«La cultura debe pedalear hacia todos, no quedarse en los teatros»
'La Musicleta', un escenario sobre ruedas que transforma la calle en teatro y convierte cada rincón en un punto de encuentro con la música, el humor y la comunidad
La cultura no siempre llega a todos los rincones, pero tiene una aliada sobre ruedas: 'La Musicleta', una plataforma escénica móvil que convierte la calle en escenario y acerca espectáculos a barrios, pueblos e islas donde la oferta cultural suele ser limitada. La misión es clara: «La cultura no debería ser un privilegio, sino un derecho. Llegar a barrios pequeños o a islas como La Graciosa supone abrir puertas a experiencias artísticas que inspiran, conectan y generan comunidad».
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El proyecto nació de la colaboración con 'Veloconcerts', una entidad austríaca que en 2020 diseñó el primer prototipo del Velostage en Viena. «Desde entonces formamos parte de un proyecto intereuropeo que busca llevar la cultura a cualquier rincón de forma sostenible y cercana», explica Roque Delbueno uno de sus impulsores.
Cultura para todos, sin privilegios
«La cultura no debería ser un privilegio para unos pocos afortunados», insisten los creadores del proyecto. Con esa premisa, 'La Musicleta' ha recorrido barrios, plazas y ahora llega a la isla de La Graciosa, llevando propuestas que despiertan curiosidad, generan comunidad y, sobre todo, hacen sentir que la cultura pertenece a todos.
No se trata solo de entretenimiento. Cada espectáculo busca crear vínculos intergeneracionales: familias completas que se sientan en la plaza, jóvenes que descubren nuevas formas de expresión y mayores que reviven la tradición de los antiguos voceros que recorrían las calles anunciando la llegada de una fiesta.
'La Musicleta Conecta Lanzarote'
El alma de 'La Musicleta' son los artistas locales y el km0, con quienes comparten territorio, visión y compromiso. La programación mezcla música en vivo, circo, narración y humor, siempre con un aire festivo y cercano.
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«Queremos propuestas familiares, con calidad escénica y un punto de frescura que dialogue con la calle», explica Roque. En Lanzarote, la fórmula se traduce en un mosaico vibrante que une tradición, innovación y un entusiasmo contagioso.
El recorrido arranca con un pasacalle, convertido en una 'llamada festiva' que recuerda a los antiguos voceros y anuncia que la cultura está en la calle. A partir de ahí, la música, las acrobacias o los relatos invaden el espacio público y lo convierten en un punto de encuentro abierto y democrático. Los días 4 y 5 de octubre, el proyecto cultural itinerante recorrerá La Graciosa, Haría y Guatiza con una propuesta gratuita, abierta y para todos los públicos: tres jornadas de espectáculos al aire libre con música, circo, narración y humor para todas las edades.
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La logística como parte del espectáculo
«Trasladar un escenario móvil entre islas es un reto diario»: coordinar barcos, adaptar montajes a distintos entornos y resolver imprevistos. Pero lejos de verlo como un obstáculo, el equipo lo considera parte de la magia del proyecto.
Cada desplazamiento se convierte en una prueba de ingenio y trabajo colectivo, demostrando que es posible apostar por un modelo cultural descentralizado y respetuoso con el entorno, reduciendo la huella ecológica y multiplicando el impacto social.
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La jornada comienza siempre con un pasacalle festivo, un gesto simbólico que funciona como invitación abierta. «Es nuestra forma de anunciar que la cultura está en la calle y viene hacia ti», cuenta Roque Delbueno. El sonido de la música, la risa y el movimiento de los artistas en la vía pública despiertan la atención de vecinos y curiosos, que poco a poco se suman al encuentro. Ese momento no solo anuncia el inicio del espectáculo: es un recordatorio de que la cultura también puede ser espontánea, gratuita y democrática.
El proyecto, reconocido con el Premio Empresa Social 2025, ha tenido que superar desafíos logísticos como trasladar el escenario entre islas y localidades. Pero el esfuerzo tiene recompensa: «Nos confirma que la sociedad valora tanto la innovación cultural como el compromiso social y ecológico que defendemos. Es un impulso para seguir creciendo», afirma Roque.
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De cara al futuro, 'La Musicleta' sueña en grande: recorrer todo el archipiélago, expandirse por el país e incluso llevar su modelo a otras comunidades del mundo. Mientras tanto, sigue sembrando ilusión en cada pedalada: «Queremos que niños, jóvenes y mayores vean la cultura como algo suyo, cercano y divertido. Nuestro mayor impacto será despertar sentido de pertenencia», concluye Roque Delbueno.
Si tuvieran que resumirlo en una frase, sería esta: «'La Musicleta': cultura a la altura de tus ojos, sostenible y para todos». Un lema que no solo describe el proyecto, sino también el sueño de un futuro en el que la cultura siga pedaleando hacia cada barrio, cada pueblo y cada persona. Porque cuando la calle se convierte en escenario y la comunidad en público, la cultura deja de ser un evento al que se asiste y se convierte en una experiencia compartida que transforma lo cotidiano en extraordinario.
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