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Fefi va por las mañanas a la tienda de la esquina para que le carguen el móvil. Desde el domingo, esta vecina de Escaleritas está sin luz a causa del paso de la tormenta tropical Hermine. Su vida ha cambiado desde entonces: ahora las duchas son con agua fría; la nevera permanece siempre abierta para que no dé olor; se ha hecho con una linterna para caminar de noche por casa; y ha comprado una cocina de camping de gas para poder cocinar.
Las casas se quedaron sin luz el domingo por la mañana. Jesús Manuel Rodríguez recuerda que su hijo estaba viendo la tele cuando le pareció ver un relámpago que finalmente resultó ser las chispas que saltaban desde el cableado eléctrico en la calle Doctor Alfonso Espínola, 8.
«El cable empezó a dar chispazos y a echar humo», explica este vecino, que señala las huellas carbonizadas de la quema del cable.
«Pensábamos que se trataba de un relámpago, pero una vecina del bloque de enfrente empezó a gritarnos y a decirnos que había chispas», prosigue Fefi, cuyo nombre es María Josefa Méndez. Llamó entonces al 112 pero le dieron que los bomberos no irían hasta que hubiera fuego. Y con ese temor vive. «Mi miedo no es que no tengamos luz, sino que cada vez que chispea se me pegue fuego la casa».
La misma inquietud atenaza a María Hilda Ojeda, que lleva en esa casa desde 1963. «Las primeras noches me quedaba sentada en el salón, con una vela, lo pasé muy mal», expone, y apenas ha dormido desde entonces. Del lunes al martes se fue a casa de una sobrina para poder conciliar el sueño.
En su caso, la caja de cerillas que tenía olvidada en un cajón y la vieja Butsir naranja le han permitido seguir cocinando, pero la desconexión de la nevera le ha hecho perder alimentos.
Su situación no es única. Con datos hasta las 08.00 horas del martes, Endesa contabilizaba 250 incidentes que afectaban a 2.900 clientes de Gran Canaria. De ellos, alrededor de 1.500 están localizados en la capital.
El responsable de Operaciones y Mantenimiento de Endesa Distribución en Canarias, Javier Martel, explicó que las lluvias continuadas inundaron varias estaciones transformadoras y que se ha tenido que usar bombas para ir evacuando toda el agua acumulada. Además, se está procediendo al secado de la aparamenta eléctrica, esto es, el conjunto de aparatos que sirven para la transformación y distribución de la energía eléctrica.
El responsable de la compañía indicó que va a estudiar la situación del bloque de Escaleritas porque se está tratando de priorizar los casos en que se producen chispas o llamas.
En todo caso, desde Endesa se confía en que todas las incidencias, si se estabiliza el tiempo y no entran nuevas reclamaciones, puedan estar solucionadas este miércoles.
Para ello, existe un equipo de doscientas personas en la calle atendiendo los requerimientos ciudadanos.
Los vecinos del bloque de Escaleritas se quejan de la falta de respuesta. «Entendemos que hay un montón de incidencias», dice Jesús Manuel Rodríguez, «pero pese a que ha habido fuego y humo, siguen sin venir y sin darnos explicaciones».
Este malestar se da también en la calle General Mas de Gaminde, donde hay varios bloques sin luz desde este lunes. José María González, un vecino afectado, lamenta que vayan a perder los alimentos que tienen en las neveras. Pero también apunta que ha habido negocios que han tenido que cerrar a la fuerza por falta de suministro eléctrico, por no contar que los ascensores no funcionan. «La gente aquí está muy molesta», expuso.
En otras zonas de la ciudad, como en Siete Palmas, sí se ha restablecido ya el suministro. El presidente de la asociación de vecinos, David Rodríguez, explicó que los cortes de luz afectaron a 46 viviendas entre la noche del lunes y la mañana del martes. «Aquí hay muchos cortes de luz, tenemos ya una plataforma de afectados en la que están inscritas más de cien personas». dijo.
Mientras Endesa trabaja en la restitución del suministro eléctrico, la ciudad todavía sigue dando muestras del impacto de una de las precipitaciones más copiosas de la historia de la capital. Este martes la carretera de Mata y la calle Buenos Aires tenían todavía los semáforos inoperativos.
En San José, en cambio, la preocupación tiene su origen en la caída de una acera. La obra inconclusa de construcción de un muro en la calle Cantabria por problemas con la empresa constructora provocó que, con las lluvias, se produjera un corrimiento de tierras este sábado.
«La zona de paso, que era de cemento, se quedó en el aire, junto a una tubería de Emalsa», explica el presidente de la asociación de vecinos, Chano Alemán, «y este martes ya se cayó».
La asociación ha pedido al Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria que haga un informe técnico sobre el estado en que quedó una de las casas, «porque tiene una esquina en el aire».
Los vecinos llevan denunciando desde hace tiempo los perjuicios que les causó la paralización de la obra. «Hubo afectación a las viviendas», recuerda el representante vecinal, «hay vecinos que no pueden cerrar la puerta de la calle y tienen que poner un puntal por las noches».
En Tres Palmas, por otro lado, el agua sigue siendo un problema para los usuarios de un aparcamiento que tiene una cancha municipal en la parte superior. Desde la instalación deportiva se producen filtraciones, según denunció el vicepresidente de la asociación Vecinos Unidos, Julio Guillén.
«Nos dijeron que en septiembre ya estaría resuelto», dijo el representante de los vecinos en relación a un problema que ya denunciaron en mayo, «pero cada vez entra más y con las lluvias de la tormenta está goteando que da gusto».
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