'Botellomódromo' en El Sebadal
Ni la pandemia ni el toque de queda frenan las fiestas no permitidas en la urbanización industrial. La Policía no tiene constancia de que haya denuncias sobre estos hechos
De jueves a domingo, las noches de la urbanización industrial El Sebadal se llenan de coches con música para ambientar los botellones que se suceden en sus calles. De viernes a lunes, estos mismos lugares amanecen llenos del naufragio de la fiesta. Botellas, bolsas, cajas de alimentos, cartones y hasta bombonas de gas para los hornillos se acumulan en diferentes puntos de la zona, si bien las áreas más afectadas suelen ser, en opinión de los empresarios consultados, el entorno del parque empresarial Vistamar, sobre todo en su parte trasera; la parte final de la calle Misiones; en algunos callejones que rodean a naves de Juan Domínguez Pérez; y una zona de aparcamiento que hay habilitada en la calle Quito.
«Dejan todo hecho una porquería», explican las fuentes consultadas por este periódico, quienes prefirieron mantenerse en el anonimato, «algunos empresarios hemos llamado a la Policía Nacional y nos dicen que no es de su competencia, y cuando llamamos a la Policía Local, nos explican que no tienen recursos suficientes para atender todos los incidentes y que deben priorizar».
Desde la Policía Local, en cambio, se informó a este periódico que se hace un seguimiento permanente de todas estas situaciones. Y aclara que no ha habido quejas sobre la celebración de botellones, ni en la concejalía del distrito Isleta-Puerto-Guanarteme, ni en la propia comisaría.
De hecho, se mantiene el dispositivo especial de vigilancia que se adoptó a fines del año pasado y que mantiene un foco de control sobre más de sesenta puntos de celebración de botellones al aire libre detectados en todos los barrios de Las Palmas de Gran Canaria. Desde entonces, informa el Consistorio capitalino, se han presentado unas 671 denuncias por el consumo de bebidas alcohólicas en las calles de la ciudad. Esto arroja una media de casi nueve personas denunciadas al día por participación en botellones. Lógicamente, este tipo de denuncias se concentra de manera especial durante los fines de semana.
Multas
Las personas denunciadas se enfrentan a sanciones de hasta cien euros por no llevar mascarillas; de doscientos euros por el consumo de alcohol en la vía pública; y otros doscientos euros por el incumplimiento del toque queda. En el peor de los casos, un participante en estos botellones podría tener que pagar quinientos euros o seiscientos euros si se es reincidente.
El dato
-
Toque de queda. La Policía Local ha impuesto desde el 23 de diciembre 886 multas por incumplimiento del toque de queda establecido por el Gobierno ante el covid-19. De esas, 579 se impusieron desde el lunes 11 de enero, cuando se pasó a fase tres.
Pese a todo, las quejas de los empresarios persisten. Y lamentan que ni siquiera el toque de queda que se ha impuesto a partir de las 22.00 horas con la fase tercera de alarma sanitaria en que se encuentra Gran Canaria haya aliviado la situación.
Las fuentes consultadas indicaron que no se trata de un problema de seguridad, aunque advierten de los riesgos de la mezcla de alcohol y conducción, sino de riesgo sanitario porque en las concentraciones que tienen lugar la urbanización industrial no se respeta ni la distancia de seguridad entre personas, ni las limitaciones de concentraciones de personas ni, en algunos casos, la obligatoriedad de portar mascarillas.
«No decimos que haya inseguridad pero sí lo entendemos como una falta flagrante de civismo», señalan los afectados.
La celebración de los botellones en El Sebadal lleva ya tiempo. «Esto se puso de moda hace ya unos años porque no tenemos vigilantes se seguridad pero en la situación de pandemia actual es más preocupante», añadieron, «entendemos que la ciudad tiene otros problemas pero esto también tiene que parar». La situación no se ha relajado durante la pandemia «y nos preocupa que no se sigan las normas anticovid-19».
Las mismas fuentes especificaron que no suelen producirse grandes macrobetollones sino que son encuentros de diez a veinte personas que van ocupando diferentes espacios de la urbanización industrial.
Suciedad
La celebración de los botellones deja tras de sí un rastro de suciedad que, a su vez, es un testigo de los hechos que denuncian los empresarios de la urbanización industrial El Sebadal.
«El Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria limpia algunas zonas pero se ensucian más rápido que lo que se limpia», indicaron las fuentes con las que contactó este periódico, «y muchas veces no se actúa en las zonas verdes porque dicen que eso es de Parques y Jardines, pero como tampoco dan aviso, pues eso se queda mucho tiempo ahí».
Además, señalan que las afueras del punto limpio del Sebadal suele amanecer los lunes llenas de escombros, lo que contribuye a agravar la sensación de abandono que se vive en la urbanización isletera.