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Gonzalo Peluffo, un maestro uruguayo en el panorama nacional. C7

Gonzalo Peluffo, un maestro uruguayo abanderado canario

Billar ·

Subcampeón de España tras 20 años de retiro, ahora lucha por revivir el billar en las islas | Lanza un llamamiento a las instituciones y la juventud para rescatar un deporte que agoniza en silencio

Iván Martín Chacón

Las Palmas de Gran Canaria

Sábado, 14 de junio 2025, 16:43

El billar es un deporte que requiere de precisión, paciencia y, sobre todo, mucha pasión. Gonzalo Peluffo, uruguayo con nacionalidad italiana y residente en Gran Canaria desde hace dos décadas, es un hombre que, en tiempo récord, ha llevado la bandera de Canarias a lo más alto en el panorama nacional.

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Peluffo tuvo un comienzo precoz en su país natal: «Mis inicios en el billar fueron con tan solo 13 años», recuerda quien empezó en la modalidad de cinco quillas en Uruguay allá por el año 1992. «Ahí fui progresando poco a poco hasta llegar a los campeonatos y lograr un nivel considerable en este mundo».

Su pasión por esta modalidad lo llevó a competir de manera activa, pero la vida lo llevó por otros caminos. Emigró a España por «distintas circunstancias», como él mismo dice, y acabó en la isla de Gran Canaria por casualidad, o quizá por destino. Allí, lejos de las mesas, dejó el taco aparcado por casi 20 años.

El reencuentro de Peluffo con el billard en Las Palmas fue más difícil de lo esperado. Sin embargo, en 2024 decidió volver a competir. «Aquí en Las Palmas solo había un lugar donde se podía practicar y competir: el Círculo Mercantil de Las Palmas de Gran Canaria«, explica entusiasmado.

Tras contactar con personas del entorno, dio sus primeros pasos para reincorporarse al circuito. «Por suerte, no me costó mucho hacerme con el conocimiento que ya tenía. Me federé, me licencié por la Federación Española y ya empecé a competir por los grandes torneos de España». Pero la modalidad de cinco quillas es prácticamente inexistente en Canarias: «Solo hay un jugador en Tenerife que practica esta especialidad», lamenta. Aun así, eso no fue obstáculo para él.

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Subcampeón de España y una bandera por todo lo alto

Sin compañeros en las islas para formar equipo, fue la liga andaluza quien le abrió la puerta para competir: «Contactaron conmigo y me ofrecieron un cupo. Me acogieron. Se encargaron del uniforme para la competición, de ayudar con los medios de transportes… porque estos torneos son muy costosos. Estoy eternamente agradecido».

Con su equipo formado, Peluffo se convirtió en pieza clave. «Al final, pudimos formar un buen grupo y salir subcampeones de España. Fue un orgullo llevar la bandera de Canarias a lo más alto. Éramos cuatro: Federico Pérez, Emilio Torres, Claudio Fernández y yo, que iba como titular». Su recorrido competitivo lo ha llevado por todo el país, participando en Baeza, Soria, Lugo -donde fueron subcampeones- y Alcobendas, donde quedaron en quinto puesto.

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El regreso de Peluffo no solo ha sido emotivo: también ha sido meritorio. En solo seis meses, ha pasado del puesto 50 al número 12 del ranking nacional. Un ascenso vertiginoso, sustentado en su conocimiento técnico y su estilo de juego mental. «Yo juego por sistemas. Cada bola tiene diamantes, que a su vez tienen una cifra. Yo domino 100 teorías. Al ejecutar un golpe, se hacen cálculos matemáticos y se aplica geometría. Es como una ecuación mental. El comportamiento de las bolas es increíble e incalculable», asevera.

Una cruzada por el futuro del billard. Además de competir, el uruguayo tiene una misión clara: preservar y fomentar el billar como deporte. «Fui presidente de un club durante muchos años. Tengo esa vocación de reclutar nuevos jugadores», comenta. «Los deportes minoritarios tienden a desaparecer si no hay un relevo generacional. Y eso hoy no se expresa con fuerza».

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Sin embargo, el camino institucional ha sido más difícil. «Ernesto Díaz, de primera categoría, quiso montar una escuela. Pero el Ayuntamiento de Santa Lucía de Tirajana nos expresó que apenas habían recursos, ni una infraestructura adecuada».

Un llamamiento a la juventud

Su mensaje final es claro: «Me gustaría que en Canarias nacieran nuevos jugadores. Que los institutos se involucren y fomenten este deporte de precisión. Que los jóvenes dejen por un momento TikTok, las tablets, los móviles… El billar es un ejercicio mental perfecto. Y también es para la tercera edad. Es para todos».

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Peluffo no quiso olvidarse de su empresa, la cual lo apoya: en todas sus iniciativas y competiciones. «Me permiten coger vacaciones para competir cinco o seis veces al año. Son muy flexibles y empáticos conmigo. Les estoy muy agradecido». Con pasión, conocimiento y compromiso, Gonzalo Peluffo se ha convertido en algo más que un jugador: es un embajador del billard en Canarias. Y su historia, más que un regreso, es un renacer que busca iluminar un deporte que, aunque minoritario, tiene mucho por enseñar.

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