Gustavo de Dios: «Somos la voz que acompaña a Canarias cuando aún no ha amanecido»
El periodista Gustavo de Dios relata su rutina al frente de las mañanas en Onda Cero, su pasión por la radio y el compromiso de informar con cercanía a las islas desde primeras horas
Son las 4.30 de la mañana. Mientras la mayoría de la ciudad aún duerme, Gustavo de Dios ya está en pie. El silencio de la madrugada, lejos de ser un obstáculo, es el punto de partida de una jornada que comienza mucho antes que el tráfico, el café o las noticias. En ese instante casi íntimo con el micrófono, comienza su labor: contar el día a día de Canarias. Y no cualquier día. El de hoy. En tiempo real. En directo.
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«Me levanto a las 4.30 todos los días, menos sábados y domingos», dice con la naturalidad de quien ha hecho de ese madrugón una forma de vida. Su jornada matinal en Onda Cero arranca incluso antes de que las primeras luces de la ciudad asomen. Para entonces, ya ha revisado titulares, actualizado las notas del día, estructurado los bloques informativos y afinado el guion.
Así es la vida de uno de los profesionales que ponen voz a las mañanas de Canarias, una rutina marcada por la inmediatez, la pasión por contar historias y la convicción de que la radio, más que un medio, es una forma de vivir.
La radio de la mañana como un ritual
Lleva más de veinte años siendo una de las voces más reconocidas de la radio en Canarias. Pero no se cansa. «La rutina se transforma cuando tienes la responsabilidad de contar lo que pasa. Cada día es distinto. Lo que se repite no es el trabajo, sino el compromiso», explica.
En el corazón del estudio, la tecnología ha sustituido al caos de cables y aparatos. «Hoy todo está en el ordenador», comenta. «Papeles uso los mínimos, solo si hay algo de última hora». En una mano, el móvil, listo para captar cualquier comunicado urgente; en la otra, las notas y sonidos ya preparados para entrar al aire. Todo está pensado para no fallar. La precisión importa cuando la antena no perdona los silencios. A él ya le ocurrió: cuatro minutos en blanco una madrugada en Madrid, por quedarse dormido. «Ahora me hace gracia, pero entonces fue un drama», recuerda entre risas.
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Para Gustavo, la radio de las mañanas tiene algo sagrado. «No somos solo un programa. Somos parte del ritual de mucha gente. Hay quien enciende la radio antes de encender la luz del baño. Estamos ahí cuando aún no han abierto las cafeterías. Eso implica una enorme responsabilidad».
Y es que, aunque en tiempos de redes sociales e inmediatez la información parece llegar en ráfagas, él defiende un formato que prioriza la reflexión y el contexto. «En la radio no solo damos titulares. Los explicamos. Los conectamos. Eso es lo que agradece la audiencia, los oyentes de la mañana buscan estar informados y son los más exigentes de toda la programación del día», dice.
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La radio en Canarias: «Lo que realmente marca la diferencia es la persona que habla»
La radio en Canarias, asegura, no es tan diferente de la del resto del país. Lo único que cambia es el acento, o la lengua si se trata de comunidades bilingües. «Lo que realmente marca la diferencia es la persona que habla. La radio es profundamente personal», afirma. Y es ahí donde entra su toque distintivo: la ironía y el sarcasmo, sobre todo cuando de política se trata. «Si se sabe usar bien, eso conecta mucho con el oyente».
La suya no es una radio distante. Es una radio con acento canario, comprometida con los problemas y realidades del archipiélago. En situaciones críticas, como incendios forestales, fenómenos meteorológicos o momentos de tensión social, su voz ha servido de puente entre la administración y la ciudadanía.
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Entre sus anécdotas más surrealistas está la primera entrevista nacional al protagonista del llamado 'caso Mediador'. Una llamada inesperada durante el informativo de las 6.20 y una verificación exprés por videollamada desembocaron en una exclusiva que luego replicaron medios de todo el país. O aquella otra, cuando vuelos de repatriación con más de 300 personas dieron vueltas sin aterrizar y acabaron de nuevo en Canarias: «Lo confirmé con Policía y el aeropuerto. Fue una locura».
¿Y qué buscan los oyentes canarios a primera hora? «Hoy quieren información, claridad. Esa es la radio que se oye mientras la gente va al trabajo. La radio que se escucha con atención es otra, la del fin de semana».
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La radio se mantiene viva
Lejos de temer a las nuevas tecnologías, Gustavo de Dios las incorpora sin perder la esencia de la radio tradicional. «El formato ha cambiado, sí. Ahora hay podcast, streaming, redes sociales. Pero la magia del directo sigue siendo única. Lo que no se pierde es esa conexión real, esa sensación de que te están hablando a ti en ese momento».
La clave, dice, está en no perder el vínculo con la gente. «Si dejas de escuchar lo que preocupa a los oyentes, pierdes tu sitio. La radio se mantiene viva porque se adapta, pero también porque no se olvida de mirar a su alrededor».
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Una pasión que no caduca
Gustavo de Dios lleva en la radio desde los 16 años, cuando entró a una emisora para hablar de cómics. Hoy, con 54, sigue igual de apasionado. Para desconectar recurre a los clásicos: series, cine, libros. No desconecta del todo. «Hablo mucho en antena y fuera también».
Cuando habla de radio, Gustavo no parece cansado. Al contrario. Se le ilumina la voz. Para él, este medio sigue siendo el más humano de todos. «No me ven. No sé cómo están vestidos. Pero sí sé cómo se sienten. Lo noto en cómo responden, en los mensajes que envían, en las llamadas. Esa intimidad que tiene la radio no la tiene ningún otro medio.»
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Las voces de la radio en Canarias, como la Gustavo de Dios en Onda Cero, comienzan a sonar cuando aún es de noche. No se ven, pero están ahí, haciendo que miles de personas arranquen su jornada informadas y acompañadas. Porque en la radio, a diferencia de otros medios, lo que importa no siempre se ve. Se siente. Se escucha.
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