El esqueleto carnavalero crece en el Puerto

«El escenario es el doble, allí eran unos 30 o 40 metros y aquí estamos en 60 metros solamente de largo, por unos 32 de fondo», explica Saúl Arteaga, jefe de montaje de Yabescaff SL, empresa responsable de los trabajos de un escenario que registra una altura de «18 metros» desde el suelo.

La estructura, que por sus dimensiones es visible desde el exterior del recinto portuario, también supera a montajes anteriores del carnaval de Las Palmas de Gran Canaria en lo relativo al volumen de material que se ha precisado para su materialización. «Son unas 160 toneladas de hierro y en Santa Catalina eran unas 100», apunta Arteaga sobre unos trabajos que lleva desarrollando cuatro años consecutivos con la misma empresa aunque suma varios más de experiencia en estas labores.

Este acopio de material ha sido uno de los escollos a salvar a la hora de ejecutar los trabajos, pues no solo se ha tenido que traer casi un 50% de ese hierro del País Vasco, sino que, dado que ha habido tantos días de fiesta por medio, se ha debido que tirar de andamios de obra, señala Yabsy Darias, ingeniero de Yabescaff.

Aunque los trabajos de montaje no comenzaron hasta el 7 de enero, los responsables de levantar el escenario aseguran que van «bastante avanzados» y se van a poder cumplir los plazos gracias al intenso trabajo de un equipo de profesionales integrado «por entre 5 y 10 personas por la mañana, y por las tarde subimos con 5 o 10 más», apunta Darias. Pero «hemos llegado a ser 30», añade Arteaga para dar cuenta del ritmo registrado en estos 10 días.

Este cambio de emplazamiento del epicentro de las galas a un espacio que sustituye a un parque de Santa Catalina inhabitado para albergarlo por las obras de implantación de la MetroGuagua que se ejecutan en su entorno, no ha sido un reto fácil. Así, desde Yabescaff reconocen que si bien les ha acercado a su centro de operaciones, que se ubica en el propio Puerto, han tenido que afrontar algunas dificultades.

Explican que comenzaron a montar la estructura cuando aún no se había culminado la instalación del suelo de la parcela cedida por el Puerto. Y que se priorizó el acondicionamiento de la zona que ocupa el escenario para que ellos pudieran iniciar su labor.

Otro desafío fue responder al desnivel que presenta el recinto y solventarlo. Algo que no fue sencillo, pues «tiene un desnivel de 70 centímetros», indica Arteaga.

Eso se traduce en que el escenario «tiene una caída en un sola dirección» lo que hace que en una esquina del mismo tenga «1,68 metros» en la esquina derecha y «90 centímetros en la izquierda». «Pero es un desnivel del suelo, el escenario está nivelado», aclara el ingeniero.

Al margen del montaje del escenario y de la torre de control, Yabescaff asume la colocación de los tableros sobre los que transitarán los protagonistas de la fiesta y ayuda «a colocar el decorado», especialmente las piezas grandes ya que son especialistas en trabajos en altura, como reseña Darias.

Añade que «lo pesado está», y que el trabajo que les queda por desarrollar se ha de hacer en coordinación con Sonocam, empresa que asume la parte audiovisual, y el decorado, apunta Darias. Una labor que requiere mucha comunicación.