Mariana Carrizo: «La copla es la voz infinita de nuestros antepasados»
La cantante argentina ofrece este jueves un recital en la Casa de Cultura de Guía, en el marco del programa 'Inolvidable Nanino'
F.Z.
Las Palmas de Gran Canaria
Jueves, 14 de diciembre 2023, 01:00
La cantora argentina Mariana Carrizo asegura que son tiempos difíciles para las identidades, pero que el canto milenario que difunde no va a desaparecer. Carrizo ofrece este jueves, día 14 de diciembre, un recital, a las 20.00 horas, en la casa de la Cultura de Santa María de Guía, enmarcado en la iniciativa denominada 'Inolvidable Nanino', que la que fundación que vela por la proyección de la figura del recordado folclorista canario Fernando Díaz Cutillas, celebra los 35 años de su desaparición.
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La coplera, cantante, recopiladora y poeta oriunda de los Valles Calchaquíes (Salta), en Argentina, tiene en su voz toda la fuerza del canto de su cultura. Ferviente luchadora por la preservación y revalorización del canto ancestral de la copla y todo lo que a esa expresión cultural encierra, se inició siendo niña en el arte de la copla andina, arte milenario del noroeste argentino cultivado casi exclusivamente por mujeres.
«Tengo como misión de vida y como razón de ser cantar, no tan solo por lo personal sino por lo social también. Y las coplas son un lugarcito sublime y místico que la vida me dio para habitar... cantarlas es mi vuelo de libertad y a eso se le suma otra maravilla que es cantar», confiesa la joven nacida en 1983 y devota de Yupanqui.
Con la caja bagualera
Lo único que tiene para acompañarse cuando canta es su caja bagualera. Hay algo en sus coplas, en la picardía o dulzura con que las dice, que funciona como un imán. Recuerda que en su pueblo sonaba la música en un viejo tocadiscos y su corazón latía enérgicamente. «Me encantaban las canciones de Edith Piaf y 'La Traviata' cantada por Pavarotti. Estaba cuidando las ovejas y me llegaba la música con el viento. Por ahí soplaba para otro lado y yo corría para donde iba el viento», dice. «Iba buscando coplas por los parajes perdidos en medio de los cerros, aprendiendo de cada lugar», explica Carrizo, que ha sido invitada de artistas como Dulce Pontes, Lila Dows, Cecilia Todd, León Gieco, Leo Genovese, Dino Saluzzi, Peteco Carabal, Chaqueño Palavecino, Jorge Rojas, Daniel Damico, entre otros intérpretes populares.
Buena parte de esas coplas populares están incluidas en su repertorio. El resto está tomado de las pocas y valiosas recopilaciones existentes, y de cancioneros españoles, el antecedente de las coplas norteñas. «Lo que más me emociona es escuchar a los viejitos. Para mí es más fácil defender algunas de las cosas que canto porque las viví. Yo sé lo dura que es la vida en los cerros, no es como la muestran las postales. La gente baja para vender sus cositas, quesos, charqui, pasan días enteros durmiendo a la intemperie, con frío, lluvia, tormentas. Y por ahí cuando llegan lo que sacan no les alcanza para comprar lo que necesitan, o la novedad que llegó al almacén del pueblo. Esa impotencia se hace copla», sentencia la cantante argentina. «La copla es una voz infinita de nuestros antepasados impresa en los que estamos hoy aquí, de pasadita nomás. En mi canto está mi presente y en él mis antepasados y el de todos, la tierra, el paisaje; todas esas cuerdas me sacuden las entrañas y llevan a un vértice espiritual que sólo ese canto puede explicar».
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Machismo
La selección de coplas de Mariana Carrizo no es inocente por la autenticidad, lenguaje directo y el mensaje contundente en contra de la violencia machista y las injusticias sociales. Además de los versos tiernos, picarescos y amorosos, están los que advierten a los hombres que no hay que pasarse de la raya. «En un contexto machista como el del norte argentino, eso puede ser una bomba de tiempo. Yo las canto a propósito, para que las mujeres sepan que no tienen que quedarse calladas». Alguna vez tuvo que enfrentar una silbatina de quince minutos porque cayó mal una de sus coplas «feministas». «Me preocupa que las mujeres no se reconozcan a sí mismas», agrega.
Viajar lejos y actuar en países y culturas diametralmente opuestas a la suya no le ocasiona ningún tipo de conflicto. «Cantar en otra tierra también es convertirme en un pintor del paisaje de mi pueblo y mi país con el pincel de las coplas y el canto. Cantar en otro país tiene una mística que me atrapa y genera un abrazo como si ese público hubiese habitado siempre en el universo de estas coplas por la naturaleza de ellas, la de portar la vida cotidiana dentro de su sabia», concluye.
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