempre. Hemos mantenido el mismo presupuesto de otros años, aunque hay que mirar todo con más cuidado», cuenta otra familia que también ha optado por viajar con su coche, lo que les da flexibilidad y ahorra costes en movilidad una vez en la isla.
Para otros, esta Semana Santa marca su primera experiencia viajando en estas fechas. «Nunca habíamos salido en estas vacaciones, pero este año nos animamos. Eso sí, notamos todo más caro y con mucha más gente. Nos quedamos en el coche, aprovechando cada rincón. Son solo cuatro días, pero los necesitábamos», comparten entre risas.
Otros, como una familia que lleva tres años yendo a Pozo Negro, eligen la tranquilidad de los destinos menos turísticos. «Siempre venimos en Semana Santa. Buscamos zonas con gente local, sitios de pescadores, lejos del ruido. No notamos tanto la subida de precios porque vamos a los mismos bares, los mismos rincones. Y siempre con nuestros perros, por supuesto».
Y están también los que convierten el viaje en una pequeña aventura. Como quienes han optado por un velero como alojamiento flotante para pasar 14 días explorando el archipiélago Chinijo. «Todo está más caro, sí, pero quedarnos en el velero nos compensa. Además, nos permite llevar todo lo que necesitamos para bucear y movernos a nuestro ritmo, sin restricciones».
En cada testimonio, una constante: más allá de la inflación o el tráfico de pasajeros, lo que mueve esta operación salida es una pulsión vital. La de escapar del ruido —externo e interno—, aunque sea por unos días. Volver a lo sencillo, a lo compartido. Al mar como puente entre islas, y entre personas. Porque a veces, todo lo que uno necesita es subirse a un barco y mirar al horizonte, con el sonido de las olas como única notificación pendiente.
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Abel Verano
Fernando Morales y Álex Sánchez
J. Gómez Peña y Gonzalo de las Heras (gráfico)
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