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Auxiliadora Guzmán posa sonriente en el centro neurálgico de San Lorenzo. Juan Carlos Alonso
Una vuelta a la redonda

San Lorenzo: tranquilidad, familia y voladores

Las fiestas en honor a su santo y la familia que forman sus habitantes hacen único a este «pueblo» de la capital

Aday Martín Santana

Las Palmas de Gran Canaria

Domingo, 27 de julio 2025, 23:30

Juan Carlos Alonso

La tranquilidad en San Lorenzo no se negocia. Este pueblo, que no barrio, de Las Palmas de Gran Canaria vive alejado de la realidad entre barrancos poco concurridos y calles donde se respira calma, una que solo se interrumpe cada mes de agosto durante 15 días con las fiestas en honor a su mártir. El plato fuerte es, sin duda, la noche del 9 al 10 con la Gran Quema de Fuegos Artificiales y Volcán de Voladores.

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«Aquí nadie le llama barrio, esto para nosotros es nuestro pueblito», señala Auxiliadora Guzmán, presidente de la Asociación de Vecinos Lugar de Lugarejos San Lorenzo y conocida por todos como Xili. Este pueblo, que pertenece al distrito Tamaraceite-San Lorenzo-Tenoya, era un municipio de Gran Canaria hasta 1939. «Se lo arrebataron a los alcaldes en aquella época. Hasta La Cícer nos pertenecía», recuerda con nostalgia. Fue anexionado interesadamente a Las Palmas de Gran Canaria tras la Guerra Civil y en ese momento la población de San Lorenzo era de unos 30.000 habitantes. En la actualidad el pueblo cuenta con unos de 1.000.

Esta mujer lleva toda la vida viviendo aquí y «no lo cambia por nada del mundo» ya que es de las pocas zonas de la capital grancanaria donde el ruido de los coches y el bullicio de las personas no son los principales protagonistas de los decibelios. «Aquí solo se escucha a los pájaros piar», admite Xili desde la plaza de San Lorenzo y con el inmediato canto de un mirlo dándole la razón al momento.

Una armonía que solo se suspende cada mes de agosto. Ahí, el pueblo cobra vida. Se enciende la llama de San Lorenzo. Las fiestas en honor a su mártir acumulan a muchísimas personas llegadas desde cualquier rincón de la isla e incluso antiguos vecinos. «Tengo amigos que vuelven siempre en fiestas y recordamos anécdotas en esta plaza, son unas fechas de reencuentro», recuerda Xili.

Para San Lorenzo sus fiestas significan todo. Y la noche del 9 al 10 de agosto lo es más aún. Los Fuegos de San Lorenzo, que ya son Fiesta de Interés Turístico Regional, convocan cada año a más de 50.000 personas y hacen brillar a todo el pueblo con sus voladores durante los más de 20 minutos que dura el espectáculo. «Es más que una fiesta, además tanto desde nuestra asociación como desde la comisión cada año intentamos superarnos y seguir mejorando», añade Guzmán.

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La Comisión de Fiestas es presidida por José García desde hace más de cinco años. «En agosto nuestros teléfonos arden y siempre San Lorenzo levanta la voz y asoma la cabeza», comenta García mientras mira con orgullo la parroquia donde comenzó todo. La devoción a San Lorenzo data del siglo XVII, momento en que se edificó la primera ermita dedicada al mártir, aunque la festividad en su honor comenzó a celebrarse asiduamente a partir de la segunda mitad del siglo XIX.

Hay ambición por seguir mejorando. «Ahora buscaremos ser Fiesta de Interés Turístico Nacional», afirma García con optimismo. Para poder optar a ese reconocimiento todavía tienen que pasar unos años. «Vamos a lucharlo, vamos a seguir creciendo, pero espero que nunca perdamos nuestra esencia como pueblo pequeño, acogedor y tranquilo», comenta el presidente de la Comisión de Fiestas. La gente de aquí es como una «pequeña familia. Al final todos nos conocemos, somos muy cercanos, siempre está todo el mundo predispuesto a ayudar y echar una mano en lo que haga falta», apostilla.

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Aunque no todo es fiesta, San Lorenzo también reivindica varias mejoras. Aumentar los horarios del transporte público, incentivar el mercado agrícola con más actividades, puestos o incluso una feria de artesanía o simplemente no masificar la zona son algunos de los deseos que piden estos vecinos.

Arriba, Casimiro Martín disfruta de los senderos y barrancos para ir a correr. Abajo a la izquierda, La GC-308, carretera principal que transcurre por todo el pueblo. A la derecha, José García, en la plaza. Arcadio Suárez

Desconexión total

Otro de los aspectos destacables de San Lorenzo es «su campito». Así lo llama cariñosamente Casimiro Martín, conocido por muchos como Mere. A este vecino le encanta desconectar corriendo. Desde el propio barranco de San Lorenzo hasta el de El Cortijo o el Pilón. Además, el camino real a Teror pasa por el barrio de El Román y el viejo camino de tierra que unía los núcleos de Tamaraceite y San Lorenzo también cuenta cada día con personas que realizan senderismo o simplemente pasean a sus perros o juegan con los niños.

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«Tenemos el campo muy cerca. Son una maravilla los rincones que hay por aquí», indica Mere. «Es un desahogo para la cabeza y el cuerpo. Además, cuando subes a lo alto hay unas vistas increíbles, aunque solo si la panza de burro lo permite», comenta entre risas. Mere solo pide que se respete la zona. «Espero que siga así, tranquilo y limpio porque la naturaleza si no la cuidamos nosotros no la cuidará nadie», concluye.

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