«Si eres joven no puedes soñar con tener una casa»
A tan solo una semana para el 28M, cinco jóvenes canarios sacan a la luz la realidad a la que se enfrentan sin quererlo: todos desean emanciparse, pero ninguno puede hacerlo
Como en casa, en ningún sitio: este es el pensamiento que ronda de forma recurrente las mentes de la juventud canaria al ver el estado de salud del mercado laboral y el precio de las viviendas. Cada vez resulta más extraño ver chicos y chicas independientes económica y socialmente justo después de concluir sus estudios. Tanto es así, que solo un 16,8% de las personas jóvenes del archipiélago se encontraba emancipada a finales del primer semestre de 2022, según recoge el Consejo de la Juventud de España (CJE).
Esto supone que tan sólo dos de cada diez de ellos consigue independizarse, algo que muchos consideran como una «misión imposible» en los tiempos que corren. Estudian, trabajan, ahorran, pero siguen sin poder pagarse un piso para ellos solos.
«No nos llega», asegura el joven grancanario Ricardo Sánchez. «Muchos no pueden ni alquilar». Otros se ven obligados a compartir casa si quieren vivir fuera del hogar familiar. Pero muy pocos piensan en hipotecarse. «Ni me lo planteo. Lo veo lejísimos».
Los datos
16,8% Emancipados
Solo un 16,8% de la juventud canaria se encontraba emancipada a finales del primer semestre de 2022.
79,2% Gasto
Las personas jóvenes de entre 16 y 29 años destinan una media del 79,2% de su sueldo para el alquiler en Canarias.
Rocío Campos, Ricardo Sánchez, Tamara Ventura, Christian Brito y Sara Toj son cinco jóvenes canarios a los que les une una misma realidad, que coincide con la de la mayoría del resto de la juventud del archipiélago: todos quieren una casa, pero no pueden tenerla.
Además, admiten que no tienen la esperanza de que eso pueda ocurrir en un futuro. Al menos no en uno cercano. «Ahora si eres joven no puedes soñar con tener una casa», afirma Tamara Ventura. «¿Para qué estudiamos y nos preparamos tantísimo entonces?», señala Rocío Campos. «Es algo súper frustrante».
Y es que de poco le sirve a la juventud de ahora ser una de las generaciones más preparadas de la historia. Tienen carreras, grados, másters, ciclos superiores, años de experiencia, pero sus sueldos no acompañan. «Ni trabajando nos podemos plantear la compra de una vivienda», explica Ricardo Sánchez. Por lo menos no una para ellos y ellas solos. «Si tienes pareja quizás te lo puedes plantear antes porque los gastos se dividen», declara Christian Brito. «Pero sigue siendo complicado».
Terminar los estudios ha supuesto para los cinco un choque tremendo con la realidad. «Ahí te das cuenta de que es probable que el futuro que imaginaste para ti nunca llegue», comenta Sara Toj. Es el punto de partida de esa frustración que arrolla a las personas jóvenes y que parece ser infinita. «Cuando estás llegando a los 30, te paras y piensas: '¿Qué voy a hacer con mi vida'?», confiesa Tamara Ventura.
Y es que los treintañeros de hoy no se parecen en nada a los de hace treinta años. «Nosotros empezamos más tarde a trabajar y tardamos mucho más en tener unos sueldos dignos», expresa Ricardo Sánchez. «Y eso si alguna vez llegamos a tenerlos», añade. «A los 30 nuestros padres y madres ya tenían casa, coche, trabajo e hijos», asevera Tamara Ventura. «Ellos se lo podían permitir, nosotros no».
Además, recalca que, a pesar de que los deseos individuales han cambiado a la par que las generaciones, «tener una casa es y será siempre algo vital». De hecho, el acceso a la vivienda constituye uno de los tantos trámites que la juventud debe superar para conseguir transicionar exitosamente a la etapa adulta.
«Para mí tener una casa en propiedad sería un sueño. Pero ahora soy incapaz de verme con una hipoteca», revela Rocío Campos. «Pensarlo me da dolor de cabeza».
El alquiler, la opción «fácil»
Cuando la posibilidad de adquirir una vivienda en propiedad parece tan lejana, la alternativa a la que los jóvenes canarios suelen recurrir si quieren vivir fuera de casa es al alquiler. Pero casi nunca pueden hacerlo en solitario. Y sólo queda entonces la opción más barata: compartir piso y dividir los gastos. «No es que nos guste compartir piso. Es pura necesidad», admite Sara Toj.
Según un informe del primer cuatrimestre de 2022 del Observatorio de Emancipación del CJE, la juventud canaria tarda hasta casi los 30 años para emanciparse y, cuando lo logra, destina casi el 80% de su sueldo al alquiler, cuando no debería pasar del 30%. Algo que resulta claramente insostenible. A esto se suma que el precio de la vivienda de alquiler en Canarias creció un 8% en el segundo trimestre de 2022, según el índice inmobiliario elaborado por Fotocasa.
También hay quien puede alquilar, pero prefiere no hacerlo. Al menos por el momento. Jóvenes que trabajan pero que siguen viviendo en la casa familiar para poder ahorrar. «Es la única forma que tengo de ahorrar algo», dice Christian Brito. «Y aún así tardaría años en conseguir lo necesario para la entrada de una casa».
«No es que nos guste compartir piso. Es pura necesidad»
Otros muchos se ven obligados a alquilar. Es el caso de Sara Toj, de Tenerife, y Tamara Ventura, de La Gomera, que tuvieron que dejar atrás sus hogares para comenzar a trabajar en Gran Canaria. «Si me hubiera quedado en mi isla, seguiría viviendo con mis padres. Eso seguro», relata Toj, que, como otros tantísimos jóvenes canarios, sigue recibiendo algo de ayuda de su familia. Una ayuda que le permite llegar bien a fin de mes.
«No es solo el alquiler, son muchas cosas más», agrega. «Nadie quiere estar toda su vida viviendo de alquiler», subraya Ventura. «Pero a veces no hay otra salida».
La inflación, la precariedad y el elevado coste de la vivienda son las principales barreras de la emancipación juvenil en Canarias. Una independencia que hoy es uno de sus mayores sueños frustrados. Un querer y no poder.
Está a punto de terminar el ciclo superior de Higiene Bucodental, su segundo ciclo, y sueña con poder empezar una carrera algún día, ya que considera que con esa titulación podría acceder de forma más fácil al mercado laboral.
Rocío Campos
Hace poco finalizó su contrato laboral como marinero en las Fuerzas Armadas en Ferrol. Regresó a Gran Canaria para volver a estudiar con un único objetivo:entrar en el Ejército del Aire. Prefiere no volver a trabajar fuera de Canarias.
Ricardo Sánchez
Trabaja como communication manager y responsable de prensa en una consultoría de proyectos y fondos europeos. Se mudó desde la isla de La Gomera por trabajo y, aunque no descarta trabajar fuera, prefiere vivir en las Islas Canarias.
Tamara Ventura
Actualmente es soldado en el Ejército de Tierra de las Fuerzas Armadas en Gran Canaria, su lugar de nacimiento. Como otros tantísimos jóvenes, vive aún con sus padres porque asegura que es la única forma de ahorrar para comprar una casa.
Christian Brito
Dos años después de terminar la carrera, abandonó su isla natal, Tenerife, para comenzar una nueva etapa en Gran Canaria, lugar donde trabaja como periodista en el periódico CANARIAS7.
Sara Toj
«Esto nos va a costar la salud mental»
Resulta más que evidente que el difícil acceso de las personas jóvenes al mercado de vivienda en Canarias afecta de lleno en su salud mental. Es una situación que genera una gran frustración. Un sentimiento de angustia que va calando poco a poco en sus vidas, que se intensifica cuando se acerca la edad adulta y que suele pasar totalmente desapercibido. «Cada vez nos sentimos más desmotivados», manifiesta Ricardo Sánchez. «Aunque esto luego no se vea o no se quiera ver».
La creciente inseguridad que perciben las personas jóvenes en el mercado laboral, el limitado acceso a los créditos bancarios, el incremento de los precios de la vivienda y los reducidos ingresos que obtienen, juegan un papel fundamental en el retraso de la emancipación, en la formalización de la familia y en el alcance de la autonomía plena como adultos y adultas.
«Ahora encontrar trabajo no es garantía de escapar de la pobreza ni de la exclusión social»
«Ahora encontrar trabajo no te garantiza el poder tener acceso a bienes tan básicos como la vivienda», declara Tamara Ventura. «Tampoco es garantía de escapar de la pobreza ni de la exclusión social».
Por todo ello, estos cinco jóvenes de las islas deciden alzar la voz a tan solo una semana para el 28M, día en el que los canarios y canarias están llamados a las urnas. Quieren sacar a la luz la realidad a la que se enfrenta la juventud sin pedirlo ni quererlo. Destaparla para tomar acción. «Somos conscientes de que esto no es sólo un tema de campaña electoral», aclara Sara Toj. «Es un problema estructural», asegura. «Una preocupación real».
Y es que la imposibilidad de crear proyectos futuros genera ansiedad, incertidumbre y desesperanza entre los jóvenes. «Alquilamos porque no podemos comprar y no compramos porque alquilamos», cuenta Rocío Campos. Es un círculo vicioso que parece no acabar nunca. «Nos centramos en vivir el presente para no pensar mucho en el futuro», afirma Christian Brito. «Lo vemos muy negro», añade. «Esto nos va a costar la salud mental».
Posibles soluciones
«¿Cómo damos la vuelta a la tortilla?», se preguntan. «Hay muchas formas». Los cinco coinciden en que la solución pasa por un cambio estructural desde muchos ángulos. «Una sola política no va a arreglar el problema», asegura Tamara Ventura. Consideran que políticas como el bono de alquiler joven son muy positivas, pero, si no se ataca el problema de raíz, terminan siendo «solo un parche».
En la búsqueda por crear un marco político que solucione el problema, el grupo cita la necesidad de impulsar políticas que ayuden a reducir la edad media de emancipación, facilitar el acceso a la primera casa, fomentar la creación y dinamización de viviendas sociales y de protección oficial para ayudar a los sectores de la población más vulnerables y aumentar el parque público de viviendas. Además, opinan que se debería apostar por sacar al mercado las viviendas vacías.
«Alquilamos porque no podemos comprar y no compramos porque alquilamos»
A su juicio, otra de las posibles soluciones estaría en facilitar que los jóvenes puedan embarcarse en un préstamo hipotecario, debido a que muchos de ellos y de ellas ven truncados sus proyectos de vida cuando sus solicitudes son denegadas de forma reiterada. Otros ni siquiera lo intentan.
Asimismo piden que las empresas faciliten el acceso de la juventud al mercado laboral. «Nos ponen muchas pegas», sujeta Ventura. «Hacen falta puntos de orientación para la juventud».
Puestas las cartas sobre la mesa, lo que queda claro es que hoy la juventud canaria difícilmente podrá alquilar o acceder a una vivienda digna. Mientras tanto, quizás puedan permitirse seguir soñando.