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Once elecciones y once alcaldes después, el decimosegundo mandato democrático de Las Palmas de Gran Canaria se iniciará el próximo 28M. Casi con total seguridad, las elecciones municipales consagrarán el ascenso de la segunda alcaldesa en los 545 años de existencia de la ciudad.
La mayoría absoluta ha sido la fórmula de gobierno preferida por los electores palmenses. En seis ocasiones, la ciudadanía ha otorgado la confianza sin fisura a una sola candidatura: ocurrió con el PSOE en 1987 (Juan Rodríguez Doreste) y en 2007 (Jerónimo Saavedra); y con el PP en 1995 y 1999 (José Manuel Soria), en 2003 (Pepa Luzardo) y en 2011 (Juan José Cardona).
En el subconsciente colectivo queda todavía el recuerdo de la inestabilidad de los primeros gobiernos, en los que se sucedían los alcaldes de uno y otro partido en un baile de apoyos que muchas veces estaba sustentado por la estrategia política o la fuga al grupo mixto. Eso hizo que en el mandato 1979-1983 hubiera cuatro alcaldes; dos en el periodo 1987-1991; y tres entre 1991 y 1995, si bien la elección de uno de ellos (José Sintes, PP) fue anulada por el Tribunal Constitucional.
La política de pactos ha sido, sin embargo, la constante de los dos últimos mandatos, como síntoma de una mayor pluralidad.
La persona que preste su nombre al listado de regidores dependerá, en todo caso, de la voluntad que expresen los ciudadanos. Un total de 301.833 personas están llamadas a acudir a las 526 mesas dispuestas el 28M.
Un primer rasgo destacado del comportamiento electoral de Las Palmas de Gran Canaria es que suele reproducir los resultados a nivel nacional. La ciudad parece amoldarse a los resultados que sirven para constituir las mayorías en el Congreso de los Diputados.
Así, en 1979 coinciden los comicios municipales y generales con la UCD como candidatura mayoritaria. En los años siguientes, las victorias socialistas en Madrid se reproducen en los meses siguientes en Las Palmas de Gran Canaria; mientras que las del PP se anticipan aquí a las de la Península.
En otras palabras, Felipe González, en 1982, abrió la puerta a Juan Rodríguez Doreste un año después; José Luis Rodríguez Zapatero, en 2004, allanó el camino a Jerónimo Saavedra, en 2011; y Pedro Sánchez, en 2019, anticipa la mayoría relativa de Augusto Hidalgo, un mes después.
En el caso del PP, es alrevés: la toma de posesión de José Manuel Soria, en 1995, se produce diez meses antes de la llegada de José María Aznar; y Juan José Cardona, en mayo de 2011, augura la victoria de Mariano Rajoy, medio año más tarde.
Las excepción que confirma la regla es la de la mayoría de Pepa Luzardo (2003) a la que responde el PSOE con Zapatero en 2004.
El primer enemigo a batir en las elecciones municipales de Las Palmas de Gran Canaria el próximo 28M es la abstención. La pereza electoral ha ido aumentando de manera progresiva con el paso de los años hasta situarse, en la cita de 2019, en el 49,29%, según los datos del Ministerio del Interior.
Así vista, la participación resulta fundamental, de ahí que se luche por cualquier voto. Toda papeleta puede ser clave para conformar gobiernos.
En 1979, si UCD hubiera logrado 1.560 votos más, habría obtenido mayoría absoluta y el alcalde hubiera sido Rafael Martín.
En 1987, si la Unión Canaria del Centro hubiera despertado el interés de 286 electores más (obtuvo 7.033 papeletas), habría alcanzado el 5% para tener un concejal. Y lo hubiera hecho a costa del CDS, que ese año igualó los 9 ediles del PSOE.
En 2007, el PP se quedó a 91 votos de quitarle un concejal al PSOE. La candidatura de Jerónimo Saavedra hubiera perdido la mayoría absoluta y Compromiso por Gran Canaria, de Nardy Barrios, hubiera sido decisivo para formar gobierno.
La ciudad ha consagrado en la reciente historia democrática un bipartidismo irregular en el que PSOE y PP se han ido sucediendo como las formaciones políticas más votadas. Solo UCD pudo romper en 1979 este turnismo que ha dado la victoria en cinco ocasiones al PSOE (1983, 1987, 1991, 2007 y 2019) y en otras tantas al PP (1995, 1999, 2003, 2011 y 2015).
El próximo 28M, de confirmarse las encuestas, uno de los dos partidos mayoritarios españoles romperá este empate.
No todos los alcaldes han necesitado el mismo número de apoyos. Los pactos han permitido que accedan a la presidencia municipal listas que ni siquiera fueron las más votadas, como ocurrió en 1979, en 1987, en 1991 o en 2015.
A Las Palmas de Gran Canaria le corresponden 29 concejales, un número que permanece constante desde la llegada de la democracia. En todo este tiempo, las plazas a ocupar han sido 319 y el número de candidatos presentados ha sido de 4.002.
Estos son los nombres que han conformado las 138 listas diferentes que se han presentado en la Junta Electoral desde 1979 para participar en los once procesos electorales celebrados hasta ahora, sin contar con los suplentes.
Vistas desde la perspectiva actual, las planchas electorales revelan un sinfín de curiosidades. Así, las candidaturas no solo se han formado con políticos al uso, sino que también han atraído el interés de líderes sociales como los representantes vecinales Óscar Roque (UCD, en 1979), Saturnino Martínez (Partido Comunista de España, en 1979; Partido Comunista de Canarias, en 1983) y José Julio Cabrera (Partido Comunista de Canarias, en 1983; Izquierda Canaria Unida, en 1987; o ICAN, en 1991); sindicalistas como Rafael Marrero Castellano (Congreso Nacional de Canarias, 1987); o artistas como Eduardo Millares Sall (Partido Comunista de España, 1979).
Hay también sagas familiares, como la de los Hidalgo. Augusto Hidalgo Champsaur encabezó la lista del Partido Comunista de España en 1979. Su hijo, Augusto Hidalgo Macario, aparece en las listas electorales de Izquierda Unida en 1995 y llega luego a la Alcaldía de Las Palmas de Gran Canaria en 2015 bajo el paraguas del PSOE.
Algo parecido les ocurre a los León. Los pasos de José Vicente León, que fue alcalde dos veces con el CDS, los siguió su hija Carolina, quien llegó a ser concejala del PP en 2007.
Luego está el caso de los Campoamor: padre e hija, Alfonso y Carla, tomaron posesión del acta como concejales bajo las siglas del mismo partido, el PSOE.
Si se depuran las repeticiones de una lista a otra, la cifra de personas que ha ostentado el cargo de edil se reduce de manera ostensible: por los 319 asientos del Salón Dorado de las Casas Consistoriales han pasado finalmente 214 vecinos y vecinas distintos desde 1979.
De ellos, 144 solo estuvieron un mandato (67%); el 21% de los electos repitió dos veces (43 casos); el 8% se mantuvo durante doce años (17 representantes); un 2% repitió en cuatro ocasiones (5 ediles); y los que aportaron su experiencia durante cinco y seis mandatos (dos personas por cada categoría) solo suponen un 1% respectivamente.
Siguiendo el esquema de renovación que propone la publicación 'Estadísticas Electorales Municipales de Las Palmas de Gran Canaria (1979-2007)' y prolongando su fórmula hasta 2019, se llega a la conclusión de que solo un tercio de los concejales que pasa por el Ayuntamiento repite.
En contra del estereotipo de la persona que se aferra al cargo, las estadísticas indican que 106 vecinos y vecinas han repetido (33%), mientras que otros 213 se renovaron (67%).
Solo ha habido dos citas electorales en las que los concejales reelegidos superaban a los nueva desginación: en 1991 (15 continuaron y 14 entraron nuevos) y en 2019 (20 se mantuvieron y 9 renovaron). Estos datos no tienen en cuenta los relevos que se produjeron durante los diferentes mandatos.
A estos ediles se sumarán todos aquellos que resulten elegidos en las próximas elecciones. El 28M competirán 16 listas diferentes, lo que supone la incorporación de 464 residentes de Las Palmas de Gran Canaria a la vida política activa. De ellos, 18 ya tienen experiencia como concejal.
De las 16 listas que concurren a las elecciones municipales, cinco candidaturas están encabezadas por mujeres. Este es el techo de cristal de la política municipal, el máximo alcanzado hasta el momento, igualando el registro de 2003.
En las próximas elecciones del 28M, las candidaturas incluyen 213 mujeres y 251 hombres, lo que indica que el peso relativo de las ciudadanas en las listas es de un 46%, similar al de 2011.
Mucho se tuvo que luchar para que la paridad se fuera haciendo un hueco en la confección de las listas. En las primeras elecciones democráticas apenas había mujeres. De hecho, hay que esperar a 2003 para que nuestras vecinas alcanzaran el 40% de los integrantes de las candidaturas; y hasta 2015 para equipararse en número a sus conciudadanos.
Ese crecimiento se hizo posible gracias al esfuerzo de pioneras como Marcela Delgado, quien fue la primera mujer en integrar la lista socialista de 1979, en el séptimo puesto. Su «lucha sindical y política por ser una de las primeras mujeres» que participan en la organización de la estructura del PSOE y de UGT le abrió las puertas a las listas del PSOE.
Aunque asegura que, en su caso, nunca se sintió discriminada, «muchas mujeres sí se encontraron con un techo de cristal» que se ha ido resquebrajando gracias al ejemplo de políticas como Delgado, quien aún recuerda las carreras que tuvo que dar por el paseo de Las Canteras, embarazada de siete meses, delante de los grises; o cuando tuvo que sacar las fichas de los afiliados del sindicato escondidas en el capazo de su niño tras la matanza de Atocha.
En las elecciones del 28M en Las Palmas de Gran Canaria, cinco de las dieciséis listas tienen como lideresas a mujeres. Se trata de las candidaturas que presenta PP, PSOE, Reunir Canarias Sostenible, Pacma y Unidas Sí Podemos.
Cuestiones de género y discriminación al margen, lo que parece claro es que la inmensa mayoría de las 16 candidaturas que concurren a las próximas elecciones no obtendrán representación. Como media, solo tres de cada diez formaciones logran el objetivo de situar sus siglas en la vida política municipal.
En todos estos años, desde 1979, un total de 68 partidos políticos han participado en las elecciones municipales de Las Palmas de Gran Canaria, presentándose bajo el paraguas de 86 siglas diferentes (81 antes del 28M), si se tiene en cuenta el cambio de nombres de algunos de ellos, como UCD y CDS, o Alianza Popular y Partido Popular.
De todos ellos, solo dieciséis han conseguido superar la barrera del 5%, que es la que permite garantizarse el acta de concejal.
El único partido que ha estado presente en todas las citas electorales sin cambiar de siglas desde 1979 es el PSOE.
Y el partido que ha quedado a menos distancia de entrar en el Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria fue Coalición Canaria. Ocurrió en el año 2011. La formación nacionalista consiguió el respaldo de 7.708 ciudadanos, pero no fue suficiente. Hubiera necesitado 235 votos más para que Jorge Rodríguez se hubiera sentado en las Casas Consistoriales.
Su entrada hubiera restado una concejala al Partido Socialista. En concreto no habría recibido su acta Sarah Culebras. Sin embargo, esta variación no hubiera cambiado en nada aquel mandato de mayoría absoluta del PP.
En cuanto a los extremos, los marcan el PP de 1999, con 94.088 votos (57,54%) y Coalición Democrática de 1979, con solo 65 papeletas (0,05%).
Lógicamente, esta cifra está marcada por los niveles de participación, pero el promedio histórico para poder entrar en las Casas Consistoriales está fijado en unas 7.764 papeletas.
Una de las curiosidades del sistema electoral es que, si se consigue un concejal, se está más cerca de alcanzar el segundo que de quedarse con uno solo. De hecho, desde las primeras elecciones democráticas municipales, solo encontramos un caso en el que la candidatura se quedó con un solo edil: fue el Partido de Gran Canaria, en 1999.
Otra de esas extrañas coincidencias que salpican las estadísticas es que ambos obtuvieron el mismo porcentaje de votos válidos, un 5,88%.
En cambio, siglas que pasan de cero a dos concejales hay muchos más casos. Le ocurrió a Asamblea de Vecinos en 1979; al Partido Comunista de Canarias y a la Unión del Pueblo Canario en 1983; a Izquierda Unida Canaria y al Partido de Gran Canaria, en 1995; a Compromiso por Gran Canaria, en 2007; a esta misma formación y a Nueva Canarias, en 2011; a Ciudadanos, Nueva Canarias, de nuevo, y a Unidos por Gran Canaria, en 2015; y a Coalición Canaria-Unidos por Gran Canaria, en 2019.
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