Rashford busca redimir sus pecados
El inglés llega al Barça después de ser ídolo y villano en Mánchester a partes iguales
Daniel Panero
Lunes, 21 de julio 2025, 10:34
A falta solo de hacerse oficial, Marcus Rashford es nuevo jugador del Barça y con él llega a la Ciudad Condal un futbolista capaz ... de generar todo tipo de sensaciones. En apenas unos años pasó de ser el relevo natural de Cristiano Ronaldo e ídolo de toda una ciudad como Mánchester a un villano que tuvo incluso que salir por la puerta de atrás del club de su vida. Así es Rashford, un atacante capaz de lo mejor y de lo peor y una persona marcada por sus orígenes, a los que nunca ha dejado atrás pese a ser una de las estrellas de la Premier League.
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Y es que hablar de Rashford es hacerlo de las áreas de Whytenshave y Withington, dos de las zonas más desfavorecidas de Mánchester. Allí creció, se benefició de las subvenciones que el gobierno ofrecía cuando era niño en vales de comida y fraguó un carácter solidario que no olvidó cuando se convirtió en una estrella de la Premier League.
Así, durante la pandemia de la covid 19, plantó cara a Boris Johnson cuando el primer ministro británico decidió que era hora de dar un tijeretazo a esas ayudas y ahorrar 140 millones de euros de los presupuestos. Rashford le escribió de su puño y letra y lideró un movimiento que acabó con el plan de Johnson. «Siempre dije que si alguna vez en mi vida estaba en situación de marcar las diferencias, no dudaría en hacerlo. Esta ha sido mi oportunidad», declaró. Por entonces, tenía apenas 22 años y sobre él estaba la responsabilidad de un club ávido de referentes tras la marcha de iconos como Ferguson, Scholes, Giggs o Cristiano Ronaldo.
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Parecía una quimera que un futbolista de apenas 22 años pudiera cargar con la responsabilidad de un club como el Manchester United, una máquina planetaria de generar ingresos, pero también de destruirlos con inversiones tan dudosas como las que estaba llevando a cabo. Mientras los 'red devils' gastaban 84 millones de euros en Lukaku, 59 en Fred, 87 en Maguire o 55 en Wan-Bissaka, todos los ojos miraban al canterano, el único que parecía dispuesto a sostener a un club a la deriva. No se puede culpar a la afición de Old Trafford. Rashford debutó de la mano de Louis Van Gaal en 2016, cuando apenas tenía 18 años, y lo hizo con dos goles salvadores que le generaron un aura que pocos tenían en aquel equipo.
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Desde entonces tuvo todos los focos sobre él. Quemó etapas a un ritmo vertiginoso, heredó el 10 del United, marcó en su debut con Inglaterra y, en plena efervescencia, todo se vino abajo. Hay momentos que marcan toda una carrera deportiva y quizá el verano de 2021 fue clave para que Rashford poco a poco bajara del pedestal. Falló en la tanda de penaltis de la final de la Eurocopa jugada en Wembley contra Italia y un sector del país le estaba esperando. Su mural en Withington fue vandalizado, se amontonaron las críticas en redes sociales y él nunca volvió a ser el mismo.
Los demonios de Rashford
De poco sirvieron las muestras de cariño que recibió como compensación. Rashford perdió la confianza y entró en una espiral autodestructiva que solo sirvió para alimentar a los tabloides británicos. Fue suspendido de sueldo tras ser visto ebrio en Belfast después de que el club alegara que estaba enfermo, posó sin saberlo con un asesino condenado como el rapero Jake Fahri y de la noche a la mañana pasó de ser un ídolo a estar en entredicho en su propia casa.
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Esos pecados provocaron que pasara a un segundo escalón en el Manchester United y a que acabara teniendo encontronazos con Erik Ten Hag, el técnico que definitivamente acabó dándole un toque de atención. «No puedes rendir cuando tu estilo de vida no es el adecuado», dijo el neerlandés, algo parecido a lo que aseguró Amorim cuando le sucedió en el banquillo de Old Trafford. «Si pudiera, convocaría antes al entrenador de porteros. Siempre es el mismo motivo, el entrenamiento. Es cada día, cada detalle. Si las cosas no cambian, yo no cambiaré», afirmó el luso.
Esos pecados están todavía en la mochila de un Rashford que busca un nuevo punto de inflexión en Barcelona. Flick sabe de su potencial y espera espantar unos demonios que han paralizado a una las joyas del fútbol inglés.
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