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José Luis muestra algunas de las reliquias que tiene a la venta. Cober
Las Palmas de Gran Canaria

Santo Domingo resucita las historias calladas

La feria del coleccionista congrega a centenares de personas y descubre joyas que hablan de otros tiempos, juguetes de otras infancias e ilusiones imperecederas

Javier Darriba

Las Palmas de Gran Canaria

Sábado, 30 de septiembre 2023, 15:15

Resulta imposible sustraerse a la inclinación de pensar cuántas risas infantiles están grabadas en las caras plastificadas de la Nancy de 1976; cuántas grafías nerviosas imprimieron en las cartas de Reyes estos playmobil; cuántas necesidades (o caprichos, vaya usted a saber) sofocó este billete de 50 pesetas de 1951 que hoy vale 40 euros; cuántos bailes provocó la aguja de este picá Cesa de principios de los años 50; o cuántas noticias vomitó el altavoz de esta radio de los años 60.

Todas esas emociones, antiguas, atesoradas en juguetes, en monedas, en transistores y teléfonos, en tomavistas y cámaras, se alearon este sábado en la plaza de Santo Domingo, que acogió la celebración de la feria del coleccionista.

El centro histórico de la capital grancanaria fue epicentro de muchas historias antiguas con motivo de las fiestas del Rosario, pero también de renovadas ilusiones, como la de David Sanjurjo, que se llevó varias figuras de pitufos para la colección que inició cuando tenía cinco años, «desde que adornaron su tarta de cumpleaños» con una de estas simpáticas figuras que saltaron de los libros de historietas a fines de los años 50. Entre los pitufos que se van a la casa de David figura una variante sin colorear y otro con un pantalón rojo, dos excentricidades muy valoradas por los coleccionistas.

Él se los compró a Enrique Fenoll y Carmen Morales, dos andaluces que llevan afincados en la isla desde hace 47 años. Enrique explica que tiene toda la colección completa de figuras de pitufos que salieron entre la década de los 60 y 2013. A partir de ese año dejó de adquirirlas porque «las hicieron nuevas y son más feas, no me gustaron».

Asegura que en Canarias hay poco coleccionismo de pitufos, que la gente es más de playmobil, pero su puesto era este sábado uno de los más visitados. Los muñecos que esta pareja pone a la venta son solo los que tiene repetidos. Y sobre el puesto había decenas de ellos.

Diferentes puestos en la feria. C7
Imagen principal - Diferentes puestos en la feria.
Imagen secundaria 1 - Diferentes puestos en la feria.
Imagen secundaria 2 - Diferentes puestos en la feria.

Entre las cientos de personas que este sábado se acercaron a la feria del coleccionista estaba Matías Calle, un vecino de San Mateo enamorado de la electrónica. Se llevó un tocadiscos italiano y una radio con varias décadas en sus circuitos. A pesar de que no funcionan, espera revivirlos, como ha hecho otras veces. De hecho, se acercó hasta el puesto de José Luis Ramírez para enseñarle cómo puso en funcionamiento otra radio vetusta que le había comprado en otra feria hace ya seis meses.

En su casa hay un centenar de radios redivivas, con una calidad de sonido que no ha podido igualar ningún avance tecnológico posterior. «Las válvulas transmiten un sonido limpio», explica. Cada vez que enciende una de ellas piensa en «todos los que habrán escuchado la radio antes y en todo lo que habrán oído».

En el puesto de José Luis no hay solo radios. Se acumulan allí también teléfonos del modelo Heraldo que a partir de los años 70 conectaron las casas españolas, radiocasetes y cámaras super 8 y tomavistas. Este hombre, fanático de Mazinger Z, explica que con el coleccionismo no se hace uno rico. «Al final te gastas lo que ganas vendiendo», sonríe, pero la pasión por lo antiguo le puede.

Dentro la feria ocupa un lugar preeminente, dentro del local de la asociación de vecinos, la colección de Masters del Universo, que Pedro Suárez expone por vez primera al público y que está considerada como una de las más completas de España, con piezas únicas en el mundo, los moldes con que se hicieron las caras del malvado Skeletor en un taller de Onil, Alicante, en los años 80, y algunos bocetos que el historietista Rafael López Espí enviaba a Mattel para poder ilustrar las cartas a los Reyes Magos que se incluían en el catálogo de juguetes del Corte Inglés.

En su casa atesora unas 200 piezas de este universo. «De pequeño tenía dos masters pero como era de familia humilde no podía tener más». Así empezó esta afición en la que, ya de mayor, lleva invertidos 216.000 euros. «Unos padres se echaron a llorar al ver la colección porque les recordaba los masters que le regalaban a su hijo fallecido», explica.

Sus figuras no están a la venta, como tampoco la réplica del tren vertebrado que se instaló en la ciudad entre 1970 y 1975. Juan Manuel Núñez es su autor, un apasionado del modelaje al que le gustan tanto los trenes como los coches de colección Mercedes, la marca que pidió a su padre cuando tenía ocho años.

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