El Rey siembra concordia en el congreso de la discordia
Felipe VI aporta una presencia balsámica y calma los ánimos en el turbulento congreso de la lengua de Arequipa
El Rey sembró concordia este miércoles en el congreso de la discordia. La presencia de Felipe VI en el X Congreso de la Lengua Española (CILE) de Arequipa resultó balsámica y aportó calma a las aguas turbulentas apelando al entendimiento y la colaboración. El encuentro, que debe ser la gran fiesta del español, se había tornado en los días anteriores un acre desencuentro marcado por la discordia. El Rey deseó que fuera «una conversación en torno a lo que une, no a lo que separa», haciendo además de nuestra lengua «un instrumento de progreso, entendimiento, prosperidad, paz y consenso».
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«Desde Arequipa, Perú, y en español, lanzamos al mundo un mensaje de concordia; en este 'buen idioma', que, en palabras de Andrés Bello, es un medio providencial de comunicación y un vínculo de fraternidad entre las varias naciones de origen español derramadas sobre los dos continentes», señaló don Felipe en su intervención en la solemne sesión inaugural del X CILE.
Para el conciliador monarca el congreso «nos habla de futuro: de cómo podemos dar a nuestra lengua un enfoque aún más estratégico, que nos ayude a proyectar nuestra voz sobre un panorama global incierto». «Es una valiosa lección en tiempos en que se oye hablar constantemente de competencia, de rivalidad, de desconexión, de resurgimiento de bloques… de intereses y no de cooperación», dijo el jefe del Estado.
Tanto la Real Academia de la Lengua (RAE) como el Instituto Cervantes agradecieron tácitamente el gesto del monarca, cuya presencia en Arequipa había estado en el aire hasta pocos días antes de la apertura del CILE y que refuerza la presencia internacional de España y del idioma que une a más de 600 millones de personas. «Esta reunión es, también –y más allá, incluso, de la lengua– un ejemplo de comunidad de valores: una conversación en torno a lo que une, no a lo que separa», se felicitó el Rey.
La solemne y maratoniana sesión se celebró en el Teatro Municipal de la ciudad natal de Mario Vargas Llosa, figura central del congreso que rinde homenaje al escritor, académico y premio Nobel de Literatura peruano español, fallecido el pasado abril y a quien don Felipe elogió con largueza.
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Para el Rey es «un gran honor» participar en la apertura del CILE «en la ciudad blanca donde Mario Vargas Llosa pasó su primer año de vida». Lo dijo horas después de visitar la casa familiar del Nobel, que «siendo un escritor ciudadano del mundo, nunca dejó de considerarse orgullosamente arequipeño».
La casa del idioma
«Es este un lugar idóneo para celebrar la lengua española. Porque nuestra lengua es para nosotros, los hispanohablantes, lo que fue Arequipa para Vargas Llosa: la casa familiar, un espacio de más de 600 millones de hablantes, fértil en comunicación, en ciencia, en creación literaria, en ideas, en proyectos» dijo el Rey. «La casa que hemos levantado entre todos y hoy se nutre de hermandad y de cultura para ese mejor futuro que anhelamos», señaló, para apelar a la diplomacia, «tan necesaria en un tiempo en que nuestra lengua ha de servir para buscar la paz y procurar el consenso».
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«Sigamos haciendo de nuestra lengua un instrumento de progreso, de entendimiento, de prosperidad compartida» deseó el monarca. «Que a ese fin sepamos y queramos orientar nuestros esfuerzos», concluyó Don Felipe, quien glosó antes los tres pilares del Congreso: mestizaje e interculturalidad, lenguaje claro y accesible y culturas digitales e IA. Asuntos a los que también se refirieron los escritores Javier Cercas y Jorge Gabriel Vasquez, quienes intervinieron en el larguísimo acto al que asistió el ministro español de Cultura, Ernest Urtasun.
«Esta reunión es un ejemplo de comunidad de valores y una conversación en torno a lo que une, no a lo que separa»
Felipe VI
Rey de España
Luis García Montero, que desenterró el hacha de guerra, no echó esta vez leña al fuego. Tampoco el director de la RAE, Santiago Muñoz Machado, que ha mantenido un impecable perfil institucional, sin contestar directamente a los dardos envenenados de García Montero, y que optó por un discurso blanco y no beligerante.
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Ausencias
A su llegada a Arequipa, el monarca español no fue recibido por José Jerí, el nuevo máximo mandatario de Perú, país sumido en una grave crisis política, la enésima, tras la destitución de la presidenta Dina Boluarte días antes de la apertura del CILE. El presidente peruano tampoco estuvo en la solmene sesión inaugural del CILE. En torno al teatro arequipeño había un enorme despliegue de seguridad, con el centro de la ciudad blanca blindado ante la convocatoria de protestas contra Jerí, implicado en varios escándalos, incluida una acusación de violación que fue archivada.
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