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Nayra Bertol Encinas en el acto de jura de aspirantes a registradores 2025 C7

Nayra Bertol, la canaria que llegó al Registro de la Propiedad en tiempo récord

Entre 645 aspirantes, la joven consiguió una de las 46 plazas en solo 3 años y 8 meses, cuando el tiempo medio para lograrlo en una de las oposiciones más exigentes suele ser de entre 6 y 8 años

Elsa Lantigua González

Las Palmas de Gran Canaria

Sábado, 23 de agosto 2025

Nayra Bertol Encinas nació en Las Palmas de Gran Canaria y vivió durante 10 años en Arinaga. Estudió en el Liceo francés Internacional de Telde y, posteriormente, se trasladó a Madrid junto a sus padres, originarios de la capital. Se define como una buena estudiante que tenía claro que cursaría Derecho por la amplitud de ramas y salidas profesionales que ofrece esta carrera. A la hora de elegir universidad, estuvo a punto de decantarse por una privada que le ofrecía beca. Sin embargo, un profesor le habló de las oposiciones al Registro de la Propiedad y eso la llevó a cursar sus estudios en la Universidad pública Carlos III de Madrid.

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Reconoce que apenas conocía esta salida profesional, pero bastó con una asignatura en la que se abordaba el temario para decidirse. El docente que la impartía era registrador, lo que le permitió acercarse a la profesión y realizar prácticas en el Registro de la Propiedad Nº14 de Madrid. Allí descubrió que se trataba de mucho más que una gestión de documentos:, «es una labor que recoge los problemas de la gente y busca darles solución sin convertirse en un obstáculo«, explica.

La decisión final llegó cuando su profesor la integró en la academia del Colegio de Registradores, que prepara gratuitamente a los opositores. Para Nayra, que no proviene de una familia de opositores, fue una oportunidad única. Aunque al principio se marcó un plazo de cinco años, pronto comprendió que había sido demasiado optimista: el temario se compone de 350 temas y la media para aprobar se sitúa entre los seis y ocho años.

Su camino comenzó en 2021, cuando se presentó a la primera convocatoria con solo un año de preparación. Su profesor confiaba en que podría conseguirlo, pero para ella solo era una toma de contacto. Aun así, logró resistir una hora 'cantando' temas, algo que no todos alcanzan con tan poca experiencia. Los momentos más duros los vivió en los exámenes prácticos, cuando pasó de estudiar en casa a jornadas enteras fuera, de 10 a 21. «Sentía mucha inseguridad al medirme con candidatos que sabían responder todas las preguntas», recuerda.

Nayra destaca por su ambición, aunque reconoce que convive con una parte insegura y negativa. Agradece a su familia y a su preparador Ramón haber sido los mejores apoyos cuando pensaba que no avanzaba. «Durante los 3 años y 8 meses de preparación para las pruebas orales estudiaba 12 horas diarias; comenzaba a primera hora de la mañana y terminaba a las ocho de la tarde, momento en que iba al gimnasio y volvía para cenar y dormir«, relata Nayra. Su rutina de estudio era tan estricta que un retraso de quince minutos en su vida cotidiana suponía la pérdida de tiempo para 'cantar' temas. Durante esta etapa contó con la ayuda de un psicólogo especializado en alto rendimiento deportivo, que la ayudó a gestionar la autoexigencia y miedo al fracaso.

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Nayra Bertol Encinas y otros aspirantes en la jura a registradores
De izq a derecha: Ester Peréz Jeréz, Directora general de seguridad jurídica y Fe pública, Nayra Bertol Encinas y María Emilia Adán García, la Decana del Colegio de Registradores, en la entrega del diploma del curso de aspirantes en junio.
Nayra Bertol Encinas en Arinaga, la localidad costera donde nació

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Finalmente, tras presentarse y superar las cuatro pruebas; dos orales y dos prácticas, consiguió el puesto 43 de las 46 plazas. El ansiado día que consiguió la plaza reunió a su familia y a su novio para no mirar sola las notas. Cuando supo que había aprobado se sintió en shock: feliz por lograrlo, pero triste por los amigos que no habían pasado. Ahora, es consciente de los sacrificios que supuso esta etapa en perderse momentos importantes y temer por sus amistades. Aun así, no estaba dispuesta a renunciar a la constancia y la disciplina.

Empezar a opositar al mismo tiempo que estudiaba de la carrera es una de las cosas que cambiaría si echa la vista atrás, aunque admite que eso le habría quitado la experiencia universitaria. En septiembre da comienzo el reparto de plazas, y aunque sabe que no podrá elegir ni Madrid ni Gran Canaria por su posición, espera con ilusión poder ejercer y preparar a otros aspirantes en el grupo del Colegio de Registradores.

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Sobre la estabilidad económica, considera que compensa el esfuerzo aunque« lo que más la motiva es poder ayudar a las personas y garantizar la seguridad jurídica de su propiedad», explica. Como consejo, asegura que la oposición no es un camino de rosas y exige renuncias, pero anima a quienes disfruten estudiando, el Derecho y la rutina a atreverse con el reto.

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