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El escritor y director del Festival Hispanoamericano de Escritores, Nicolás Melini. C7

Nicolás Melini | Director del Festival Hispanoamericano de Escritores de La Palma

«Poco a poco los escritores han sido sustituidos por autores populares o de televisión»

Literatura ·

Los Llanos de Aridane se transforma de nuevo en un foco literario con la celebración del Festival Hispanoamericano de Escritores

Victoriano Suárez Álamo

Las Palmas de Gran Canaria

Lunes, 22 de septiembre 2025, 19:18

–¿Qué les motivó a que fuera España el país invitado en la 7ª edición del Festival?

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–Creo que era la opción más estimulaste en este momento. Además estaba pendiente, porque en algún momento lo anunciamos y luego rectificamos e invitamos a Venezuela.

–¿Que sean autores españoles facilitó el proceso de selección o lo complicó?

–Este año, la selección ha sido potestad del presidente del festival y presidente de la Orden Galdosiana que lo gestiona, J.J. Armas Marcelo. Tal vez esta sea una pregunta para él. Pero, como gestor del proceso, sí puedo decir que no me parece que haya sido en absoluto más fácil que en otras ediciones, sobre todo por la ingente cantidad de posibilidades. Finalmente estarán, por destacar a algunos, Sergio del Molino, Olvido García Valdés, Juan Bonilla, Jesús Ferrero, José María Conget, Phil Camino, Mercedes Monmany, Miguel Ángel Hernández, Irene Gracia, Andrés Ibáñez, Jaime Siles, Lourdes Ventura, entre otros.

–¿Bajo qué criterios fueron seleccionados? ¿Existe algún denominador común o hilo conductor que conecte a la mayoría de los autores que figuran en la programación de este año?

– El denominador común debe ser siempre la vocación literaria (no todo en el mundo del libro está orientado hacia la literatura). Por otro lado, en un programa como el del Hispanoamericano de Escritores, es necesario que haya escritores y escritoras en distintos momentos de sus carreras. Y, en este caso, también era fundamental, me parece, conferir la importancia que se merece a los de Canarias, los anfitriones. Este año llevamos una selección de canarios que creo que tiene voluntad canónica, por supuesto encabezada por los dos últimos premios Canarias, Elsa López y J.J. Armas Marcelo, piezas centrales en el festival desde su inicio, pero, en total son veinte, nada menos. Es como decirle a la gente: «Empiecen por aquí». Cuco Afonso, Jonathan Allen, Iván Cabrera Cartaya, Lana Corujo, Acerina Cruz, Pedro Flores, Santiago Gil, Emilio González Déniz, Javier Hernández Velázquez, Alicia Llarena, Bruno Mesa, Anelio Rodríguez Concepción, Federico J. Silva, Tina Suárez Rojas, Antonio Tabares, Alba Tavío, David Cabrera, y además estarán el periodista Eduardo García Rojas, la profesora e investigadora Carmen Márquez Montes y la actriz Irma Correa.

–Sé que obligo a generalizar, ¿pero atraviesa la literatura española por un buen momento?

–Creo que hay luces y sombras. Ha habido un cambio importante a nivel editorial. Hace unas décadas había autores literarios visibles, conocidos por absolutamente todo el mundo, y ahora no, no tanto. Los dos grandes grupos editoriales no invierten en promocionar a los escritores salvo que vendan muchísimo. Poco a poco, los escritores han sido sustituidos por escritores populares y famosos de televisión, esos son los conocidos ahora. Pero la buena literatura sigue ahí. Es solo que, antes, las editoriales necesitaban el prestigio de la literatura. Necesitaban decir, ¡eh, somos los que publicamos a los grandes escritores, gracias a nosotros los conoces! Y ahora, con un mercado editorial tan desarrollado, no lo necesitan. Un ejemplo de esto es que, hace unas décadas, cada vez que se anunciaba el Premio Nobel de Literatura, se trataba de un autor o autora que ya había sido publicado en España por una de las grandes editoriales, porque estaban permanentemente buscando el talento donde quiera que estuviera. Ahora, en cambio, al nuevo Nobel lo habrá publicado si acaso algún sello independiente. Los dos grandes grupos editoriales están prescindiendo del talento, es mejor para ellos no depender de que el talento entre por la puerta. Imagínate tener una empresa y que tu negocio dependa de que llegue un genio. Como me dijo un Premio Cervantes reciente: «Esta gente», refiriéndose a quienes rigen las grandes editoriales, «a quién han descubierto».

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– ¿Qué encaje tiene la literatura que se hace en Canarias hoy dentro del panorama nacional? ¿Quedan barreras o complejos por derribar o eso ya es agua pasada?

– En Canarias se ha producido un cambio fundamental. Durante décadas se intentó hacer una literatura nacional canaria. Pero eso saltó por los aires con el inicio del siglo, se agotó y surgió una pluralidad que, por supuesto, también tiene sus excesos y defectos. A diferencia de entonces, ahora escribe y publica muchísima más gente, pero es porque ahora se publica todo, nada queda en el cajón por rechazos editoriales, por pudor, por dudas del autor sobre lo que ha escrito, por vergüenza o por consciencia de que escribir una obra literaria requiere algo más que el deseo de escribirla. Contra lo que pudiera parecer, los escritores siguen siendo muy pocos; no solo en Canarias, en cualquier parte. Canarias nunca ha pintado mucho en el panorama nacional. En la etapa anterior, esto se debía también a esa voluntad de hacer una literatura nacional canaria: durante décadas prácticamente solo teníamos tres representantes, aunque a muy alto nivel, Andrés Sánchez Robayna, J.J. Armas Marcelo y Juan Cruz, así como algunos poetas como Manuel Padorno y Luis Feria, o el poeta y diarista José Carlos Cataño que sí circulaban por el ámbito nacional. De mi generación, los únicos que rompieron el aislamiento mercantil fueron Víctor Álamo de la Rosa, brevemente, con sus novelas de corte nacional canario, y Alexis Ravelo y José Luis Correa, de manera más sólida, con sus novelas negras. Pero también algunos poetas que publican algunos de sus libros, aunque no todos, con sellos poéticos independientes de la península como Pre-Textos o Renacimiento (Rafael José-Díaz, Bruno Besa, que debutó en los 90 obteniendo el Loewe juvenil, Pedro Flores, que obtiene un premio tras otro). Luego vino el fenómeno de 'Panza de Burro', de Andrea Abreu. Y ahora está habiendo jóvenes que, al contrario que en el pasado, debutan en editoriales independientes peninsulares e incluso algunos en sellos de los dos grandes grupos editoriales. Esto es esperanzador. Aunque, si nos damos cuenta, estoy hablando de cuestiones que tienen más que ver con el mercado que con la literatura. La literatura va por otro lado. Ni siquiera requiere ventas ni circular por todos lados.

–¿Comparte la idea de que a nivel poético se va muy por delante del narrativa, en cuanto a calidad y cantidad, en las islas?

–Yo creo que en este siglo se está escribiendo buena narrativa también. Lo que sí me parece necesario señalar, porque es importante que reconozcamos dónde nos encontramos para poder asumir retos y cambiar lo que no funciona, es que, en términos de producción reciente de literatura de calidad, Canarias está muy por debajo que comunidades autónomas insospechadas. Esto se puede comparar fácilmente. Los periódicos hacen resúmenes de lo más relevante que se ha publicado durante el año, y si nos comparamos con Murcia, por ejemplo, o con Aragón, esto que digo es muy evidente. Uno no sabe cuáles son las razones, pero, de pronto, Murcia ha dado escritores buenísimos que están publicando de manera continuada al más alto nivel editorial. Aragón también. Si aceptamos esta realidad, los escritores canarios de mi generación tendríamos que esforzarnos más, escribir más y publicar mejor.

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– Este año han fallecido dos personas que han estado muy vinculadas al festival, el premio Nobel peruano Mario Vargas Llosa y la escritora y profesora grancanaria Yolanda Arencibia. ¿Tienen previsto algún acto concreto para recordarles y poner en valor sus respectivas figuras y peso en el festival?

–Sí, el acto de inauguración lo dedicaremos a Vargas Llosa. Tendremos también un acto sobre Yolanda Arencibia, Luis Alemany y Andrés Sánchez Robayna, los tres fallecidos este año. En este caso se trata de que los chicos de algunos institutos trabajen sobre ellos antes de asistir al acto, y los conozcan. Y homenajearemos también al escritor mexicano Hernán Lara Zavala, otro de nuestros amigos, amigo del festival (estuvo en su primera edición y en otras dos), que también ha fallecido este año.

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–Las actividades con los jóvenes son una pieza clave dentro del programa. ¿Cómo lo desarrollarán en esta séptima edición?

–El año pasado incorporamos a los más pequeños. Por otro lado, estamos teniendo más de 1.000 estudiantes que vienen a los actos en la plaza de España o reciben a los escritores en sus centros escolares. Cada año aprovecho las particularidades de los invitados que tenemos para tratar de ofrecer a los estudiantes algo especial. Este año, por ejemplo, vienen dos hispanistas, la rumana Mariana Sipos y la italiana Margherita Cannavacciuolo. Así que haremos un acto sobre la «investigación literaria» que creo que puede interesar a los chicos que estén pensando estudiar una carrera de letras. Lo que intentamos, con la gran diversidad de escritores que recibimos, es que los chicos accedan a posibles referentes. Y una cosa importante, que vean a los escritores y a las escritoras, les escuchen y comprendan que no todo es esa gente que se grita en televisión. No tienen muchas oportunidades de ello.

–¿La continuidad del festival está asegurada al menos durante la actual legistatura?

–Yo espero que sí. Ojalá. Pero es difícil pregunta porque no soy adivino. Estos eventos son muy frágiles. Hay que defenderlos.

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–¿En qué considera que aún puede crecer o mejorar el festival?

–No me gustaría apuntar cosas que por ahora no veo que se puedan implementar, que no están en el horizonte porque haría falta una estructura muy robusta y un presupuesto muy superior. Por supuesto que podría crecer, pero tal vez pasando a otra liga.

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