El supuesto agresor de El Tablero insiste en que ni pegó ni robó a su vecino
El acusado, que cumple condena por apuñalar a su expareja en 2019, se enfrenta a diez años de cárcel. El juicio quedó visto para sentencia
R.O.R., el hombre acusado de pegarle una paliza a su vecino y dejarlo malherido en su casa tras robarle supuestamente el 21 de enero de 2019 en San Bartolomé de Tirajana, insistió durante la vista celebrada este jueves en que él solo recogió al perjudicado -que, según su versión, se encontraba en estado de embriaguez- y lo llevó a su casa.
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En su testimonio dejó claro que todo lo había hecho junto a la que era su pareja en ese entonces, que en un primer momento también fue investigada por estos hechos, pero finalmente la Fiscalía acordó el sobreseimiento de las actuaciones respecto a la misma.
El acusado relató que, ese día, él y su pareja se encontraron en la plaza de El Tablero a su «vecino de toda la vida» –la víctima– tirado en el suelo y manchado de sangre y que en el momento pensó que «se habría dado un golpe borracho, como otras veces». Explicó que, ante esta situación, decidieron «llevarlo a su casa y dejarlo allí, cambiarle la camisa y limpiarlo». «Maldita sea la hora en que no llamamos a la policía o a una ambulancia para que se hicieran cargo de él», sentenció.
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Su expareja dice que le pegó «sin mediar palabra»
Sin embargo, la versión ofrecida por el encausado no concordó con la defendida por su expareja, que declaró como testigo ante la Sala y manifestó que, cuando ambos se cruzaron con la víctima, él la golpeó varias veces «sin mediar palabra» hasta que ésta cayó al suelo y luego «le quitó la cartera, cogió el dinero que había dentro y se la volvió a meter en el bolsillo».
También reveló que, justo después, R.O.R. la obligó a recoger al perjudicado del suelo y a llevarlo hasta su casa –situada a escasos metros de la plaza– y que, una vez dentro, mientras ella trataba de curarle las heridas con agua y hielo, él se dedicaba a «rebuscar en los cajones para seguir robándole».
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En una primera fase de Instrucción, la que era novia del acusado apoyó la versión que éste había dado, pero, durante su intervención en el juicio, confesó que lo había hecho porque le tenía «pánico». Y es que no es la primera vez que R.O.R. se enfrenta a un juicio. Tan solo dos meses después de la supuesta agresión a su vecino, en abril de 2019, éste apuñaló nueve veces a su expareja –la misma que testificó en este caso– y actualmente cumple la condena de doce años de prisión que le fue impuesta por ello.
«Ay, ay, ay, el demonio...»
«Ay, ay, ay, el demonio...», fueron las palabras del damnificado cuando se encontró frente a frente con su supuesto agresor. En su declaración, afirmó que, esa noche, cuando se disponía a entrar en su domicilio con sus llaves, «sintió un taponazo». Aseguró que se lo había dado el encausado, pero dijo que el ataque no había ocurrido en la plaza, sino en la puerta de su casa. «No sé si fue con un palo o con la mano, pero lo que sé es que me dejó un año sin ver», expresó después de admitir que no guardaba muchos recuerdos del día de los hechos.
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La Fiscalía elevó sus conclusiones a definitivas, por lo que, al entender que R.O.R es autor de un delito de robo con violencia en casa habitada y de uno de lesiones, pide una condena de diez años de cárcel. La defensa, que también elevó las suyas a definitivas, pide su absolución al considerar que no quedó acreditada la autoría de los hechos de los que ha sido acusado.
El procedimiento, ante la Sección Sexta de la Audiencia Provincial de Las Palmas, quedó visto para sentencia.
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