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La circulación por el entorno, la minería y la ocupación de herbívoros incontrolados y de especies invasoras de flora y fauna ponen en peligro la conservación de la Montaña de Amagro.
Situada en el municipio grancanario de Gáldar, está calificada como Espacio Natural, ya que alberga flora exclusiva y amenazada; incluida en la Red Canaria de Espacios Naturales Protegidos y en la red europea Natura 2000.
En realidad, todos ellos títulos que llevan aparejados un alto nivel de protección y conservación que, hoy por hoy, no se cumple. El lugar sufre una alta degradación debido a la acción del hombre, ya sea por acción o por omisión.
'La Montaña de Amagro: Propuestas de restauración en este laboratorio de biodiversidad' es el título del estudio que firma el geógrafo, operario de Medio Ambiente y vecino del lugar Rubén García Medina, un trabajo para el que ha contado con Agustín Naranjo Cigala, profesor del Departamento de Geografía de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria.
Es el primer artículo de investigación de García Medina, y ha despertado un gran interés por parte de la comunidad científico.
Publicado recientemente en el Anuario de Estudios Atlánticos, presentado en la Casa de Colón, es fruto del trabajo de campo llevado a cabo por este geógrafo tardío –«Tengo 43 años y terminé la carrera hace cuatro años»– que se ha criado y vive a los pies de la Montaña de Amagro.
«Conozco bien la montaña, jugué toda mi infancia aquí y sé de los problemas que tiene encima». Y no son otros que, «sobre todo, el tema la extracción de áridos del norte de la montaña». Si bien «ahora hay cierto movimiento social» contra la minería a raíz de la reciente «expropiación forzosa hacia suelo municipal de Gáldar que está cedido aún estando dentro de un espacio natural protegido, lo cual no viene a cuento», afirma Rubén García.
Lo que viene a decir este experto es que choca la conservación de un Monumento Natural como es Amagro con la extracción de áridos. Para frenar la degradación que sufre el lugar exige «compromisos más fuertes de las administraciones y un fomento decidido de concienciación ciudadana».
En época precolonial, Amagro era una montaña sagrada. Tras la Conquista se convirtió en fuente de recursos. De la zona los moradores de antaño extrajeron recursos que se utilizaban como combustible.
Ya en el siglo XX se despertó la concienciación y «se establecieron pautas de protección muy relevantes sobre el papel», señala el estudio, «pero de escasa eficacia sobre el territorio».
Amagro siempre «ha sido esquilmada», señala Rubén García. «En primer lugar por necesidad por los vecinos de la zona; también por los ingenios azucareros que se surtían de ella. Y a finales del siglo XX y ahora en el XXI, por las canteras», sin olvidar que se utilizó como vertedero hasta que tal actividad se paró y se rehabilitó la zona.
«Esperemos que con las canteras se acabe la actividad y que se restaure ese socavón que hay en la montaña dañando especies endémicas».
En todo caso, históricamente «ha sido castigada» sin que las administraciones en la actualidad hagan nada para frenar la degradación que sufre.
Según el geógrafo galdense Rubén García, «las administraciones públicas deben ponerse las pilas, es un espacio natural protegido que tiene su propio instrumento de ordenación, pero no se aplica ni por el Ayuntamiento de Gáldar, ni por el Cabildo de Gran Canaria ni por el Gobierno de Canarias».
«Castigada» históricamente, en el Monumento Natural de Amagro «no se lleva un control» de lo que acontece al margen de la ley.
El tránsito de motocicletas y de quad «está empobreciendo» el paraje. Y «la extracción de áridos sigue llevándose a cabo» en suelo municipal con el visto bueno del Ayuntamiento aunque «la gestión del espacio la debe llevar el Cabildo».
Pero señala García, «no se ponen de acuerdo para parar esta actividad, porque genera dinero, aunque no a la gente de la montaña».
En todo caso, aclara, «estoy en contra de que se haga dentro de un espacio natural protegido» pues se ponen en peligro especies endémicas exclusivas de la montaña «como la hierba de plata o arminda de Gáldar, especie única en Amagro. También la salvia blanca de Amagro, en peligro de extinción, que se puede contar con las manos. No hay más de diez en el último conteo».
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Josemi Benítez
Patricia Cabezuelo
José A. González y Lidia Carvajal
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