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Aprile está convencido de que la inteligencia va camino de desaparecer. R. C.

Pino Aprile | Periodista y escritor

«Los inteligentes crean el mundo y los necios viven cómodamente en él»

La entrevista ·

«Nadie quiere reconocerse como un imbécil, pero todos tenemos rasgos de estupidez», confiesa tras publicar dos libros muy serios sobre el asunto

Sábado, 12 de julio 2025, 12:02

Cuando había desarrollado una carrera de un cuarto de siglo como periodista y había vivido en primera fila un puñado de esos acontecimientos que están ... ya en los libros de Historia, Pino Aprile (Gioia del Colle, Italia, 1950) escribió 'Elogio del imbécil'. Ahora, tras haber sido testigo de muchos más episodios históricos y haber conocido a unos cuantos dirigentes más, publica 'Nuevo elogio del imbécil' (Gatopardo Ed.), donde desarrolla y amplía con toda seriedad su tesis: los inteligentes son quienes han puesto en marcha el mundo y sus avances pero lo que de verdad abunda en cualquier rincón del planeta es la imbecilidad. Y desde el punto de vista evolutivo puede que eso no sea tan malo.

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- Dice en su libro que los humanos nos comportamos como imbéciles pero nos negamos a aceptarlo. ¿Los estúpidos sobreviven mejor?

- Nadie quiere reconocerse como un imbécil, pero todos tenemos momentos y rasgos de estupidez. Se trata de una corriente evolutiva tan poderosa que no tiene sentido intentar frenarla; lo inteligente es aprovechar lo que puede aportar. Algunos líderes saben hacerlo muy bien (Berlusconi solía decir que el votante es como un niño de 13 años, pero un poco tonto. Y ganaba millones de votos). Los estúpidos se hacen menos preguntas, dudan menos, mientras que las personas inteligentes suelen ser más críticas, sobre todo consigo mismas. Cuanto más sabes, más reflexionas y más dudas. En ese sentido, el estúpido vive mejor, le resulta fácil convencerse de que hace lo correcto.

- ¿Y es más feliz?

- Se suele decir que el más tonto del pueblo es el más feliz. Hay algo de verdad en ello, pero porque el horizonte del estúpido es limitado: si sus pocas cosas le van bien, vive en el mejor de los mundos posibles. El inteligente ve más allá, se mueve en un universo mucho más amplio, en el que es probable -aunque sea por pura estadística- que algo no funcione bien y lo inquiete. Eso sí, el acostumbrado a razonar sabe dar a cada cosa su justa importancia; el estúpido, si le fallan esas pocas cosas que sostienen su vida, sufre una tragedia.

- El poder tiende a eliminar a los mejores, dice. Si es así, ¿por qué históricamente nos hemos burlado del tonto del pueblo?

- La existencia de este, declarado como tal, tranquiliza a todos los demás al confirmarles que ellos no lo son. La tarea de la 'mediocracia' es mantener a la comunidad dentro de unos límites en los que nadie se sienta ni tanto ni tan poco en comparación con los otros. Es como si, para garantizar una lengua accesible para todos, se hiciera callar a los poetas que inventan demasiadas palabras nuevas. Es la lección que Trasíbulo, tirano de Mileto, le dio al de Corinto, Periandro, cuando este le preguntó cómo se gobierna una ciudad: en su campo de trigo, Trasíbulo cortó las espigas más altas y llenas. Periandro lo entendió y mandó ejecutar a todos los notables de Corinto.

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- ¿La venganza de esos tontos es que sobreviven y perpetúan su linaje frente a los más inteligentes?

- No es una acción consciente. Las armas de los estúpidos son el número y la violencia: son una aplastante mayoría y, en el enfrentamiento, al no tener argumentos, recurren a la fuerza. Es el famoso 'experimento' sugerido por Francis Galton, padre de la eugenesia y primo de Darwin: si en un pueblo colocamos a cien caballeros y a cien borrachos ignorantes, al cabo de unas generaciones solo encontraremos borrachos ignorantes, porque lo peor prevalece no a pesar de sus defectos, sino precisamente a causa de ellos.

La burocracia

«Es una máquina perfecta para multiplicar la imbecilidad»

- Si la supervivencia de la especie es el objetivo, quizá no seamos tan imbéciles.

- Los dinosaurios sobrevivieron durante unos 160 millones de años, quizá tenían más razones para considerarse el fin de la creación. Sin embargo, desaparecieron. Nosotros, como Homo sapiens, existimos desde hace apenas unos cientos de miles de años y creemos que el Universo surgió para acogernos, como si fuéramos la especie más inteligente. Pero la evolución premia la multiplicación de la vida y prefiere muchísimos estúpidos a pocos genios.

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Evolución

- Hace cincuenta años el botón nuclear estaba en manos de Ford y Brehznev, que no destacaban por su brillantez. Eso le lleva a decir que el mundo está hecho a la medida de los imbéciles. No sé si no estamos empeorando a gran velocidad.

- Hace unas décadas, un loco como Trump al mando de la mayor potencia militar del mundo no era imaginable. Desde este punto de vista, no se puede negar un empeoramiento. Basta pensar en los tormentos de Carter, que se interrogaba hasta el desgarro sobre las posibles consecuencias de cada decisión como presidente de EE UU, y compararlo con las fanfarronadas de Trump, que parece ordenar a los acontecimientos que se adapten a sus soluciones simplistas, propias de los estúpidos. Pero hay que considerar que nuestra especie está atravesando un cambio de civilización. Un orden se destruye para que otro surja. Ha ocurrido antes. El ascenso de estúpidos saboteadores como Trump parece ser una necesidad de estas fases de transición.

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- Dice usted que la burocracia apaga los cerebros y en su seno no es posible obrar como personas inteligentes. Pero la burocracia es lo que hace que funcionen las organizaciones.

- Yo ni quiero ni debo emitir juicios sobre la estupidez y, por tanto, sobre las burocracias. Nos fascina una inteligencia brillante en acción, pero debemos preguntarnos por la razón de ser de las burocracias y su éxito evolutivo. Una burocracia es tanto más eficiente cuanto más estúpidas son las tareas que se exigen a quienes forman parte de ella. Lo cual la convierte en una máquina perfecta para la producción de imbecilidad.

Nuevas tecnologías

«No estoy seguro de que aumenten la inteligencia pero sí de que multiplican la estupidez»

- ¿Pelear contra la burocracia es también un signo de estupidez?

- Claro. El uso de la inteligencia puede ser destructivo dentro de las burocracias, porque o bien la inteligencia las destruye, o estas eliminan a los inteligentes, que aparecen como elementos perturbadores. En toda jerarquía, de hecho, existen frenos (morales, sociales, no necesariamente codificados) para contener, dentro de límites aceptables, a quienes exageran.

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- La estructura social produce una nivelación a la baja. Pero todo es así. Para no suspender a muchos en la escuela se baja el nivel. En un grupo de personas la conversación desciende al nivel de la más torpe. ¿Tiene remedio?

- Reducir el número. Eso no significa aislarse ni renunciar a las relaciones, sino adaptarlas: para una noche en un restaurante, un grupo grande puede aumentar la alegría; pero para profundizar en temas difíciles, el número obliga a adaptarse al nivel del menos capacitado. El ser humano es un animal social y estar entre muchos genera seguridad. Para no fracturar el grupo y avanzar juntos, hay que frenar a los que son demasiado rápidos, para no perder a los que son demasiado lentos.

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Estrategia

«Las armas de los estúpidos son el número y la violencia»

- Y la tecnología lo favorece: ya no memorizamos cosas y no sabemos apenas dividir porque los móviles tienen calculadora. ¿Eso es otro signo de imbecilidad?

- La inteligencia es una herramienta para resolver problemas. Investigaciones realizadas en varias universidades muestran que los animales salvajes (se ha observado en gatos y perros), cuando se vuelven domésticos, pierden cerca de un tercio de sus neuronas: ¿para qué cargar con un cerebro innecesario si alguien te pone la comida en el plato? Y el hombre es un animal.

Lo más contagioso

- Denuncia en su libro que la producción de tonterías crece a un ritmo exponencial y toda esa basura se eterniza. ¿Las redes sociales multiplican la estupidez y ahogan la inteligencia?

- Las redes sociales y la web son el lugar de todo: de lo peor y de lo mejor. Son el espejo en el que nos mostramos tal como somos. Esto significa que, si bien las nuevas herramientas multiplican exponencialmente nuestras posibilidades, no estoy seguro de que aumenten la inteligencia (que tiene dificultades con los grandes números), pero sí, es seguro que multiplican la estupidez.

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- El verdadero genio, asegura, es el que organiza las cosas de tal manera que sus habilidades sean superfluas. Parece apuntar a esas entidades que a la tercera generación quiebran porque los descendientes del creador no tienen su talento.

- Esto ocurre a menudo porque las estructuras jerárquicas no son muy flexibles y tienden a mantenerse iguales incluso cuando cambian los tiempos, volviéndose, a largo plazo, inadecuadas. Pero hay casos y sectores particulares en los que una empresa, si se vuelve estúpida -en el sentido de que las tareas para que funcione están tan fragmentadas que cualquiera puede realizarlas-, puede sobrevivir indefinidamente. Existe el ranking de empresas que llevan más tiempo en manos de la misma familia. La primera es japonesa; la segunda, italiana, y produce campanas con la misma meticulosa tecnología desde hace aproximadamente setecientos, quizás mil años.

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Inadaptación

«A veces, ser inteligente sirve para estar solo y ser desconfiado»

- ¿En el fondo, nadie brillante debe confiar en que a su alrededor haya otras personas de similar nivel?

- Borges, a quien conocí en Roma, me decía que Homero, para encontrar algo digno de contar a su nivel, tuvo que remontarse cuatro siglos atrás en el tiempo. Y que las personas más dotadas no son contemporáneas de quienes viven en su época, sino que forman una 'dinastía dispersa de solitarios' repartida a lo largo de los milenios. Como para decir que los interlocutores a la altura de ciertos genios se encuentran en el tiempo, no en el espacio.

- ¿Hay algo más contagioso que la estupidez?

- Probablemente la paranoia, una patología psíquica contagiosa comparable a la estupidez, porque no analiza, no distingue, no conoce matices: todo es bueno de un lado y todo es malo del otro. Por eso, el mal es el otro y el más allá; son los demás, los comunistas, los capitalistas, los extranjeros, los que tienen la piel de otro color, o de otra religión, o del barrio de al lado, o del equipo rival, o los gitanos, o los gays, o las mujeres con demasiados tatuajes... Evidentemente, esto es algo tan absurdo que debería descartarse por sí solo. Pero no es así: una vez que se activa, casi siempre por un estúpido, el mecanismo se expande rápidamente.

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- ¿Para qué sirve a un individuo de hoy ser inteligente?

- A veces, para estar solo y ser desconfiado. Otras, para disfrutar de la propia capacidad creativa, de la satisfacción de resolver problemas que para otros son imposibles. En todo caso, se está al servicio de los necios, porque los inteligentes crean el mundo y los necios viven cómodamente en él. Somos la única especie que utiliza el talento de los primeros para beneficio de los últimos. ¿Y si esta fuera la verdadera inteligencia del homo sapiens?

- ¿Quedaremos como especie en manos de las máquinas?

- La verdadera pregunta es si la inteligencia está al servicio del ser humano o el ser humano al servicio de la inteligencia. Es decir, no se trata tanto de si el ser humano podría perder la inteligencia con el tiempo, sino de si la inteligencia acabará por abandonar al ser humano, migrando hacia otros sistemas. Según algunos filósofos y futurólogos, podríamos ser solo una etapa de transición, un puente para trasladar la inteligencia de la biología a la tecnología. En ese caso, seríamos una especie de enzima para transferir la inteligencia del carbono al silicio.

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