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Una semana sin Ozzy Osbourne
Black Sabbatn ·
Birmingham dice adiós a los padres del heavy metal, pero queda como lugar de atracción para los fans del príncipe oscuroHa transcurrido una semana sin Ozzy Osbourne y las noticias se agolpan como si Black Sabbath no hubiera ofrecido el pasado domingo su concierto de ... despedida en Birmingham. Lo primero que sorprende es que el 'Príncipe de las Tinieblas' ya ha anunciado su regreso. O mejor, lo ha comunicado su mujer, Sharon, quien ha explicado que es muy posible un retorno a los escenarios en forma de holograma, de modo semejante al espectáculo de ABBA en Londres que sigue en cartel desde hace tres años. Otra noticia formidable es que el 'Back to the Beginning', la bajada de telón de los padres del heavy metal, generó 190 millones de euros, que han sido donados a dos hospitales infantiles y una organización dedicada a la investigación del Parkinson.
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Ozzy fue diagnosticado de esta enfermedad neurodegenerativa en 2020. El pasado febrero, confesó a una revista que ya era incapaz de caminar, pero había terminado por aceptar sus limitaciones: «A pesar de todas mis quejas, sigo vivo». Y se mostraba entusiasmado de poder compartir un ceremonial atronador de diez horas de duración con colegas de la altura de Metallica, Guns N'Roses o Slayer, además de grandes deudores del legado de Black Sabbath como Pantera, Mastodon, Tool o Ghost.
La música en general resulta terapéutica, pero el heavy metal especialmente es desestresante y, según algunos estudios psicológicos, conduce a un pensamiento más lógico. También resulta menos convencional en lo técnico. Si reúnes a cuatro fanáticos en un debate alrededor de un disco es posible que nunca puedas echarles de casa, ni aunque arrojes las cervezas por la ventana. Existe un vínculo llamado devoción. «Si no fuera por esos cuatro tipos, todavía estaríamos vagando en la oscuridad. Crearon un género, lo desarrollaron y lo convirtieron en diferentes cosas con el paso de los años, lo cual es completamente asombroso», resume el veterano James Hetflied, cantante de Metallica, sobre su admiración por los Black Sabbath. «El heavy metal me hizo amar la música», confesaba también Tom Morello, guitarrista de Rage Against The Machine que aceptó ser el director musical del 'Back to the Beginning' pese a sus evidentes dificultades técnicas y físicas,
En realidad, la despedida de los cuatro de Birmingham no fue un trayecto fácil. Ozzy Osbourne, Bill Ward, Tony Iommi y Geezer Butler no habían tocado juntos desde 2005. Los dos últimos sí lo habían hecho. Estaban más engrasados. Los primeros ensayos con Ward fueron temibles. sonando pesado en la batería. Iommi tampoco quería que Ozzy cantara un set de cinco canciones de su repertorio privado. Finalmente solo interpretaron juntos 'War Pigs', 'Iron Man', 'N.I.B.' y 'Paranoid'. Se impuso un ligero recorte ante el riesgo de que Osbourne perdiera fuelle.
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«Es hermoso y agridulce. Lloré en silencio cuando mis héroes cayeron sobre su espada mítica y mágica para despedirnos»
Billy Corgan
Smashing Pumpkins
Sin embargo, nada de eso es triste en esta banda. Genera la leyenda líquida de unos dioses. La necesaria épica del rock. Los miembros de Black Sabbath superan los setenta años y, como todos, acusan el desgaste del tiempo. Incluso resulta milagroso que ellos hayan sobrevivido a los excesos de la gloria del heavy metal. El rock deja cicatrices. Algunos de quienes pasaron por sus filas, como Ronnie James Dio, hace tiempo que se fueron,
Para Ozzy, pocas cosas han sido sencillas durante la larga preparación de su despedida. El diablo oscuro ha debido vencer su resistencia a aparecer sentado ante sus fans, un pánico que manifestaba en 2023 con crudeza al grito de «no volveré en silla de ruedas». También ha realizado un titánico entrenamiento en un gimnasio especial que ha construido junto a su mansión dotado de spa, tecnología y vistas a un lago artificial. Osbourne hubiera renunciado de haber perdido su voz la capacidad de ser identificable. En el estadio Villa Park sonó mayor, incluso frágil y lejana de su antaño caverna, pero demostró que es un tipo honesto. El esfuerzo de 'Mama, I'm Coming Home' todavía emociona.
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La ELO también se fue
«No es quien fue, pero nadie lo somos y sigue formando parte indispensable de nuestra memoria». Alan Jones, de 56 años, viajó expresamente desde Melbourne para asistir a la despedida de un grupo que le hizo descubrir «nuevas sensaciones en los años más voraces». Black Sabbath es eso: talento, memoria, laberintos, y recuerdos de cuando todos eramos indestructibles. Jones es una de las 45.000 personas que acudió al estadio del Aston Villa. Toca la guitarra en una banda aficionada de covers con la que recrea viejos éxitos de Rainbow y Deep Purple y otros más recientes de Airbourne o Tash Sultana. «Sin embargo, nunca he logrado dar con la fórmula magistral de los Sabbath que te hace repetir una y otra vez sus discos por mucho que surjan nuevas propuestas», explica.
«Más que música, hacían un sonido potente, fuerte y pesado que me conmovía el alma. Nos dieron un propósito en la vida»
James Hetfield
Metallica
En realidad, existe una amplísima generación que el 13 de febrero de 1970, viernes por más señas para los defensores del ocultismo, sufrió una voladura colectiva de cabeza. Vértigo/Philips publicaba su primer disco -aunque ya llevaban dos años en activo bajo el nombre de Earth- pese a su estruendo y el calificativo de grupo «satánico». Eran el perfecto híbrido de rock pesado, magnificiencia clásica, ecos de blues, jazz, acordes de quinta y siniestralismo. La oscuridad convertida en música. La gema de la noche. Un sonido novedoso y adictivo..
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Lo grabaron en dos días cuatro jóvenes de larga melena y crucifijos al cuello -hoy aquella indumentaria pasaría por la de una banda hippy emocristiana trasnochada- que, al margen de las tentaciones de la época, se lo tomaban muy en serio. Iomi indujo a los demás al camino del esfuerzo después de pasar un corto tiempo en Jethro Tull: «Aprendí que para triunfar hay que trabajar duro». Luego llegaron los excesos, los egos, el frenesí histriónico de Ozzy y otros muchos males frecuentes en el negocio.
Black Sabbath no fue la primera banda en sonar dura en la Gran Bretaña de hace medio siglo, callejera, febril y creativa. Pero sí la que supo crear un género nuevo dotado de atmósferas inquietantes, sonidos vibrantes y efectos como truenos, campanadas y el ruido de lluvia, que hacían a la gente levantar la aguja del tocadiscos. Hay detalles simples que generan poderosas leyendas. Una inmesa mayoría de jovenes vivía en aquel tiempo atraída por dos asuntos aparte del sexo: los ovnis y lo sobrenatural. Y ahí lo clavaron.
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«Es difícil ver las dificultades de Ozzy, pero en el concierto todos respetaban enormemente los desafíos que asumió»
Axl Rose
Guns N'Roses
Desde la primera portada de los Sabbath, la fotografía de la modelo Louisa Livingsone vestida con una túnica negra delante de las ruinas de un antiguo molino medieval a orillas del Támesis se transformó en icono del heavy. Era heavy y era una imagen diferente a la sexualidad femenina de las portadas del hard rock y el rock más melódico. Contaba un historia de terror. Y luego alguien hizo correr la voz de que aquella mujer no estaba allí cuando el fotógrafo Marcus Keef retrató el molino. Por si fueta poco, las letras confusas de Butler dieron pie a la leyenda de que era necesario escuchar las canciones al revés para que cobraran sentido.
De todo aquello han venido estas legiones de fans vestidos con parafernalia metalera que se han convertido en un paisaje cotidiano de Birmingham. Visitan el Villa Park y luego caminan unos metros hasta la casa natal de Ozzy. Se trata de un adosado cuyo dueño cuelga una camiseta del cantante en la ventana para ambientar los selfies.
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El adiós de Black Sabbath ha oscurecido el regreso de Oasis, la residencia de Coldplay en Wembley y hasta el concierto de Iron Maiden ante 75.000 personas en Londres. Pero lo más significativo es que, mientras tocaban en el Villa Park, en otro punto de la ciudad se despedía otro hijo de Birmingham: Jeff Lyne, fundador de la Electric Light Orchestra, longeva banda que dio nuevo sentido al pop sublimándolo en una fabulosa y desbordante aventura sónica. Hoy en Hyde Park, la ELO se despide como Black Sabbath: para siempre. O quiza no.
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