El puente entre mundos que construyeron Vegueta y Triana

Hace dos décadas, todos estos valores fueron recopilados en una enciclopédica iniciativa del historiador Alfredo Herrera Piqué, quien trataba de conseguir, para Vegueta y Triana, la consideración de Patrimonio Mundial, que concede la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) a los sitios que poseen un legado excepcional y universal.

Aquella petición no prosperó, pero en vez de ser enterrada, quedó en el barbecho de la memoria de algunos ciudadanos. Uno de ellos fue Antonio Aguado, sindicalista, concejal y cofundador de la Fundación Juan Negrín, quien rezuma amor por esta ciudad. Ahora, a sus 76 años, se ha convertido en el promotor de la plataforma ciudadana reivindicativa que trata de que el centro histórico de Las Palmas de Gran Canaria sea declarado patrimonio mundial cultural por la Unesco.

La petición será presentada de manera oficial el próximo martes en un evento que se celebrará en el Paraninfo de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria (ULPGC) y al que están invitados todos los vecinos de la capital y de la isla.

El acto, que comenzará a las 18.00 horas, será presentado por la periodista Asunción Benítez, y contará con las intervenciones del propio Aguado; del rector de la ULPGC, Lluís Serra; y de la docente universitaria Elena Quintana.

La presentación contará también con las actuaciones musicales del concertista y exdirector del Conservatorio Superior de Música de Canarias, Sergio Alonso; y de la agrupación Los que no escarmientan.

El importante papel desempeñado por esta ciudad en la formación del mundo atlántico será la base de esta petición, que recupera «el proyecto encomiable» de Herrera Piqué. «Tiene vigencia», explicó Antonio Aguado, «lo hemos retomado y lo estamos reimpulsando».

La propuesta que ahora se quiere llevar a París hereda aquella primera idea planteada a fines del siglo pasado. Tras revisar los argumentos que esbozó Herrera Piqué, el Ayuntamiento le encargó, en diciembre de 2001, la redacción de un proyecto que finalmente fue entregado en octubre de 2003.

Su presentación pública se demoró tres años, pero en 2006 se elevó al Ministerio de Cultura y, aunque «fue bien acogido», nunca llegó a fructificar.

Antonio Aguado considera que ahora sí lo hará. «Es una lástima que se haya perdido dieciséis años, pero nunca es tarde si la dicha es buena», explica el portavoz de la plataforma ciudadana reivindicativa. «Estamos en la dirección correcta, somos una plataforma ciudadana abierta, transversal, sin organizaciones políticas por medio. Ahora es la ciudadanía la que lleva el rumbo», añadió.

«Yo me doy por satisfecho con que todo este trabajo sea irreversible», se sinceró Aguado, convencido de que la Unesco atenderá la petición.

Tras la presentación de la candidatura este martes, la plataforma enviará un escrito a todas las instituciones y organizaciones sociales y económicas de la ciudad con el fin de recabar su respaldo. Y luego, se dirigirá a los veintiún municipios de Gran Canaria para que aprueben la misma moción de apoyo a la candidatura palmense en todos los plenos.

La candidatura se articula en aspectos de relevancia mundial, como el hecho de que la ciudad fuera la primera fundación urbana de la Corona de Castilla en el Atlántico; o que esta urbe fuera la primera ciudad azucarera de España en ultramar y el foco de difusión de la caña de azúcar hacia el Caribe, de la mano de Cristóbal Colón. El navegante usó la ciudad como puente en el descubrimiento para Europa de las civilizaciones americanas.

A estos méritos se suma el hecho de que Santa Ana fue la primera plaza mayor de España (la de Valladolid no se culminaría hasta 1603 y la de Madrid, hasta 1617) y, además, a diferencia de las que se construyeron en la Península, se convirtió en la solución como «recinto planificado en el que se concentran poderes gubernativos y religiosos» que se trasladaría luego a Bogotá, Quito o Lima.

También mantiene el testimonio del paso de la trama urbana medieval a la ciudad regular americana. Y atestigua «un intercambio de influencias considerable en el área cultural del mundo atlántico e hispanoamericano».