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Dennis Bergkamp nació en Holanda y debutó con el Ajax en la Eurodivise a los 17 años, en pocos meses ya se veía que aquel chico iba para estrella.
Tras unos años en el equipo de Ámsterdam, ganar varios títulos nacionales, una Recopa y una Copa de la UEFA, ficha por el Internazionale de Milan en 1993.
Estuvo en la scuadra neroazzurri dos temporadas y de ahí saltó al Arsenal FC inglés entrenado por Arsène Wenger, 1995.
Bergkamp, apodado iceman por su frialdad en el campo, era un mediapunta exquisito, con llegada y también gol.
Desde su incorporación a los gunners, encandiló a la afición. Con 423 partidos, 120 goles, 3 Premier League, 4 FA CUP y otros títulos se convierte en ídolo.
Once temporadas jugó con el equipo del sudeste de Londres.
Los aficionados han elegido un gol suyo como el mejor de la historia del club, se lo hizo al Newcastle en noviembre de 2002.
Una delicia, vale la pena buscarlo en internet.
Todo parece un cuento de hadas en la vida de Dennis Bergkamp, salvo un asunto, no menor, que le impidió rendir fuera de las islas a su verdadero nivel.
Cuando era joven, un compañero del Ajax, Lloyd Doesburg, internacional por Surinam, fue convocado para algunos partidos. Lloyd falleció en un accidente de avión en el que perecieron 175 personas. Era junio de 1989.
Dennis quedó muy impactado por la catástrofe y comenzó a tener un temor a volar que a duras penas lograba controlar, se subía a los aviones, pero se descomponía.
Con el Inter la mayoría de los traslados se hacían en avión.
La cosa se complicó cuando con su selección viajaba a USA para disputar el Mundial de 1994. Antes de salir ya tuvieron un retraso de varias horas por avería. Para enmarañar más el asunto escuchó una broma que hizo un periodista sobre una amenaza de bomba -de mal gusto, pero solo era una broma-.
Finalmente, el aparato que debía llevarlos a tierras americanas despegó del aeropuerto de Ámsterdam y en medio del Atlántico, cuando llevaban varias horas de vuelo, una bolsa de aire le hizo perder unos cuantos cientos de metros.
La caída fue de las que hacen afición. A Dennis los segundos se le hicieron interminables, el pasaje gritaba a pleno pulmón, en su mente se mascaba la tragedia.
El avión recuperó la normalidad, pero Bergkamp estaba en estado de shock, había entrado en pánico, los médicos del equipo tuvieron que atenderlo y medicarlo.
Desde ese momento tuvo un terror a volar insuperable.
Los traslados durante el campeonato del mundo fueron un suplicio, ni que decir tiene la vuelta a Europa.
Ya entonces el miedo a volar se apoderó de él para siempre, y tuvo que poner remedio al asunto. El pase del Inter al Arsenal era un balón de oxígeno, en las competiciones domésticas ya no tendría de que preocuparse, el equipo normalmente se desplazaba en tren o en guagua, además en The Premier hay muchos equipos de Londres.
Pero cuando el Arsenal tenía partido de competición europea en el continente, Bergkamp tenía que salir días antes que sus compañeros. Por contrato tenía que podía negarse a subir a un avión, había logrado incluir esa cláusula.
El Eurotunel que une Inglaterra con Francia y el tren de alta velocidad fueron sus aliados y su salvación.
De Londres a Bruselas en dos horas, o en tres en París, y desde allí hacía el resto en coche hasta el destino.
Con eso más o menos iba salvando la situación como podía, sobre todo si los partidos eran relativamente cerca, Francia, España, Bélgica, Alemania, pero igualmente el desgaste físico era tremendo.
El tema se complicaba cuando llegaban los enfrentamientos contra los equipos de Europa del Este. Para el partido contra el Dynamo de Kiev de la temporada 2003/04, correspondiente a la fase de grupo de la Champions, salió dos días antes en un potente vehículo, hizo los 2.400 kilómetros hasta la capital de Ucrania.
Cuando llegó a los vestuarios del Estadio Olimpiskyi, Wenger pudo comprobar que tras 36 horas de viaje en coche una de las estrellas del equipo no estaba ni para calentar.
Así que se quedó en la grada viendo como sus compañeros recibían un 3-1.
Terminado el partido vuelta al coche y rumbo a las tierras de Her Mayesty The Queen Elizabeth II pasando por media Europa.
Un esfuerzo en balde causado por un miedo cerval. En contraposición al holandés tenemos al inglés.
Cuando Beckham recibió la llamada del Real Madrid, en verano de 2003, ya era una estrella. La oferta era multimillonaria.
Florentino Pérez estaba armando el Madrid de los Galácticos, le faltaba esa ficha, y no le importaba rascarse el bolsillo para traerlo desde Old Trafford hasta La Castellana.
Lo que no sabía David es que su esposa Victoria, exSpice girl, le diría algo así como:
¡Ok, honey! Pero yo no me muevo de Londres.
El matrimonio más famoso y mediático del Reino Unido se veía en dificultades, el futbolista estaba loco por vestir de blanco y la modelo/cantante/empresaria/celebrity quería seguir con su próspera y frenética actividad.
Además, ya había dos hijos muy pequeños en común y tenían una vida montada en Inglaterra, allí eran casi los reyes, incluso su vivienda era denominada Beckhimham Palace.
Como saben David Beckham fichó por el Real Madrid.
La presentación del inglés no se podía hacer en los salones habituales para estos asuntos del Santiago Bernabéu, la avalancha de peticiones para acreditarse de medios de comunicación obligó al Real Madrid a cambiar de escenario. Florentino lo presentó ante cientos de periodistas y reporteros gráficos en el Pabellón Raimundo Saporta.
Hasta ¡Hola! hizo un amplísimo reportaje fotográfico.
Florentino, que sabía de la importancia de la esposa, comenzó su intervención diciendo: «Querida Victoria, querido David...».
Beckham estaba dispuesto a hacer cualquier esfuerzo con tal de atender a su familia y cumplir su sueño futbolístico, así que que durante la primera temporada, 2003-04, siempre que el calendario de partidos lo permitía, el centrocampista entrenaba o jugaba con el equipo y volvía en su avión privado hasta Londres para dormir en casa.
Al día siguiente hacía el viaje en sentido contrario, y a la hora fijada por el club estaba a disposición del míster sobre el campo de entrenamiento.
Un primer año agotador en el que marcó en todas las competiciones en las que participó, Liga, Copa del Rey, Champions: 46 partidos, 7 goles.
Desde luego el amor lo puede todo.
David no tenía problemas para volar, ni para pagar el Jet.
Al año siguiente Victoria accedió a vivir parte de la semana en Madrid hasta que terminó el contrato su marido.
Ella nunca terminó de estar cómoda en España e incluso los medios de comunicación publicaron que la celebrity había dicho que «España huele a ajo» y que «aquí las cosas van más lentas». Se montó un buen revuelo y hubo una corriente de indignación patria.
Años después declaró que ella jamás dijo lo del ajo, pero que no se adaptó era una evidencia.
Bergkamp y Beckham dos grandes futbolistas: el primero no se subía al avión el otro se pasaba media vida volando.
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