Restauración de filigrana de dos vestidos de la Virgen del Pino
Los mantos Celeste, el que lucirá la imagen en las fiestas de 2025, y el de Los Pinos lucen como nuevos tras pasar por los talleres de Cyrta en Sevilla
La Patrona de la Diócesis de Canarias acaba de renovar parte del extenso, rico y colorido vestuario que ha ido acumulando y al que el paso del tiempo pasa factura acudiendo a las manos del que se considera el mejor taller de restauración de tejidos antiguos e históricos de España, Cyrta, en Sevilla, donde el equipo dirigido por Pablo Portillo y Pablo Pérez ha dejado como nuevos los mantos Celeste y de Los Pinos, dos joyas textiles que lució por primera vez en 1967 y 1785, respectivamente.
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El milagro de filigrana obrado con ambos vestidos y sus complementos ha respetado al máximo el trabajo original, explica Pablo Portillo sobre los arreglos hechos en dos conjuntos «excepcionales» que viajaron de Teror a Sevilla -y así volvieron recientemente- tratados como obras de arte, envueltos en soportes tubulares y en cajas cerradas.
El manto de Los Pinos era el que estaba más dañado. La restauración del conjunto, que se confeccionó a mano en talleres valencianos y se estrenó en la víspera del Corpus del año 1785, en una Bajada de la Virgen del Pino a Las Palmas organizada por la falta de agua, el pulgón, la alhorra y el temor a la llegada de la peste desde la costa de África, requirió 11 meses de trabajo.
«Tenía más pérdida de material en el tejido labrado de base y las laminillas del fondo estaban sueltas y deshilachadas», detalla Portillo sobre el manto elaborado en tisú blanco (tela de seda entretejida con hilos de oro o plata), con pinos bordados en seda en colores verde y marrón.
Para dejarlo como nuevo fueron necesarios trabajos de alineación, consolidación, encapsulado y refuerzo. Se le colocó un tejido de refuerzo, unido con puntos de hilos de seda; se agregó un tejido reticular muy fino (similar al tul) para su protección y que los roces futuros no hagan saltar y romper las laminillas; y se le cambió el tejido del forro, entre otras tareas de restauración.
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Durante esos últimos trabajos aparecieron restos de color amarillo en el manto, que se sustituyeron por otros de color rosa (el original) y en la túnica del Niño Jesús se hallaron restos de un forro blanco y con ese color se ha renovado la pieza.
El manto Celeste
En cuanto al manto Celeste, los daños «eran los propios del paso del tiempo» y para eliminarlos se le aplicó un microaspirado (para retirar el polvo y la suciedad), una limpieza que fue mecánica en el tejido de terciopelo porque estaba más sucio. Además, se limpiaron los bordados sin afectar al baño de oro y se volvieron a fijar los hilos sueltos.
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Además, en los talleres de Cyrta se le colocó un refuerzo interior, que es el que soporta el peso del manto y la tensión de los bordados. En este caso fue necesario hacer una réplica del encaje metálico para colocarlo en el vestido, las mangas y el manto porque sólo quedaba una parte del mismo en uno de los puños, destaca Portillo sobre la restauración.
El manto que lucirá la Virgen del Pino en las fiestas de 2025 fue un regalo del Cabildo, es de terciopelo azul, se encargó a las monjas del Císter de Breña Alta de La Palma y destaca por sas flores de oro y plata, las filigranas y los escudos bordados de Gran Canaria y Teror. Se acabó en 1964, pero no se estrenó hasta 1967 porque el entonces obispo, Antonio Pildain, se había opuesto a la apertura de la Casa Museo Pérez Galdós, por su presunto anticlericalismo y olvido de Gran Canaria, por parte del Cabildo en 1964.
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