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El diario inglés The Guardian con la foto de David Yarrow en México' 86.
Mi mejor disparo

Mi mejor disparo

Autor de 'Detrás del balón' y 'Además del balón, obras de las que se extraen estos relatos

Jose Estalella Limiñana

Las Palmas de Gran Canaria

Domingo, 30 de octubre 2022, 18:53

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En 1986 David Yarrow tenía 20 años, estudiaba Economía en la Universidad de Edimburgo. Fanático del fútbol, pensó que era el momento de vivir la experiencia de un Mundial. Tenía otra afición, la fotografía. Esa sería la llave para abrir la puerta de los estadios del mundial de México´86.

Para costearse el viaje y asegurarse la entrada a los partidos se ofreció como reportero gráfico al periódico Glasgow Times. Aún hoy es un misterio como el diario escocés terminó acreditándole ante la FIFA.

Yarrow era un aficionado, su trabajo fotográfico era el de un «amateur» pero estaba donde quería y solo tenía que ocuparse de retratar algunos momentos del partido, nada extraordinario ni complicado.

Según sus palabras las mejores fotos de los jugadores las sacaba durante la interpretación de los himnos, no les digo más sobre la calidad de su trabajo y la percepción que él mismo tenía.

Evidentemente tenía la obligación de cubrir los partidos de Escocia, el cometido era ese. En ellos se colocaba detrás de la portería en la que atacaban los británicos.

Álex Ferguson -izquierda-.
Álex Ferguson -izquierda-.

Escocia, dirigida por Alex Ferguson -aún no era Sir-, cayó en un grupo fuerte, los dos primeros partidos finalizaron con derrotas ante Dinamarca y Alemania. Dos partidos cero puntos.

Con pocas acciones de ataque de su selección el trabajo no se le acumulaba al joven David. Las fotos eran escasas, sus jefes no tenían elementos de juicio para valorar su trabajo.

El tercer partido de Escocia contra Uruguay era decisivo, solo les valía ganar para pasar como terceros, a los sudamericanos les valía el empate.

El partido despertó todo el interés en Escocia, allí todo el mundo estaba pegado al televisor -era el evento del día, del mes, del año- los jefes del Glasgow Times también estaban delante de la tele.

La cosa empieza bien, no se llevaba un minuto de juego y el pelirrojo y habilidoso extremo Gordon Strachan controla el balón en el centro del campo de espaldas a la portería contraria, el uruguayo José Batista, para ir «avisando de que la cosa iba en serio», le hace un «tackle» por detrás, el árbitro no duda, roja. El 6 de Uruguay a la caseta.

Récord de velocidad en sacar una roja en un Mundial, aún no se ha superado.

Enzo «el príncipe» Francescoli y sus compañeros rodean al árbitro intentando -infructuosamente- que revoque la decisión, imposible, la tarjeta ya está sacada.

Enzo Francescoli.
Enzo Francescoli.

Batista llega al vestuario y el utillero que andaba recogiendo y ordenando las prendas del calentamiento -y que sabía que Batista era titular-, sorprendido al verlo llegar le pregunta:

¿Qué «hacés» acá abajo?

Batista responde: me expulsaron.

El utillero -asombrado- replica:

¡Pero sí aún no sonaron los himnos !, ¡¿qué hiciste?!

«Me llevé» al pelirrojo por delante, el «referí» es un pelotudo. No toqué balón, pero no era para tanto» -se excusó el 6 de Uruguay-.

Mientras Batista se explicaba en el vestuario, en el campo al extremo escocés le costaba recuperarse, entraron las asistencias y se levantó con una cojera muy evidente.

A pesar de tener a uno de sus mejores hombres en malas condiciones el partido pintaba inmejorable para Escocia -que se presentó con la tradicional camiseta azul y un pantalón como para ir a la piscina, blanco atravesado por una gruesa línea azul marino-.

Once contra diez y todo el partido por delante, un sueño hecho realidad para cualquier aficionado «scottish».

Los de Ferguson apretaron, se volcaron sobre el área sudamericana y ahí se destapó «el fraude» de David Yarrow.

En una de las aproximaciones por el flanco derecho escocés el extremo mete un balón raso al área pequeña, nadie acierta a tocarla y cuando llega al segundo palo Stephen Nicol remata solo, el portero uruguayo, Fernando Alvez, se lanza y la saca en la línea. Un paradón. Como la de Casillas al Sevilla hace unos años.

Momento de la expulsión de José Batista en el encuentro entre Uruguay y Escocia.
Momento de la expulsión de José Batista en el encuentro entre Uruguay y Escocia.

En la repetición, desde otro ángulo, se observa como Nicol al ver que le paran el gol hecho se lleva las manos a la cabeza, al costado de la portería repite el gesto el reportero David Yarrow, como si fuera un espejo del delantero, con su cámara al cuello y por supuesto ajeno al trabajo que se le había encomendado.

En la redacción del Glasgow Times descubren, en ese momento, que el muchacho al que habían acreditado para el mundial no estaba allí para hacer el trabajo de reportero «como Dios manda», era un simple aficionado a pie de campo.

El partido seguía con 0-0, Escocia lo intentaba, Uruguay dejaba pasar el tiempo. Los nervios fueron apareciendo en la hinchada del país del destilado de malta.

El resultado final fue el marcador inicial y Uruguay pasó a octavos para medirse con Argentina.

Escocia hizo las maletas y volvió a casa.

Los periodistas escoceses volvieron con su selección, allí ya no había nada que contar para sus intereses. La trayectoria mundialista había llegado a su fin y de manera decepcionante. Pero nuestro joven fotógrafo decidió prolongar su estancia en México y no se subió al avión de vuelta con la comitiva oficial.

Se quedó para hacer turismo, en realidad era su objetivo desde el principio.

Mientras David andaba por tierras americanas la Copa del Mundo proseguía con partidos para la historia como la victoria de Argentina sobre sus vecinos ingleses, los cuatro goles de Butragueño a Dinamarca, los cuartos de final del Francia- Brasil y la semifinal Alemania-Francia.

Emilio Butragueño.
Emilio Butragueño.

Se desconoce si David asistió a alguno de ellos, carece de importancia ahora.

En los días previos a la final, David conoció la existencia de una norma de la FIFA que permite que todos los equipos participantes en el Mundial pueden acreditar un fotógrafo en ese partido, como nuestro joven reportero era el único escocés que aún estaba en México no tuvo problemas para que le fuera concedida la acreditación.

El 29 de junio de 1986, David se presentó en el Estadio Azteca a las 6 de la mañana, seis horas antes del inicio de la final. No quería perderse un solo segundo.

A cambio de una botella de scottish whisky -of course- convenció a uno de los hombres que vigilaba que nadie entrase al campo para que le dejase pisar el césped y darse un paseo sobre la alfombra verde.

Y allí se vio, paseando por el área, dejando su huella en las gotas de rocío que la humedad de la noche había dejado sobre la hierba.

Se volvió, observó sus pisadas y entonces recordó la cita de Mark Twain:

«Los dos días más importantes de tu vida son el día que naciste y el día que descubres por qué».

Soy un tío con suerte lo he descubierto con 20 años -se dijo-.

Asistió al partido en la misma portería que el Tata Brown hizo el 1-0 y los dos de Alemania para empatar momentáneamente. David sin saberlo estaba muy cerca de Roberto Cejas. (Golpes de suerte Canarias 7 del 4 de julio de 2022)

Al terminar el partido los eufóricos aficionados argentinos saltaron al campo, entre ellos Roberto Cejas.

En una fracción de segundo David tuvo que decidir si adentrarse en el campo con la cámara preparada con teleobjetivo -para hacer fotos de lejos- o la que tenía lente de gran angular -para jugadas de cerca-. Escogió la segunda, a sabiendas de que para utilizarla tendría que acercarse mucho a los protagonistas, con la dificultad que eso conllevaba pues había sido testigo de la invasión de campo por la hinchada argentina.

Con la cámara de gran angular corrió al tumulto, y abandonó a su suerte el resto del equipo fotográfico junto a la portería.

Se acercó cuanto pudo, y cuando creyó estar cerca levantó su cámara, enfocó por donde creía que estaban los jugadores, en ese momento Roberto Cejas levantó a Diego.

David pulsó el disparador, tiró todo el carrete hasta que la máquina le dijo basta.

Se volvió a la portería, allí encontró todo el material -sorprendido de que nadie se lo hubiera llevado- y se fue a revelar las fotos, pensando que algo tendría.

Roberto Cejas levantó a Maradona.
Roberto Cejas levantó a Maradona.

En el cuarto de revelado descubrió que la tenía, ¡Vaya sí la tenía!, en su negativo estaba «LA FOTO».

Maradona mirándole fijamente por encima de un mar de reporteros infinitamente más profesionales que él, pero Diego solo le miraba a él.

La envió a sus jefes y la publicaron al día siguiente en gran formato.

Los financiadores de aquel viaje tuvieron que reconocer que el dinero invertido en las «vacaciones» del muchacho no había caído en saco roto, hicieron una buena recaudación revendiéndola a otros diarios.

David Yarrow estuvo en el momento preciso en el sitio exacto, pero a esta combinación de factores hay que añadirle perseverancia -ni se volvió a su país ni se saltó la final haciendo turismo- y algo de estrategia -eligió la cámara correcta y se buscó un buen sitio-.

Demostrando que en la vida hay que tener un pelo de suerte acompañado de una melena de trabajo.

Como podrán suponer esa foto le cambió la vida.

Yarrow, con ese espaldarazo, pudo convertir su afición por la fotografía en su profesión y se especializó en retratar animales salvajes.

Muchos años después, el 6 de junio de 2021, el diario inglés The Guardian reutilizó «la foto» para ilustrar una entrevista con él.

Mr. Yarrow no tiene reparos en reconocer que tras más de treinta y cinco años, todo el globo terráqueo recorrido y miles de disparos con sus cámaras de retratar ese es:

«my best shot».

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