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Bill Shankly.
Nunca caminarás solo

Nunca caminarás solo

JOSÉ ESTALELLA. Autor de 'Detrás del balón' y 'Además del balón, obras de las que se extraen estos relatos

Domingo, 4 de septiembre 2022, 17:36

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Uno de los equipos más temidos en los sorteos de la Champions League es el Liverpool FC. Pero no siempre fue así. En los 130 años de vida que ya cumplió el club no todo fueron éxitos. Desde su fundación en 1892 hasta casi la mitad de los años sesenta del siglo XX, las copas entraban a cuentagotas en las vitrinas, incluso sufrió algunos descensos. A finales de los cincuenta el club llevaba ya unos años transitando por la irrelevancia, y, por supuesto, con escasas opciones de levantar trofeo alguno. Su aspiración era salir de la Second Division inmediatamente.

Para eso los directivos contrataron en la temporada 1959-60 a un exfutbolista escocés metido a entrenador, nada fuera de lo normal, de nombre William -Bill- Shankly.

Esa decisión cambiaría la historia del club.

Con una personalidad arrolladora apenas tardó unos días en poner práctica las ideas que le bullían en la cabeza.

El escocés tenía muy claro lo que debía hacer, no le temblaba el pulso. Su primera decisión fue sustituir a 24 jugadores del plantel. Una medida drástica para empezar. En 1962 logró ascender y dos años después ganó el campeonato de la First Division -tras 17 temporadas en blanco-, y, en 1965 obtuvo su primera FA Cup.

Salvo para la hinchada del Everton FC, el archirival de la ciudad, todo era felicidad en la ciudad portuaria al noroeste de Inglaterra. Por aquellos años también empezaba a destacar un grupo de la ciudad que cambiarían la música moderna para siempre: en agosto de 1963 The Beatles publicó el single She loves you que vendió, en 4 semanas, 750.000 copias, y fue el primer disco en la historia del Reino Unido en vender un millón de copias.

Liverpool estaba de moda.

John, Paul, Ringo y George le ponían la banda sonora a aquellos años de felicidad y Shankly y sus muchachos se encargaban de montar la fiesta.

Quedó claro que la apuesta de los dirigentes no era equivocada.

Shankly era el hombre adecuado para entrenar al Liverpool FC. En pocos años había logrado colocarlo en el sitio en donde se pelea por los títulos.

Pero Bill no se conformaba con eso, no era suficiente ser uno más en el pelotón, que con cierta frecuencia levantaba un trofeo, su sueño era convertir al Liverpool FC en un club temido, favorito siempre y finalmente ganador.

Y se puso a la tarea. Shankly lo cambió todo, con la fortaleza que proporciona el éxito de sus decisiones se hizo el amo y señor del club. Se hacía lo que él decía, no se movía una silla sin consultarle.

Incluso modificó la equipación, hasta su llegada jugaban con camiseta roja y pantalones y medias blancas.

Un día llegó con unos pantalones rojos y se los hizo probar al capitán. «Ahora das miedo, pareces un diablo», vestiremos todo de rojo. Y, desde entonces, esa es la vestimenta.

El debut del «todo rojo» fue en la segunda ronda de la Copa de Europa de 1964/65 ante el Anderlecht de Bélgica. Con un éxito irrefutable: 3-0 en Anfield Road y 0-1 en el continente.

También fue él quien hizo colocar en las escaleras por las que se accede al campo desde los vestuarios el cartel que reza 'This is Anfield' coronado con el escudo del club. Argumentaba que era para recordar a sus jugadores la camiseta que defendían e infundir temor a los adversarios advirtiendo que aquel no era un estadio cualquiera.

Shankly metía la nariz en todo, ya ven, el color de la equipación, el cartel de acceso al campo... Incluso en lo que cantaba la grada.

Pero volvamos a 1963. Al tiempo que The Beatles triunfaban llegó a oídos del entrenador una canción de The Pacemakers, versionaban la pieza final del musical 'Carousel' -estrenado en Broadway en 1945-. El libreto relata una tragedia y no tiene un final feliz pero la canción con la que finaliza inspira e insufla ánimos por más que las cosas se pongan feas, la última estrofa de la melodía con la que termina la obra dice literalmente: «Camina con esperanza en tu corazón y nunca caminarás solo». ¿Les suena verdad?

Shankly supo ver el potencial que tenía aquella letra y promovió que los hinchas la cantaran, rápidamente la afición la adoptó como himno. Convirtiéndose, con el paso de los años, en un signo de identidad del club. El Liverpool desde entonces quedó ligado para siempre al 'You´ll never walk alone'.

Tal fue el calado de la decisión de Shankly que desde 1992 forma parte del escudo del club, más de diez años después de que Bill abandonara este mundo.

Todas estas acciones tuvieron mucha importancia en la historia del club, pero la que produjo mayor transformación fue la de crear 'The boot room'.

Shankly convirtió un almacén de botas, en las entrañas del estadio, en el lugar donde se reunían los entrenadores y en el que se ponían en común tácticas, fichajes y todo lo que tenía que ver con el presente y el futuro del equipo. La entrada estaba restringida, solo podían acceder los miembros del equipo técnico.

Los colaboradores y luego sustitutos de Shankly, que se retiró en 1974 tras dirigir 783 partidos, Bob Paisley y Joe Fagan salieron de ahí, de esa habitación en la que se hablaba solo de fútbol con unas pintas de cerveza en la mano. El mobiliario eran una pizarra y unas sillas, también había unas viejas cajas de madera apiladas por allí. La ausencia de lujo era evidente. Era un lugar sagrado. Allí nació 'The Liverpool way'.

Shankly también era un hombre muy locuaz y dejó algunas perlas para la historia del fútbol, como el día que le preguntaron por la alineación que iba a oponer al AC Milan en las semifinales de Copa de Europa de 1964/65, la respuesta no tiene desperdicio: «Si por mí fuera, al Milan no le diría ni el lugar ni la hora del partido así que imagine si le voy a dar pistas sobre la alineación».

Estaba tan identificado con The Reds que, en las declaraciones sobre el Everton FC, se permitía algunas licencias realmente crueles y faltonas:

«El Everton juega tan mal, que si lo hicieran en el jardín de mi casa correría las cortinas para no verles».

«La ciudad de Liverpool tiene dos grandes equipos: el Liverpool, y los reservas del Liverpool».

«Cuando estoy desanimado miro en la clasificación qué lugar ocupa el Everton y se me pasa».

Los sucesores no le fueron a la zaga, imbuidos por 'The Liverpool way', continuaron con la obra.

Primero Paisley y luego Fagan, ambos con personalidades muy acusadas y las cosas claras: vencer y que sus muchachos se dejaran la piel en el campo.

Shankly hizo fuerte al equipo en las islas y además ganó una Copa de la UEFA. Los colaboradores y continuadores aprovecharon los cimientos que dejó su mentor para ir a por el premio gordo, la Copa de Europa.

Paisley la ganó tres veces: Roma 77, Londres 78 y París 81 en los 9 años que estuvo al frente del equipo.

Como Shankly, ambos eran gente directa, no se andaban con rodeos, no perdían el tiempo buscando eufemismos, lo que tenían que decir lo decían y punto.

La final de París en 1981 contra el Real Madrid la resolvió Alan Kennedy con un solitario gol. El lateral izquierdo, que tocó la gloria esa noche, fue uno de los que vivió en carne propia nada más llegar cómo se las gastaban en el vestuario, sobre todo el míster Paisley.

Alan Kennedy empezó en la primera inglesa con el Newcastle y sus buenas actuaciones le llevaron a fichar por el Liverpool.

Debuta con los de Anfield Road en agosto de 1978 contra el Queens Park Rangers, con una derrota por 2-1 y una actuación algo decepcionante. Concedió algunos córners evitables y no estuvo muy afortunado en la marca. Al llegar al vestuario Paisley se dirigió a él nada más entrar, y en alta voz le dijo: «¡Usted! ¿cómo se llama?». «Alan, señor», respondió. Paisley le aprieta y pregunta: «

¿De apellido?». «Kennedy», respondió el lateral izquierdo. El entrenador se queda muy serio mirándolo y suelta: «¡Mierda, le pegaron el tiro al Kennedy equivocado!».

Espabiló el joven lateral que además del gol de París 81 también marcó en la tanda de penaltis en Roma84 con victoria inglesa.

El día que el Liverpool ganó su primera Copa de Europa, Roma1977, Paisley dejó una frase para la historia.

Por aquellos tiempos las aficiones inglesas que acompañaban a sus equipos eran el terror de las ciudades que visitaban y tenían fama de beberse El Nilo, más aún si el resultado era favorable. Casi terminando los festejos sobre el césped del Estadio Olímpico de Roma se le acercó un periodista y le preguntó si se tomaría unos tragos para celebrarlo.

«Yo no quiero tomar una copa, porque quiero saborear cada momento. El Papa y yo seremos dos de las pocas personas sobrias en Roma esta noche».

Cuando Paisley se retiró, los dirigentes nombraron a Joe Fagan primer entrenador. En su primera temporada 1983-84 ganó la First Division, la Copa de Europa y la League Cup -ahora Carabao Cup-.

Decían de él que era más del Liverpool que el 'Liver bird', el pájaro que aparece en el escudo del club.

Al año siguiente repitió final europea contra la Juventus de Turín, esta vez perdió el partido, pero lo que más le dolió fue lo que ocurrió en las gradas de aquel estadio de Bruselas. Lo de menos era la derrota: las 39 vidas que allí quedaron y las familias rotas para siempre le marcaron y afectaron a su carácter. Decidió dejar de entrenar, aunque siempre estuvo disponible para dar su opinión a la directiva cuando ésta lo solicitaba.

Estas últimas temporadas nos ha devuelto un Liverpool que lucha por los títulos domésticos y los europeos, como si hubieran recuperado parte del «The Liverpool way», bajo la dirección del alemán Jürgen Klopp, que, al igual que Shankly, tiene una singular personalidad y ha logrado una unión sin fisuras con la grada de Anfield.

La admiración al trabajo de Shankly llevó al club a erigir una estatua en su recuerdo que está situada en el exterior de Anfield Road junto al acceso de la grada más popular y bullanguera: 'The Kop'.

Reflejando el agradecimiento eterno y el reconocimiento a su figura para las generaciones venideras. «He made the people happy». Traducido: Él hizo feliz a la gente. Para alguien que dedicó gran parte de su vida a ese club: ¿Se puede pedir algo más a la vida que ser recordado así?

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