Pedri, la batuta de una orquesta bien afinada
El canario sigue siendo la piedra angular de un conjunto rodado que parece inmune a los contratiempos en forma de lesiones
España sigue siendo una orquesta bien afinada, que más allá de los cambios obligados por las ausencias de algunos instrumentos principales y con más o ... menos puntería, como ante Georgia, continúa sonando a las mil maravillas. Buena explicación de esta fiabilidad colectiva reside en el rendimiento de Pedri, la piedra angular de una selección que por fin ha encontrado la mejor versión del centrocampista del Barça desde su emplazamiento en una pareja de mediocentros con la que, a la espera del mejor Rodri, el canario forma una sociedad ilimitada junto a Zubimendi.
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El de Tegueste desatascó un partido que parecía espeso por la dificultad para desarbolar el poblado entramado defensivo georgiano a través del penúltimo pase en la jugada del 1-0. Fue un destello de pura calidad técnica y visión de juego que encontró la incorporación de Le Normand en el corazón del área para que, finalmente, el central del Atlético, muy generoso, sirviese en bandeja el gol de Yéremy Pino.
Precisamente el atacante del Crystal Palace, canario como Pedri, elogiaba tras el partido del Martínez Valero el rol de su paisano: «Creo que en todos los partidos que he jugado con la selección la gente se rinde a Pedri. Es un jugador de calibre mundial y tenemos que estar muy orgullosos de tenerlo con nosotros».
Pedri no solo encontró la primera vía de agua en la muralla georgiana, sino que también sirvió el pase en profundidad con el que Ferran Torres forzó el penalti que pudo poner distancia de por medio antes del descanso si el propio atacante azulgrana no hubiera marrado el lanzamiento desde los once metros frente al especialista Mamardashvili.
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Y es que Pedri campó a sus anchas en un partido hecho a su medida, con una posesión infinita de España -hasta un demoledor 77% de control del balón- y sin apenas amenaza alguna de un rival que sumó 6 acciones de ataque por las 55 de España, no botó ni un solo saque de esquina frente a los diez de La Roja y completó 179 pases, un registro que contrasta con los 820 del combinado dirigido por Luis de la Fuente. España además acosó a su adversario con 24 disparos, 7 de ellos a puerta, y por contra solo recibió un tiro, en un duelo en el que solo la enorme actuación de Mamardashvili y la falta de puntería española impidieron una goleada muy contundente.
La consideración del centrocampista azulgrana como uno de los mejores, si no el mejor jugador del mundo en su posición, es ya prácticamente unánime, algo que refrenda el propio seleccionador español, De la Fuente, al que se le escapó una sonrisa de satisfacción cuando en la rueda de prensa posterior al partido se le pidió una valoración sobre la actuación de Pedri: «Un partido muy bueno, muy completo, muy serio... Ver a Pedri hacer alguna cosa mal es la noticia, porque hace casi todo bien de forma natural. Tiene un fútbol fluido, aporta control, hace sacar la mejor de sus versiones al resto de compañeros y desempeña esa función porque tiene alrededor futbolistas que le ayudan. Qué os voy a contar, excepcional futbolista», explicó el riojano, rendido en elogios a su batuta sobre el césped pero también al resto de una orquesta bien afinada.
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Oyarzabal, el 9
La sala de máquinas es probablemente la mayor virtud de una España que también va consolidando certezas en otras áreas. Es el caso de la delantera, esa posición que ha concentrado la mayoría de dudas sobre La Roja en los últimos años, pero que al fin parece tener dueño. Mikel Oyarzabal sigue engrosando sus números como internacional y confirmando su condición de 9 de España pese a tratarse de un jugador alejado de las características clásicas de un delantero al uso.
El juego de la selección española combina a la perfección con la capacidad asociativa y la inteligencia táctica del guipuzcoano, que suma cinco goles en los últimos seis partidos de La Roja, siempre como titular, y que además dejó una clara muestra de compromiso colectivo al ceder a Ferran el lanzamiento del penalti que pudo significar el 2-0 antes del descanso. En total, 18 dianas como internacional, que ya sitúan al capitán de la Real Sociedad en el puesto 15 entre los máximos goleadores históricos de la cuatro veces campeona de Europa.
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