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Directo La crisis migratoria llega este miércoles al Congreso
Parte de este muro se desplomó hace meses y sigue igual. C7

Tenoya no se resigna a la ruina

Los vecinos alertan de la caída de muros y el desinterés general de las instituciones hacia sus problemas

Javier Darriba

Las Palmas de Gran Canaria

Sábado, 22 de abril 2023, 23:46

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No lo dicen así, pero en Tenoya se tiene la sensación de ser espectadores de un eterno partido de tenis en el que la pelota son sus problemas. La pasan de un lado a otro, de una concejalía a otra, de una institución a otra, sin que finalmente nadie se cobre el punto. La única huella de la respuesta administrativa que queda en el barrio son las cintas que coloca la Policía Local como advertencia del riesgo: se cae un muro, y se pone uno de esos cordones; se hunde el techo de una cantonera y se traga a un topógrafo, ahí va otra cinta; se desploma un quitamiedos de cemento, y una más. Luego quedan ahí, recordando cada día el olvido en el que ha caído el pueblo.

Los vecinos no se resignan a la ruina. Por eso, acaban de constituir una nueva asociación, que lleva por nombre José Julio Cabrera, una figura mítica de la lucha vecinal que acortó la distancia que había entre Tamaraceite, San Lorenzo y Tenoya , y la ciudad. De hecho, el centro de salud también lleva su nombre.

Al frente del nuevo colectivo se sitúa Acaymo Domínguez, un joven que se ha cansado de ver cómo la pelota pasa delante de sus ojos. Recorrer las calles junto a él rebela la verdadera dimensión de Tenoya, más que un barrio, un pueblo en el que todo el mundo lo saluda y le explica la infinidad de problemas que tienen al otro lado del túnel.

Reacción vecinal

Del convencimiento de que las competencias municipales e insulares quedan al otro lado del paso que fue horadado en la montaña a mediados del siglo XIX, nace la urgencia de dar una respuesta desde el ámbito vecinal. Así han nacido calles como el Camino de los Veroles, una pista de cemento y escalones, con tuberías de pasamanos y una placa de vía formada por tres tablones. Todo lo hicieron los vecinos para acceder a unas casas en las que la modernidad solo se percibe de puertas adentro.

En la parte superior de esta calle viven personas ancianas que ni pueden salir de sus casas porque la calle no está adaptada. Tampoco llegan los servicios de emergencia. La última vez que se requirió una ambulancia, tuvieron que llamar a los bomberos para que evacuaran a la señora hasta la carretera. Así están seis viviendas. «Desde el Ayuntamiento nos dicen que se trata de una serventía, pero tiene alcantarillado y alumbrado público», expone el representante vecinal, «en Urbanismo nos dijeron que eso era cosa de Vías y Obras, y en Vías y Obras, que era de Urbanismo». En ese limbo administrativo siguen retenidas varias personas mayores a las que sí llega el servicio de ayuda a domicilio del Ayuntamiento.

Camino de Los Veroles. C7

Ni la cercanía de la cita electoral sirve para tener esperanzas de que se despierte en León y Castillo un mínimo interés por estos problemas. «Ni con elecciones, ni con lesiones por las caídas», asegura Aythami Medina, otro miembro de la asociación de vecinos, «parece que no pertenecemos a Las Palmas de Gran Canaria».

Al culminar el descenso del Camino de Los Veroles, se llega a la carretera principal, donde no hay marquesinas para esperar la guagua. Y desde allí se sube por El Salvial, donde una de las jardineras que sirven de quitamiedo ha dejado un hueco que es una promesa de caída de varios metros de altura. «Hace cinco años que un coche dio un golpe al parterre y se cayó, pero nadie hace nada», prosiguen estos vecinos.

«Aquí todo lo hemos tenido que hacer nosotros, hasta para que pusieran los semáforos tuvimos que manifestarnos», insisten.

Subida a la calle El Salvial. C7

Esta ruta del abandono continúa luego hacia la calle La Perla, que es a donde van a parar las aguas cuando se producen lluvias fuertes e intensas que generan escorrentías.

Todo ese caudal acaba desplomándose por otra de las escaleras que fueron construidas por los vecinos en su tiempo para conectar la parte alta de Tenoya con la baja. Se trata de las escaleras del cine, conocidas así porque iban a dar al edificio que albergaba la antigua sala de proyecciones. En este tramo, las pocas viviendas que hay tienen en las puertas unos bloques de construcción que tratan de actuar como decantadores para evitar que el agua entre en las casas.

En este barrio, las lluvias suelen ser augurio de sucesos. En la carretera principal del pueblo, las precipitaciones suelen venir acompañadas de derrumbes de muro. Hermine no fue una excepción. Los vecinos tuvieron que cortar la vía para evitar males mayores después de que una pared de piedra sucumbiera y ocupara un carril y parte del otro.

Explican que el muro es privado pero reclaman que el Ayuntamiento obligue a los dueños a repararlo o, cuando menos, que lo haga el Consistorio y exija luego el importe de la operación.

Los representantes vecinales, en la boca del túnel, denuncian que no se arreglan los hundimientos del suelo ni los desplomes. C7
Imagen principal - Los representantes vecinales, en la boca del túnel, denuncian que no se arreglan los hundimientos del suelo ni los desplomes.
Imagen secundaria 1 - Los representantes vecinales, en la boca del túnel, denuncian que no se arreglan los hundimientos del suelo ni los desplomes.
Imagen secundaria 2 - Los representantes vecinales, en la boca del túnel, denuncian que no se arreglan los hundimientos del suelo ni los desplomes.

La vecina Ana Pérez también cuenta el hundimiento que se produjo en una cantonera y que se tragó a un topógrafo en la calle Acequia. «Eso hace tiempo que está así, es un peligro, pero no sabemos a quién acudir», expone.

La colonia de gatos de Duraznillo, el estanque a punto de rebosar o el abandono en que se encuentra el antiguo túnel, que la asociación Tasate quiere recuperar como espacio cultural, no solo exceden ya de los límites de este reportaje, sino también de la capacidad de aguante de los vecinos de Tenoya.

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