«Si esa piedra le da a un niño pequeño, lo mata»
La joven herida por una de las piedras caídas en El Confital relata que la roca que le dio en la frente y la cara «era del tamaño de un balón de rugby»
Carmela C. V. volvía de su paseo habitual por El Confital con su novio y su perro. Era el domingo por la noche y ya estaban llegando a la plaza de Pepe el Limpiabotas cuando escuchó un ruido. De repente, sintió en su frente una quemazón y empezó a notar que la sangre le caía por la cara. «Perdí un poco el equilibrio y estaba algo aturdida», explica esta joven vecina de Las Rehoyas, de veintidós años, que resultó herida por el desprendimiento de piedras que se produjo desde la ladera que va a dar al acceso al Confital.
Asegura que no vio la roca que le impactó en la cara. Quienes sí lo hicieron fueron los jóvenes que venían detrás de ella. «Dijeron que la piedra era como una pelota de rugby y que dejó una marca en la chapa del paseo», prosigue la afectada, quien fue trasladada al hospital Perpetuo Socorro, donde le cogieron cinco puntos en la frente. También relata daños en una de sus paletas.
«Me dijeron que si hubiera sido de unos centímetros más, habría sido peligroso», prosigue Carmela C. V., «si esa piedra le da a un niño pequeño, lo mata». Reconoce que «fue un susto bastante grande», de ahí que en estos momentos se plantee denunciar a la institución responsable de la seguridad de esta ladera.
«La malla que está ahí no protege nada», se queja, «esto podría haber sido más grave, hay que intentar que un hecho como éste no se vuelva a repetir porque esta zona es muy transitada».
Los desprendimientos de piedras que causaron las heridas a Carmela C. V. obligaron a la Policía Local a decretar el cierre de los accesos a la playa.
La decisión se tomó después de que los agentes del cuerpo de Bomberos realizaran una primera inspección esa noche. «Vieron que habían caído piedras del tamaño de un zapato», explicaron fuentes del Servicio de Extinción de Incendios y Salvamento.
La Policía Local colocó dos vallas en la entrada del Confital para evitar el acceso a la zona de baño, tanto a pie como en coche. Y así amaneció el día. De hecho, no pudieron entrar a efectuar su cometido la cuadrilla de Limpieza que envía la Concejalía de Ciudad de Mar del Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria.
Sin embargo, a primeras horas de la tarde, las vallas y la cinta de la Policía Local habían sido retiradas a un lado de la carretera. Ni el cuerpo de seguridad, ni el Ayuntamiento ni el Cabildo de Gran Canaria tenían constancia ayer de que se hubiera autorizado la entrada a la playa. No se descarta que, ante la falta de vigilancia, algunos usuarios del Confital hayan retirado los obstáculos para poder llegar a la zona de baño, con el riesgo que esto puede representar para su integridad física. De hecho, en la tarde ayer bañistas, surfistas y deportistas hacían uso del lugar.
Otros desprendimientos
No es la primera vez que la costa del Confital ve restringido el acceso como consecuencia de la caída de piedras. Al menos ha habido cuatro episodios similares en los últimos seis años.
El más importante ocurrió en verano de 2015, cuando tres grandes rocas -que pesaban en conjunto unos 5.200 kilogramos- rodaron ladera abajo, desde las Cueva de Los Canarios, y dañaron el paseo de madera peatonal. En aquella ocasión, el Cabildo de Gran Canaria encargó a una empresa especializada la retirada de todos los elementos inestables. Como consecuencia de ello, se eliminaron unas cuarenta toneladas de piedra de la montaña que presentaban peligro de derrumbarse. La operación de saneamiento y firme de la ladera tuvo un coste de 8.560 euros.
A una menor escala, el problema de derrumbes se volvió a repetir en la primavera de 2017 como consecuencia de unas lluvias de cierta intensidad que se produjeron a fines de abril de ese año. Y también por un fuerte temporal, a fines de enero de 2018, se produjeron desprendimientos de piedras desde la ladera.
Los últimos episodios, por tanto, han estado vinculados a episodios de mal tiempo, algo que no se ha producido en el evento del pasado domingo.
Los estudios geológicos de la zona han venido advirtiendo desde hace tiempo de la inestabilidad que padece esta zona por acción de la erosión.
Los hechos se producen a solo una semana de que se cumplan cuatro años desde que la playa del Confital se cerrara al baño. Hay que recordar que el Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria izó la bandera roja el 26 de abril de 2017 después de que los análisis de calidad del agua efectuados por el área de Salud Pública detectaran una concentración de bacterias fecales del tipo enterococos superior a lo permitido por la norma sanitaria vigente.
En todo este tiempo todavía no se ha podido averiguar el foco de contaminación que ha mantenido la playa del Confital con el cartel de prohibido, pese a lo cual, la gente sigue bañándose en la zona.
Pese a que ha habido episodios puntuales de contaminación, como el 20 de julio de 2020, el 31 de agosto o el 14 de septiembre, buena parte de los análisis que se siguen efectuando en esta parte del litoral muestran una calidad de agua buena.
De hecho, en la información que facilita el Gobierno de Canarias, a través del Servicio Canario de Salud, se certifica que la playa es apta para el baño, como se recoge en el informe sanitario de 22 de marzo del presente año.