Rosa Escrig: «El teatro social no es una opción, es un compromiso con lo humano»
La directora de escena, que repone 'Polígono' en el Festival Tres Continentes de Agüimes, trabajará con vecinos en un nuevo proceso de dramaturgia
F.Z.
Las Palmas de Gran Canaria
Lunes, 6 de octubre 2025, 10:38
La 38º edición del Festival del Sur-Encuentro Teatral Tres Continentes repondrá en el marco de su programación el próximo día 16 de octubre, el montaje de Rosa Escrig 'Polígono', una de las indiscutibles sorpresas escénicas del año 2024 en Canarias. La obra citada de la directora, actriz, dramaturga y productora canaria se concibe como un interesante proyecto de teatro documento que ahora volverá a escenificarse sobre las tablas del Auditorio de Agüimes en una única función prevista a las 20.30 horas.
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Como señala Escrig, «es un honor y también una responsabilidad formar parte de la oferta del certamen de artes escénicas más antiguo de Canarias, de un festival con una línea de programación comprometida con la sociedad, con el pensamiento crítico y con el arte como herramienta de transformación. En un momento de tanta desconexión, de aislamiento individual, la palabra encuentro cobra una fuerza enorme».
La directora de la Escrig Producciones y autora del texto explica que el germen de 'Polígono' surgió de una investigación personal: «Me encontré con la tesis 'La isla interior' de Federico González Ramírez, y ya no hubo vuelta atrás. Me di cuenta de la falta de conocimiento que tenemos sobre la historia contemporánea de nuestras islas y de la necesidad de reactivar un relato vivo, construido desde las voces que habitan esos territorios y no desde una mirada estigmatizadora».
Marginalidad impuesta
La historia del polígono de Jinámar es la historia de los barrios de periferia que se construyen alrededor de las grandes ciudades en la España de finales de la década de 1970 cuyos habitantes llegaban a las capitales buscando mejores alternativas de progreso. Nacido como un plan de realojo para personas provenientes de diferentes barrios de Las Palmas de Gran Canaria, Telde y el Sahara, este polígono intermunicipal se convirtió pronto en símbolo de la marginalidad impuesta, del abandono institucional y del estigma social. Rosa Escrig llevó a cabo una profunda reflexión a la que invitó a los vecinos del mencionado polígono tras la que empezó a trabajar en la escritura de su dramaturgia.
«Lo más potente fue sentir la necesidad profunda de esos vecinos y vecinas de contar, de ser escuchados y de dar visibilidad a hombres y mujeres que lucharon contra un sistema injusto en las peores condiciones posibles y que, sin embargo, nunca aparecen en los relatos oficiales. Me parece que su ejemplo es fundamental en una sociedad como la nuestra, que vive anestesiada, y que solo parece manifestarse a través de stories en Instagram. Ellos sí se organizaron, sí ocuparon espacios, sí defendieron lo común. Y creo que necesitamos recuperar esa fuerza colectiva», afirma la dramaturga.
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Ese mismo espíritu será el que la directora y actriz canaria traslade en el transcurso de su participación en el Festival Tres Continentes, en el que se propone trabajar igualmente que lo hizo en Jinámar, con vecinos y vecinas de Arinaga en un proceso creativo compartido: «En 'Polígono' hay una escena en la que invitamos a un grupo de personas del propio municipio donde representamos la obra a participar como actores y actrices. Es una experiencia muy bonita y significativa, tanto para ellos como para el elenco. Ese tipo de procesos transforman la relación con el teatro: dejan de ser solo espectadores para convertirse en protagonistas de una historia que también les pertenece. Eso es lo que más me interesa de este tipo de encuentros».
La visión de Rosa Escrig del teatro comunitario rompe clichés. «Se sigue asociando a lo amateur o a lo educativo, pero yo defiendo que puede ser profesional y que debemos apostar por la excelencia sin perder el componente humano. Si entregas a un grupo un espacio digno, con profesionales y recursos, la entrega y la seriedad superan cualquier expectativa», apunta.
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Rosa Escrig lleva sobre los escenarios toda su vida. Ha pasado de actriz a directora movida por la necesidad de encontrar paz dentro del teatro. Aunque sobre las tablas sufría ataques de pánico y una ansiedad difícil de gestionar, nunca pudo alejarse de ese mundo que define como «una enfermedad crónica: soy 24/7 teatro». Esa etapa como intérprete, asegura, le ha otorgado una mirada periférica y una empatía especial hacia quienes hoy dirige, poniendo siempre el espectáculo al servicio del elenco y no de sí misma. Su salto a la dirección ha estado marcado por la falta de referentes femeninos en Canarias, donde los grandes nombres estaban ocupados por compañías consolidadas. «Nos costaba imaginar que también podíamos ocupar un espacio», reconoce. «Ahora vivo una etapa menos ambiciosa y más disfrutona, centrada en el proceso creativo», dice.
Entre sus próximos proyectos figura la residencia en la Sala Insular de Teatro, donde estrenará 'Con siete estrellas verdes. Docudrama de una actriz canaria' con las actrices Erika Farcy y María de Vigo, una pieza experimental que aborda la historia del MPAIAC y el trágico accidente de Los Rodeos. Y ya con la vista en 2026, prepara un estreno en el Teatro Cuyás, convencida de que el camino se abre poco a poco para las nuevas creadoras canarias.
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