Las Golisnionas: «Ser murguera es algo que te llena de muchísima vida»

Diez son los años que han pasado desde que, allá por el 2013, el sueño de un grupo de amigas se hizo realidad. «Lo que iba a ser una quedada para tomar café en una heladería del barrio, acabó convirtiéndose en algo mucho más grande. Y así nacieron Las Golisnionas», afirma Hernández.

Las murgueras se encuentran más que preparadas para volver a hacer resonar sus trompetas en el imponente escenario de Santa Catalina el 13 de febrero y hacer lo que más ilusión les produce en el mundo: vivir de cerca el carnaval. En esta ocasión, lo harán vestidas de heladeras, con motivo de honrar esa primera vez. «Lo que de verdad queremos es disfrutar de la actuación y que la gente pase un buen rato con nosotras», explica la regidora. «Cada carnaval es único e irrepetible. Por eso siempre queremos vivirlo al máximo».

Los tres temas que Las Golisnionas van a defender lo tienen todo: historia, crítica y humor. El primero es el más especial, pues es un fiel homenaje a sus fundadoras, que, además, fue escrito por las propias componentes del grupo. Y eso lo hace el doble de bonito. «Sabemos que sin ellas no estaríamos donde estamos en este momento. Y eso merece todos los reconocimientos del mundo», comenta Liane Hernández. «Gracias a todo el tiempo que dedicaron a la murga, nosotras hoy hacemos lo que más nos gusta hacer y estamos con quienes más nos gusta estar».

«Cada año nos cuesta un poquito más conseguir que el grupo salga adelante», admite la presidenta, que confiesa que no todo es fácil en el universo murguero. Y mucho menos para un colectivo pequeño como Las Golisnionas. Sin embargo, señala que, al final, «es muy satisfactorio ver como, a pesar de todos los baches, mis chicas logran volver al escenario».

Así pues, la ilusión por vivir el carnaval termina opacando cualquier impedimiento. «Ser murguera es algo que te da muchísima vida», apunta Liane Hernández. «Hay mucho trabajo detrás, pero es precioso ver los resultados. Porque cuando haces las cosas por vocación, se nota».

La vocación resulta ser tanta que al conjunto murguero el carnaval se le queda corto. Por ello, lo trasladan más allá de febrero. «Nos encanta cantar en los colegios y ver la cara de felicidad de los niños y niñas cuando les mostramos los disfraces o les pintamos las caras», indica Hernández. «De eso también se trata el carnaval».

Como dice el dicho: «la unión hace la fuerza». Y Las Golisnionas tienen claro que juntas son una «piña». «Compartir risas y llantos con ellas no tiene precio», sostiene la presidenta, que no duda en depositar su absoluta confianza en el desempeño de su equipo. «Siempre estamos para apoyarnos las unas a las otras y eso es clave», añade. «Somos una segunda familia».