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Actividad en el club Tagorock. C7
La escuela de escalada de Guanarteme que no pudo salvar la montaña de la gentrificación

La escuela de escalada de Guanarteme que no pudo salvar la montaña de la gentrificación

Después de doce años en el barrio, el club Ingravito Tagorock abandona Guanarteme empujada por la transformación urbanística del barrio

Javier Darriba

Las Palmas de Gran Canaria

Sábado, 17 de agosto 2024, 22:48

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Después de tantos obstáculos superados, el de la gentrificación fue insalvable. La escuela de escalada del club Ingravito Tagorock abandona Guanarteme empujada por la transformación urbanística del barrio de Las Palmas de Gran Canaria. La nave en la que han formado a cerca de un millar de niños y niñas en los últimos doce años sucumbe al mal de altura que está transformando el entorno de Las Canteras. Desde junio, las instalaciones que Tagorock tenía en la calle Covadonga han iniciado una larga despedida.

La clausura de la actividad fue una declaración de intenciones. «Somos eternos» fue el lema escogido para decir adiós. Su legado continuará en Arucas, donde gestionan la escuela municipal de escalada, y en la capital, donde llevan el mantenimiento de los tres rocódromos municipales, los de Las Rehoyas, Siete Palmas y el parque romano.

Su marcha es el signo de los tiempos y responde al cambio que está transformando barrios como Guanarteme o La Isleta, con la sustitución de casas terreras, negocios y tiendas propias por más viviendas y marcas de tiempos de uniformidad.

Actividades de escalada. C7
Imagen principal - Actividades de escalada.
Imagen secundaria 1 - Actividades de escalada.
Imagen secundaria 2 - Actividades de escalada.

Llevaban años en Guanarteme tras una pequeña escala en Almatriche. «Faltaba una escuela en el municipio», detalla Norberto Cabrera, «yo quería montar algo aquí, pensé que mucha gente podría moverse sin problemas a Guanarteme porque es un barrio muy accesible».

Estuvo dos años buscando un local. Le había puesto los ojos a una mercería. «Cada vez que entraba me decía, aquí cabe un rocódromo». Y un día vio que se colgaba el cartel de alquiler.

No se lo pensó y empezó a montar el que ha sido uno de los centros de escalada más exitosos, copando los primeros puestos de los campeonatos regionales.

Sabía que algún día se tendría que marchar, pero confiaba en encontrar algo asequible. Sin embargo, los precios del nuevo Guanarteme resultaron inaccesibles.

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