Las que limpian alzan la voz para dar su versión de la historia
El Teatro Víctor Jara estrena el jueves una obra creada e interpretada por camareras de piso de Santa Lucía de Tirajana para contar la perspectiva que nunca se escuchó
La Sala Saro Bolaños del Teatro Víctor Jara de Vecindario estrena el jueves, con las entradas ya agotadas, una obra fuera de lo común. Se trata de '¡Arriba las que limpian!', creada e interpretada por camareras de piso de Santa Lucía de Tirajana dentro de un proyecto de cultura comunitaria financiado a nivel estatal por el Instituto de las Mujeres.
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Son 14 mujeres, algunas en activo, otras que han pasado por la profesión y otras jubiladas, entre 40 y más de 70 años de edad, que han alzado la voz para recuperar la memoria del municipio, pero desde un punto de vista inédito, ya que pocas veces o nunca han tenido acceso para contar su versión de la historia, desde la perspectiva de quienes lo han limpiado, cuidado y sostenido en silencio durante décadas.
Ellas han sido las que han armado el guión con sus aportaciones y con recuerdos de tiempos pasados que hicieron de este pueblo un lugar de lucha. «¿Tú sabes por que se llama Doctoral a el Doctoral? Por el doctoral Mendoza que era un abogado que ayudó a los aparceros que se levantaron para reclamar las cuarterías como sus hogares y subieron a Las Palmas de Gran Canaria y acamparon delante del gobierno civil como en el 15M, pero dos siglos antes», rememoran.
La obra está dirigida por la actriz Cathy Pulido, hija de camarera de piso y nacida en el municipio, que ha sido la responsable de buscar la financiación para la iniciativa que pretende escuchar a quienes nunca fueron escuchadas. Y es que, ni la historia oficial las menciona, ni los discursos turísticos recogen cómo han vivido y sufrido el desarrollo de la industria que sostiene la economía canaria.
Localizar a estas mujeres no fue sencillo. Muchas se negaron a participar por miedo: listas negras, represalias, experiencias traumáticas. Otras, ya jubiladas, respondieron un resignado: «Acabamos todas escachás». Resumiendo en una frase las secuelas físicas de una vida doblando lumbares y horarios. Pero un grupo de entre diez y quince mujeres dijeron que sí. Algunas comenzaron en los tomateros, otras cambiaron el hotel por la hostelería. Todas arrastran historias que rara vez encuentran espacio público.
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Aunque los relatos están llenos de dureza, lo que más abunda en los ensayos no son lágrimas, sino carcajadas, explica el productor Luis R. Lorite, al tiempo que añade que no son víctimas, sino supervivientes. La obra es comedia, sí, pero con las manos llenas de verdades. Al igual que lo es el cartel, creado por la Premio Nacional de Cómic Ana Penyas.
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