Secciones
Servicios
Destacamos
Necesitas ser registrado para acceder a esta funcionalidad.
Opciones para compartir
En pocos barrios se podía haber producido la amalgama que da cuerpo a esta historia. Solo en La Isleta se consiguió fraguar una aleación obtenida de la fusión de tres elementos tan dispares como el fervor religioso, el bullicio carnavalero y el día de la Hispanidad. En los estertores de la dictadura, antes incluso de que el carnaval moderno de Las Palmas de Gran Canaria naciera, una comparsa bailó por las venas de La Isleta, en un pasacalles que tuvo lugar el 12 de octubre de 1975. Fueron Los Rumberos, la comparsa decana de Canarias, los que marcaron el paso de La Naval primero y luego de las propias carnestolendas de la capital grancanaria. Ahora, casi 40 años después, Los Rumberos vuelven a La Isleta. Sus ritmos animarán el chapuzón de La Naval, que este año se celebra el 11 de octubre.
Aquel pasacalles que culminó con una actuación en los jardines del castillo de La Luz, junto al cantante argentino Jorge Cafrune, todavía está vivo en la memoria de Juanjo Monzón, presidente actual de Los Rumberos y, por entonces, un niño que acompañaba a su padre, el fundador de la primera comparsa tinerfeña. «Me acuerdo de tocar junto al castillo», explica, «y de ver a Manolo García», el padre del actual carnaval de Las Palmas de Gran Canaria. No solo las calles conocieron aquella nueva forma de vivir las carnestolendas, también el López Socas fue el escenario de sus actuaciones.
«Queríamos volver a La Isleta porque habíamos sido una de las semillas del carnaval de Las Palmas de Gran Canaria, algo que no se conoce mucho por aquí», dice desde Tenerife Juanjo Monzón.
El cariño que le dispensó la ciudad a la comparsa de su padre también lo lleva en el recuerdo. «Cuando nos íbamos a coger el barco para volver a Tenerife vino mucha gente en coche a acompañarnos, tocando la pita», evoca con emoción.
La comparsa Los Rumberos fue la respuesta a una experiencia vital del padre de Juanjo Monzón, que, sin papeles, emigró a Venezuela. Tras diez meses al otro lado del mar, se vino de allí con la idea de replicar uno de aquellos grupos que le llamaron la atención. De esa vivencia nacieron Los Rumberos, en 1965, que tomaron la calle por vez primera en 1966. «Tenían dos o tres pasos porque lo importante era salir a divertirse», comenta Monzón. Por entonces, la comparsa se acompañaba de guitarras y acordeones para que sonaran cumbias y chachachás. Poco a poco llegarían los ritmos brasileños, los bongos y, también, la coreografía, que se hizo más profesional gracias a un miembro de la compañía de Celia Gámez que decidió quedarse a vivir en Tenerife.
Por ser los pioneros, los miembros de aquella comparsa tuvieron que romper tabúes. «Imagina lo que era ver a mujeres con leotardos y minifaldas en los años 60, era la bomba», relata Juanjo Monzón, «éramos, además, el único grupo que estaba compuesto por hombres y mujeres».
Cuando Los Rumberos llegan a La Isleta son ya un eco del carnaval tinerfeño. Es posible que su impacto sirviera para que, a la sombra de los muros del castillo de La Luz, naciera otra de las agrupaciones míticas de los carnavales de Canarias, la comparsa Los Caribe, un ejemplo de participación vecinal en La Isleta. Pero también para que, bajo el manto de la Virgen de La Luz, Manolo García asistiera al nacimiento del nuevo carnaval de Las Palmas de Gran Canaria, que se producía solo unos meses después de la visita de la comparsa Los Rumberos.
Hay que recordar que las primeras reuniones de la comisión de fiestas del nuevo carnaval palmense tuvieron lugar en las dependencias parroquiales de Nuestra Señora de La Luz.
La presencia de Los Rumberos, de nuevo en La Isleta en 2024, responde a una vieja aspiración de la organización de las fiestas de La Naval que ahora fructifica gracias a la colaboración del Organismo de Fiestas de Santa Cruz de Tenerife.
Para las fiestas de La Naval era especialmente importante rescatar de la memoria aquel acto de 1975 en un año que es especialmente importante por factores como la rehabilitación de su fachada, en la que ya luce la nueva cruz, o la celebración del 40 aniversario del nombramiento de Nuestra Señora de La Luz como alcaldesa mayor perpetua de Las Palmas de Gran Canaria.
Por eso, en la noche de estes sábado se celebró, por vez primera ante la vista del público asistente al templo parroquial, el descendimiento de la imagen, una operación delicada por la importancia de la talla, que es obra de José Luján Pérez. Unas veinte personas tuvieron que intervenir para bajarla sin daño.
Al final del procedimiento, la imagen de Nuestra Señora de La Luz fue colocada en una peana en el altar mayor para acercarse, más si cabe, a una feligresía que disfrutará de las fiestas de La Naval, cuyón pregón será leído el próximo 9 de octubre por parte de Pepe Dámaso, en los jardines del castillo de La Luz.
Publicidad
Mikel Labastida y Álex Sánchez
José A. González, Álex Sánchez y Sara I. Belled
Melchor Sáiz-Pardo | Madrid y Sara I. Belled (gráficos)
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para registrados
¿Ya eres registrado?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.