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Hogar es la palabra que utilizamos para referirnos al sitio donde vivimos, nuestra casa. Pero también lo pueden ser aquellos lugares donde encontramos la calma, donde reconectamos, donde nos sentimos en paz. Uno de esos lugares es Valle de Guerra. Este pequeño pueblo de la costa del municipio tinerfeño de San Cristóbal de La Laguna esconde tradición, historia y naturaleza.
Aunque hay distintos caminos que conducen a este enclave lagunero, las vistas desde la sinuosa carretera de El Boquerón (TF-156) merecen una oportunidad. Durante el recorrido por la vía se dibuja el pueblo vallero, compuesto por sus modestas edificaciones, sus invernaderos, sus huertas y su costa. Una imagen que se puede vislumbrar desde el mirador que comparte nombre con el camino, donde se pueden tomar unas espectaculares instantáneas, así como disfrutar de una imponente puesta de sol.
Al llegar al núcleo poblacional de El Consumo, siguiendo por la carretera TF-16, dirección Tejina, encontramos una de las sedes del Museo de Historia y Antropología de Canarias, la Casa de Carta, que data del siglo XVIII. Recuerdo visitarlo cuando era alumna del colegio Ayatimas, uno de los centros educativos del lugar, y quedar fascinada con su exposición de trajes típicos. Adentrarse en los salones que componen este inmueble es realizar un viaje por la historia y las tradiciones de las islas, ya que en ellos se encuentran expuestos utensilios que utilizaban nuestros antepasados para realizar labores artesanas y del campo.
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Como punto neurálgico del pueblo está su plaza, en la que emerge la iglesia de Nuestra Señora del Rosario, patrona del territorio. En su honor se celebra, en octubre, La Librea de Valle de Guerra, una representación teatral de la batalla de Lepanto cuyo elenco está compuesto por gente del Valle. La tradición también inunda el lugar en mayo gracias a la romería en honor a San Isidro Labrador y Santa María de la Cabeza.
En los alrededores de la plaza también se pueden encontrar diversos bares, de pueblo, los de toda la vida, en los que poder tomarse un barraquito para continuar con el trayecto. Por el camino hacia la costa, por la TF-161, se ven los invernaderos que pertenecen a las diferentes empresas de agricultura que radican en El Valle. A su vez se vislumbran las huertas de los valleros y valleras que con empeño y pasión continúan dedicándose al sector primario.
Es en La Barranquera, pequeño núcleo costero, donde la calma alcanza su clímax, gracias al murmullo de las olas y la mirada del Teide.
Para llegar desde el centro de La Laguna se puede circular por la vía de Ronda (TF-13) y desviarse en Tejina hacia la TF-16 dirección Tacoronte. Otra opción es descender por la carretera de El Boquerón (TF-156), cercana al aeropuerto de Tenerife Norte.
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Sara I. Belled y Clara Alba
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