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Cuando el Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria desaloje la terraza TAO, la ciudad crecerá en 1.417 metros cuadrados. Aunque el grupo de gobierno no tiene decidido todavía el uso que dará a este suelo, una de las opciones que gana enteros en el ramillete de posibilidades es la de ampliar los jardines del poeta Alonso Quesada, consolidando el sistema general de espacios libres del Parque Romano, cuya superficie es de 36.883 metros cuadrados.
No es la primera vez que una terraza devuelve a la ciudad el espacio que ocupaba por medio de una concesión. Cuando la antigua terraza La Ola cerró en el año 2005, el espacio que ocupaba sirvió para mejorar las conexiones del parque de Santa Catalina con las ramblas de Juan Rodríguez Doreste, conocido como el parque blanco.
Desde el Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria se señaló este miércoles que, por el momento, «no se ha decidido qué hacer ahí». Ahora mismo, la prioridad del grupo de gobierno es recuperar ese espacio, un empeño en el que lleva desde el año 2019 y que se ha ido dilatando en el tiempo enmarañado en un procedimiento interminable de reclamaciones administrativas y judiciales.
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En Las Palmas de Gran Canaria, tradicionalmente las terrazas se limitaban al periodo estival. Sin embargo, a partir de 1996, el Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria decidió sacar concesiones por periodos más amplios.
Dos años después de aquella ordenación, la primera terraza se instala en el parque romano con el nombre de Altamar.
El éxito de la fórmula fue fulminante y se afianzó todavía más con la iniciativa contra los locales de ocio nocturno que emprendió el Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria con el argumento de poner orden en el sector. En octubre de 1999, una docena de bares amaneció tapiado con bloques y en los meses siguientes se abrió expediente sancionador a otros 230 locales, en un movimiento que fue conocido en la ciudad como la 'operación bloque'.
Aunque muchos de ellos pudieron recuperar su actividad, el ocio nocturno ya quedó tocado, y la figura de la terraza, consolidada.
La Markesina, La Divina, La Ola, Sotavento, La Romana, La Sal, El cielo... se van sucediendo aunque la fórmula tampoco ha tenido mucha continuidad por diferentes motivos, entre ellos denuncias vecinales y de otros empresarios.
La terraza TAO es una de las últimas supervivientes de aquella ola que hablaba de otra vitalidad de una ciudad como Las Palmas de Gran Canaria, cada vez más constreñida en sus hábitos nocturnos, más residencializada, techada e insonorizada.
Esta terraza, ubicada en los jardines del poeta Alonso Quesada, recogió el testigo de La Romana, que estuvo funcionando hasta el año 2003, pese a que la concesión de uso del dominio público se había agotado un año antes.
El negocio cambia entonces de manos, pero la empresa que lo asume empieza a tener problemas de impagos que obligan a cerrar la actividad durante unos meses. La terraza despierta a la noche de Las Palmas de Gran Canaria de nuevo en 2005, hasta que en 2008 el Ayuntamiento recupera el dominio del suelo tras sufrir el impago de las tasas a que se habían comprometido los concesionarios.
Pese a esos contratiempos, el Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria siguió apostando por la fórmula de la terraza junto al parque romano.
En el año 2009 se optó por adjudicar el negocio por un canon anual de 134.519 euros, pero finalmente el contrato no se pudo formalizar hasta septiembre de 2011 ya que hubo retrasos en la concesión de la licencia y además se tuvo que ejecutar unas obras complementarios. El Consistorio capitalino decidió entonces que el canon a pagar por los concesionarios fuera mensual (unos 11.000 euros) y el periodo de uso del espacio público fuera de cinco años, prorrogables otros dos.
La empresa que llevaba la terraza entró en concursal y fue absorbida por la actual dueña del negocio, que en 2018 solicitó que se tuviera por subrogada la concesión de uso privativo de dominio público.
Sin embargo, el Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria rechazó esta petición y, a principios de 2019, emitió la resolución de cese de la actividad.
Esta determinación fructificó este martes con el envío de un dispositivo de la Policía Local para notificar el cierre de la terraza, que se producirá finalmente en los próximos días.
Cuando la TAO tranque sus puertas, se pondrá fin a una oferta de ocio nocturno que ha vivido diferentes momentos en los últimos dieciséis años de las noches de Las Palmas de Gran Canaria. Solo una decisión municipal puede prolongar el sueño de las terrazas.
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Isaac Asenjo | Madrid y Álex Sánchez
Borja Crespo, Leticia Aróstegui y Sara I. Belled
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