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Sus tres historias figuran en el Olimpo del deporte canario. Ni necesitan presentación ni procede atendiendo a su fama, hoja de méritos y múltiples reconocimientos en sus respectivas disciplinas. Qué decir de Carla Suárez en el circuito del tenis mundial, ahora ya retirada pero siempre referente y más por su historia de superación tras vencer al cáncer y volver a las pistas antes de decir adiós. También es incuestionable la influencia y trascendencia de Carmelo Cabrera en el baloncesto, primer embajador de la escuela isleña con un ciclo dorado en el Real Madrid y la selección española que le instaló, por siempre, en la categoría de leyenda. Y no es menos Marta Mangué, del barrio teldense de Las Remudas al mundo gracias a sus extraordinarias condiciones en el balonmano y que la han elevado a los altares, medallas en Olimpiadas, Mundiales y Europeos de por medio e infinidad de títulos en el camino. Sigue al pie del cañón abanderando a su Rocasa del corazón y dando un ejemplo impecable de longevidad y valores.
Pocas voces más autorizadas que las de Carla, Carmelo y Marta, siempre reconocibles para el aficionado, para obtener pistas de la proyección que seguirá el deporte profesional en los próximos años. Cuarenta cumple CANARIAS7 y, con motivo de este aniversario, los tres dan su receta para que, dentro de unas décadas, los eventos sigan haciendo vibrar a la gente. La reciente pandemia de la covid-19, que paralizó calendarios y vació estadios y recintos, constató el valor social del deporte como elemento recreativo, dinamizador e integrador, por encima de su incuestionable impacto económico con la industria que genera, por lo que conviene que sus protagonistas participen o, al menos, se hagan escuchar, para salvaguardar el futuro y allanar un porvenir a la cantera que asegure el siempre imprescindible relevo generacional.
«Hay que ver al deportista como una persona. Porque no siempre es así. La configuración de los calendarios rara vez tiene en cuenta la necesidad de descanso y entrenamientos que se requieren. Yo lo viví durante toda mi carrera. Muchas veces despertaba en un sitio que ni sabía por la cantidad de viajes que se concentraban en un corto espacio de tiempo. Pido coherencia y sensatez por parte de federaciones, organismos y responsables, no solo del tenis, también del resto de disciplinas, para que se facilite el espectáculo desde una medida tan sencilla como respetar los tiempos y tener siempre presente los límites de la resistencia física de los deportistas», expone Carla ante la mirada cómplice de Carmelo y Marta, quienes coinciden plenamente en este planteamiento.
«Es una locura que, en una semana, los equipos deban afrontar tres o cuatro partidos con desplazamiento, por poner un ejemplo. Eso pasa y sigue pasando. Todos se quejan pero nada cambia y, además, se satura al espectador», tercia Cabrera. Y Mangué apunta: «Ha llegado el momento de que se tome en cuenta la opinión de los deportistas, que participen y sean escuchados porque se juega con la integridad de las personas. Acabas jugando con dolores, lesiones y en condiciones muy precarias. Y todo por atender a compromisos publicitarios o de marketing, pues muchas competiciones dependen de un patrocinador o se colocan en fechas específicas por intereses económicos, de televisión».
Carla retoma la palabra para hacer una petición ya más específica en relación al tenis: «Es inviable que los partidos se vayan a cuatro o cinco horas. Porque además del castigo físico que implica, salvo en muy determinados casos, nadie aguanta tanto tiempo presenciando una confrontación. Hay que cambiar las reglas y establecer otros mecanismos para agilizar el ritmo y desarrollo del juego».
«En baloncesto -al habla Carmelo- siempre he comentado la posibilidad de introducir canastas de más de tres puntos atendiendo a la distancia desde donde se efectúa el lanzamiento. O, incluso, variar las dimensiones actuales del perímetro. En la NBA ya se ha especulado y no estaría mal aplicar esa pequeña revolución que, en mi opinión, haría más atractivo y competitivo todo. Nada se pierde con probar».
Marta, siempre abanderada de la cantera, también pide, con vistas a lo que viene, una mayor atención por la base, una apuesta decidida en Canarias y en España por los que empiezan: «En mis años en Francia noté que estamos muy por detrás en lo que a balonmano se refiere. Allí es obligatorio, por ley, consignar parte del presupuesto a la formación, a instalaciones y técnicos para la cantera. Y así les va. Son potencias mundiales porque cuidan lo que tienen que cuidar. En España no tenemos esa mentalidad de mirar por el futuro, de sembrar. Ojalá se cambie de una vez la manera de estructurar los clubes aquí, de crear los proyectos sin pensar tanto en los resultados y en lo inmediato».
Los tres se congratulan de que las condiciones ambientales de Canarias «favorecen como en ninguna otra parte» la práctica deportiva, por lo que esperan que, a nivel regional, «siga floreciendo el talento que siempre hubo en los deportistas isleños».
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