De izquierda a derecha, Jorge Suárez, Juan Antonio Martínez y Pepín Quevedo, en la sala de trofeos del Ferreras. C7

El club Ferreras se reinventa a sus 102 años

La celebración de su centenario, pospuesta hace dos años por el estallido de la pandemia de covid-19, tendrá lugar este sábado en el corazón del barrio de La Isleta

Viernes, 4 de marzo 2022, 23:28

Podría decirse que la vivienda de la calle Malfú en la que el club Ferreras tiene su sede es la casa de Pepín Quevedo. No solo es el ferrerista más antiguo, sino que su hermano es el simpatizante número dos; sus padres se conocieron en los actos sociales que organizaba esta asociación; y, por un tiempo, la casa terrera de su familia albergó la sede oficial del club. Pero las relaciones de Pepín no se circunscriben a la trayectoria vital de su familia. Él mismo es la memoria viva y enciclopédica del Ferreras, un club con 102 años de historia pero que este sábado festeja su centenario, una celebración dos veces postergada por la irrupción de la pandemia.

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La fiesta tenía que haberse celebrado hace dos años, pues el Ferreras se fundó en el año 1920. En aquel año, un grupo de trabajadores ligados al Puerto de La Luz y de Las Palmas empezaron a agruparse en el barrio de La Isleta y decidieron fundar una sociedad deportiva y recreativa, que adoptó el nombre de Ferreras por ser ésta la calle donde tuvo su primera sede.

«En el barrio era costumbre crear agrupaciones por diferentes zonas», explica Quevedo. Por entonces ya funcionaba el Real Club Victoria, que acumulaba diez años de vida. Y en poco tiempo nacerían también el Hespérides (nueve años después del Ferreras, en 1929) y la Benartemi Sociedad Deportiva y Recreativa.

El Ferreras empezó, sin embargo, a sufrir graves problemas. De hecho, a partir de 1968, se ve obligado a instalarse en el salón parroquial de la Iglesia del Carmen, donde ya había un club. Es aquí donde empiezan a rescatarse nombres de entre las brumas. Juan Corujo, Juan Bruno, Agustín Santana y Armando Sarmiento se revuelven en la memoria de Pepín Quevedo como los salvadores de un club «que estuvo a punto de desaparecer» porque había bajado mucho el rendimiento deportivo de un equipo que llegó a jugar en Tercera Regional». El Ferreras se fusiona con el otro club que estaba en el salón parroquial y comienza a renacer. La vinculación de la parroquia en aquellos tiempos fue tal que el cura, don Agustín, también era miembro de la junta directiva.

El presidente Felipe Mendoza se dirigie a los socios del club en una imagen de la exposición que se inaugura este sábado. C7

A fines de los 60 también se empieza a fichar jugadores de otro club, el Juvenil Argentino, y bajo la dirección de Joaquín Peña -quien había sido futbolista de la UD Las Palmas- se empezaron a cosechar éxitos balompédicos.

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En aquel momento, los partidos se jugaban en el campo de fútbol Antonio Rojas, en Las Rehoyas. Y los jugadores tenían que ir en guagua o en taxi.

Unos años después, tras negociaciones con el ejército, se consigue el permiso para jugar en el campo Isleta, dentro de la zona militar. El equipo vuelve a crecer, con Luis Nevado, al frente de la presidencia, y Juan Bruno, un taxista de la ciudad, «que fue clave en la revolución del club».

Algunos de los socios, como el propio Bruno, aportan dinero de su bolsillo para el alquiler y la reforma de la nueva sede del club. El Ferreras sale del salón parroquial y se traslada a una propiedad de la calle Malfú, justo al lado de su emplazamiento actual.

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El bingo

El Ferreras es cada vez más conocido. Y no solo por el fútbol, sino también porque en su salón se empieza a jugar a la lotería familiar. El cartón costaba entonces una peseta -0,006 euros. «Con el beneficio que se obtuvo tras cuatro o cinco años de lotería se costeó la evolución del club deportivo», explica Quevedo. No solo se crece en la parcela deportiva sino que también se decide comprar el solar en el que se levantaría la actual sede social, también en la calle Malfú. La adquisición, firmada en 1976 por Juan Francisco Ventura Sánchez, presidente y exjugador del Ferreras, fue tasada en 250.000 pesetas.

El Ferreras se dispara y llega a la Tercera División bajo la dirección Felipe Mendoza, ya a fines de los años 90. «Se jugaba en el Pepe Gonçalvez pero cuando había partidos importantes lo hacíamos en el Estadio Insular para hacer taquilla», prosigue. El actual presidente, Juan Antonio Martínez, dice de Mendoza que fue uno de los socios más importantes que tuvo el club. «Se arruinó por defender el Ferreras, perdió su carpintería», explicó.

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Formación del Ferreras en un partido que se jugó en el Estadio Insular. C7

El declive deportivo coincide entonces con la pérdida de la licencia de bingo. Y el club se envuelve en brumas. Ahora, una nueva junta directiva trata de reflotarlo. En los últimos dos meses casi se ha duplicado el número de socios (son más de 60), se ofrecen clases para adultos y existe la ilusión de abrir una escuelita de fútbol.

Con esa fuerza, el Ferreras celebra este sábado su centenario con una exposición fotográfica sobre la historia del club y la presentación de la nueva directiva, que pretende que el ferrerismo siga latiendo en La Isleta.

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