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El actor Miguel Rellán caracterizado como Juan Martínez en plena escena. C7

Miguel Rellán: «El teatro es el futuro, ni la inteligencia artificial ni internet podrán con él»

El actor llega al Teatro Cuyás con un monólogo en el que narra la vida de Juan Martínez, un hombre que representa a la gente corriente en medio del caos de la vida

Patricia Vidanes Sánchez

Las Palmas de Gran Canaria

Sábado, 11 de octubre 2025, 23:21

Durante una hora y diez minutos, Miguel Rellán es Juan Martínez, un castizo madrileño nacido en Burgos, bailarín, artista de variedades, exiliado, aventurero, hombre sencillo al que la vida lo pone en situaciones, lugares y épocas históricas singulares. Solo en el escenario, Miguel Rellán, a sus 81 años, hace gala de su saber, de su experiencia y de su pasión por una profesión que le apasiona.

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'El maestro Juan Martínez que estaba allí', de Manuel Chaves Nogales, es un espectáculo de Xavier Albertí. Se representa el viernes 17 y sábado 19 de octubre, a las 19.30 horas, en el Teatro Cuyás de la capital grancanaria.

En Tenerife desde hace semanas rodando una película ('Perfectos conocidos'), a las órdenes de Javier Fesser, Miguel Rellán hacen un parón gustoso para telefónicamente hablar de teatro, de cultura, de la vida.

Del monólogo teatral basado en un libro del periodista y escritor español Chaves Nogales, «redescubierto» en los últimos años gracias a las publicaciones de la editorial Acantilado, señala Rellán que representa a «un superviviente» que se supera frente a las adversidades, ya sea en la España de principios del siglo XX, en Constantinopla o Rusia, asistiendo a guerras o revoluciones.

«Juan Martínez sí era un pícaro, porque era buena persona» que le ponía humor a las situaciones más penosas, señala Rellán, que se declara «optimista por decreto», aunque reconoce que «el mundo lo pone complicado», hasta el punto de que resulta esperpéntico que «se enfadan porque no le han dado el Nobel de la Paz a Trump», apunta el actor. «¡Cómo está el mundo!». Pero «la responsabilidad de todo la tenemos los ciudadanos. Trump no ha bajado del cielo, lo han votado. No entiendo lo que ha pasado en ese país», reflexiona sobre Estados Unidos. «Hace unos años, si se descubría que se había saltado un semáforo se acababa la carrera electoral» de cualquier candidato a un cargo público. Ahora, es presidente «a un delincuente confeso le voten. Yo no lo entiendo. Como cada vez entiendo menos lo de España», donde parece «nadie o poca gente honrada quiere meterse en política», donde «la disciplina de voto y a hacer carrera política» es la prioridad.

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También es cierto que «lo negativo hace mucho ruido y la gran globalidad es una banalidad estúpida, superficial y tonta». Pero luego hay otra «mayoritaria minoría» que hace que el mundo sea un poquito mejor, dialoga el consagrado actor, asiduo de series y películas desde hace décadas. «Hay mucha gente joven fantástica en el mundo de la cultura, artístico, científico, musical». Y en ese todo, «yo hago lo que puedo», afirma Rellán.

Cuando aún le quedan semanas de rodaje cinematográfico en Tenerife, y después de toda una vida dedicado a la interpretación, lo tiene clarísimo Rellán. Si tuviera que elegir se quedaría con el teatro, «sin lugar a dudas». Y lo explica. «El cine está muy bien, pero es el arte del director, y tu trabajo lo terminan en la moviola otros». Sin embargo, «el teatro soy yo, nadie me corta, nadie manipula ni tergiversa». Sobre el escenario, los nervios del directo son mayores, la responsabilidad es propia. «Cuando yo tenga que salir al Cuyás, si el teatro está lleno, la responsabilidad es toda mía» ante todo ese público.

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Sobre el momento que vive ese mundo que tanto ama, señala que «el teatro es un enfermo crónico que no se muere nunca. Es el futuro, ni la IA (inteligencia artificial) podrá con él, ni se baja de internet ni se piratea, es el futuro, algo que se comparte con el público».

A ello se suma la relación que tiene el espectador con ese directo que es único en cada función. «Una película no se puede interrumpir, pero el teatro sí; el espectador puede parar la función y decir esto es malo. Es una experiencia distinta».

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Aunque hay cosas que no se entienden, dice el actor, y todas ellas se resumen en que no se le da el valor que tiene, «y la culpa es nuestra»: «Hay mucha gente que pasa sin pagar; si yo le pido al pescadero unos lenguados gratis, no me los da. Y comparado con otros países, aquí el teatro es muy barato. Aquí una localidad son 24 euros, ¿qué es eso? Dos cañas y unas patatas bravas. Pero la gente dice que es caro, los hemos acostumbrado muy mal. Y así no salen las cuentas: si tenemos que poner varios actores, más el resto del equipo, más giras..., la entrada se iría a los 100 euros». Así que hay que depender de subvenciones y reducir elenco, además de que habría que «crear afición» y eso depende de los gestores. «Porque todo es cuestión de crear afición, no solo al fútbol».

Una escena del montaje 'El maestro Juan Martínez que estaba allí'. C7

«¿Por qué me voy a jubilar? Estoy empezando; tengo todavía que hacer el Rey Lear»

«En la pandemia nos salvó la cultura: las películas, la música y los libros. El mundo solo compró lo necesario» y consumió cultura para pasar el tiempo, recuerda el actor Miguel Rellán, que a sus 81 años está compatibilizando el teatro –'El maestro Juan Martínez que estaba allí' que llega ahora al Teatro Cuyás– y el rodaje de una película bajo la dirección de Javier Fesser en Tenerife. No piensa ni de lejos en la jubilación.

«¿Yo? ¿Por qué me voy a jubilar? ¿Un creador se jubila? ¿Se jubilan los poetas? ¿Antonio López? ¿Los compositores?», se pregunta en voz alta. Y se ríe. «Tengo todavía que hacer el Rey Lear», bromea.

Para bajarse del escenario, dice, «cuando te fallan las fuerzas, claro. Pero mientras estás bien y con proyectos, en absoluto» lo contempla. Otro caso sería el de los bailarines, señala, limitados por el paso del tiempo sobre el cuerpo. «Soy amigo de Iñaki Gabilondo y sigue haciendo cosas estupendas».

Y es que la edad es un número que muchas no se corresponde con el cuerpo y sobre todo la mente. En esta vida sólo da tiempo de ser amateur, recuerda Miguel Rellán parafraseando a Charles Chaplin. Así que «yo estoy empezando», en realidad, «siempre se está empezando». Así que a Rellán le queda para rato, sobre todo porque le pone ganas a la vida.

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