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Las publicidades en las camisetas de fútbol comenzaron a proliferar en los setenta... Y hasta hoy. Ilustraciones de Rodrigo Saldaña
La bebida que cambió el fútbol

La bebida que cambió el fútbol

JOSÉ ESTALELLA. Autor de 'Detrás del balón' y 'Además del balón, obras de las que se extraen estos relatos

Domingo, 17 de julio 2022, 17:38

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Ahora nos parece normal que en las camisetas de los equipos aparezca una marca comercial, pero hasta 1973 ningún equipo lucía publicidad en su equipación. Todo comenzó en Alemania. La directiva del Eintracht de Brunswick llegó a un acuerdo con la marca de licores de la zona para publicitarse en sus camisetas, la bebida es la muy conocida Jagërmeister, un destilado de 56 hierbas con alta graduación alcohólica.

Evidentemente hubo un gran debate en el seno del club de la Baja Sajonia sobre lo que algunos calificaron de «sacrilegio». A la vista del revuelo la directiva decidió someterlo a votación, ganó la publicidad, 125 votos a favor por 7 en contra.

Se dejaron seducir por el salvavidas que suponía esa inesperada fuente de ingresos desconocida hasta la fecha, y la única posibilidad que tenía el club para sobrevivir. Influyó seguro que dos años antes, en 1971, el club había sido sancionado por amaño de partidos y ahora estaban prácticamente en bancarrota.

La aparición de la marca del ciervo salvó a Los Leones, como así se les conoce.

El primer contrato de patrocinio se valoró en 100.000 DM, al cambio 28.000 euros. El club tuvo dificultades con la Federación Alemana de Fútbol (DFB) que inicialmente recelaba de la desconocida situación, pero finalmente permitió el acuerdo.

De esta manera el fútbol descubrió lo que en España se llamó 'ingresos atípicos', que eran aquellos que no provenían de la venta de entradas ni de las quinielas.

El contrato de patrocinio permitió al Eintracht fichar de vuelta a Alemania a Paul Breitner, en la temporada 1977-78, que estaba jugando en el Real Madrid.

Curioso que un futbolista de ideas de izquierda, comunista maoísta, fichara por el club que inició la revolución capitalista del fútbol. ¡ Cosas veredes!

Antes de la repatriación de Breitner, en la temporada 1973/74, varios clubes siguieron la estela del Eintracht de Brunswick y cerraron contratos de patrocinio, Hamburgo SV con Campari, Eintracht de Frankfurt con Remington, Fortuna Düsseldorf con Allkauf, y Duisburgo con Brian Scott.

El todopoderoso Bayern de Munich, por su parte, amplió el tamaño del nombre de su marca de equipaje, una camiseta que se convirtió en estandarte de Adidas. Rojo sangre con el Adidas en el pecho.

En Inglaterra el asunto fue un poco más complicado.

En 1976, un modesto club, el Kettering Town FC, de la séptima división, llegó a un acuerdo con la firma de neumáticos local Kettering Tyres y lució durante varios encuentros su nombre en el pecho.

La Federación Inglesa, avisada del asunto, les conminó a retirarla. El club se defendió indicando que en sus camisetas figuraba 'Kettering T' y que la T correspondía a Town, nombre del club.

Las fotografías de las crónicas de los partidos no dejaban lugar a dudas, Tyres y no T, a secas, como pretendían hacer creer los dirigentes es lo que aparecía en las camisetas.

La Federación inglesa no se echó atrás y sancionó con 1.000 libras al equipo, que retiró la publicidad de sus camisetas para evitar ser sancionado nuevamente y tener problemas con la Federación. Pero, para siempre, serán los pioneros.

Tres años más tarde, en 1979, el Liverpool FC lució en sus camisetas el primero de sus patrocinadores, Hitachi, y aunque no fueron los primeros tuvo una gran repercusión, todos los equipos siguieron su estela, era una fuente de ingresos a la que no podían renunciar si querían competir con los de Anfield Road.

En España el primer equipo en lucir publicidad en sus camisetas fue el Racing de Santander en la temporada 1981/82. Se presentó en el Santiago Bernabéu, el 27 de diciembre de 1981, con su patrocinador Teka en el pecho.

Curiosamente Teka, a partir de la temporada 1992/93, sería durante muchos años patrocinador del Real Madrid.

Aunque realmente fue la competencia la que debutó en el pecho de los jugadores merengues, Zanussi, en la temporada 1983/84.

La publicidad de Zanussi también estaba presente en la ropa de entrenamiento del equipo merengue. Un día Alfredo Di Stefano, entrenador del Real Madrid, quiso llamar la atención de una manera muy particular a Juanito durante un entrenamiento.

En opinión del míster, Juanito no estaba esforzándose con la intensidad suficiente, y Di Stefano le gritó:

«-Ché Juan, ¿le pesa la lavadora o qué?».

El Celtic y la profanación

A los que les costó mucho poner cualquier cosa en la camiseta fue a los escoceses del Celtic de Glasgow, blanquiverde de rayas horizontales, en recuerdo a su vinculación con Irlanda.

El Celtic fue el primer campeón británico de la Copa de Europa, en la edición de 1967, y lo hizo sin número en la espalda, solo en los pantalones, así también ganó la Intercontinental.

La ausencia de número en la camiseta obedecía a la creencia de que la manchaba, así que para identificarse llevaban el número en los pantalones -por delante y por detrás-.

Llevaban jugando así desde su fundación en 1887.

Esta tradición se mantuvo hasta 1975, año en el que la UEFA obligó a llevar el número en la camiseta para participar en competiciones europeas.

La Scottish FA mantuvo el permiso en la competición doméstica, pero en 1994, un árbitro mostró tarjeta amarilla a un jugador, y en el acta consignó otro número.

Preguntado por ello respondió que al no llevar los números visibles en la camiseta se había confundido.

Ese error del árbitro llevó a la Scottish FA a entrar de lleno en el asunto, modificó la norma y obligó a todos los equipos a insertar el número en la camiseta.

Se armó un buen revuelo, pero la Federación se mantuvo inflexible y el Celtic tuvo que renunciar a su tradición de camiseta sin número, no sin antes porfiarle a la Federación su decisión.

Estaban que trinaban los católicos con esta decisión. Tiraron de picardía para estirar aún más la tradición.

En el primer partido, con la norma en vigor, el Celtic se presentó con el número en la camiseta cumpliendo la norma, pero con un matiz, estaba en la manga y no en la espalda.

El Celtic aplicó, de manera literal, el texto legal «el número del jugador debe estar impreso en la camiseta». ¡Y ahí estaba!

Los dirigentes de la Scottish FA al ver la escapatoria que había buscado el Celtic se vieron obligados a precisar.

Para el siguiente partido precisó la norma, «el número debe estar en la espalda», y ya el Celtic no tuvo escapatoria, tuvo que manchar su camiseta con el número de cada jugador.

Ya ven, para los directivos del Eintracht de Brunswick poner el dibujo del ciervo supuso la salvación.

Pero para los del Celtic de Glasgow imprimir los números en su verdiblanca camiseta, una profanación.

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