En Casablanca de Firgas, centenario y primeras fiestas
Fue tal el entusiasmo que la nueva edificación generó tanto en el barrio de Casablanca como en toda la comarca colindante que en 1927 la programación se hizo sobre la idea de que los festejos del Pilar brillaran
La ermita dedicada a Nuestra Señora del Pilar del barrio de Casablanca en Firgas se inició con la primera piedra el domingo 15 de julio ... de 1923.
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Dos años más tarde, la ermita estaba concluida a fuerza de sudores y sacrificios como expresara Domingo Marrero, presidente de la comisión formada a tal fin. El 24 de octubre de 1925 se bendijo la iglesia por el párroco Juan Quintana y se elevaron los primeros fuegos artificiales de unas fiestas del Pilar en el barrio, de manos de Juan Dávila; terorenses tanto el cura como el fueguista.
Y el domingo 25 de octubre se procedió a la bendición de la imagen de Nuestra Señora del Pilar, llegada desde la zaragozana 'Casa Aranda', bajo el padrinazgo de Francisco Hernández Guerra y Asunción Guerra Navarro. Después de bendición y misa, tuvo lugar la primera procesión que vieron las calles del barrio de Casablanca, amenizada por la banda de música de Bañaderos.
La casa zaragoza aportó a las islas por estos años infinidad de objetos devocionales, telas, imágenes, como el San Antonio de Padua de Moya o los doce candeleros de plata de estilo gótico con que la parroquia de Santa María de Guía celebró en 1914 las primeras fiestas tras las reformas realizadas en su templo en los meses anteriores en el decorado del altar mayor, camarín de la Virgen o el estreno de las colgaduras de terciopelo carmesí con flecos de oro, que ayudaron a dar realce y solemnidad a los eventos festivos de Guía hace 111 años.
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El templo de Nuestra Señora del Pilar de Casablanca -con diversas actuaciones en su edificio a lo largo del pasado siglo- fue convertido en parroquia el 19 de marzo de 1943 por el obispo Pildain.
Tan sólo unos meses después del inicio de la vida religiosa en la ermita del Pilar, en febrero de 1926 tuvo lugar la bendición de las imágenes de San Pedro y San Bartolomé llegadas también desde Zaragoza y donadas por Felisa Marrero Ponce en recuerdo de su primer esposo y por Bartolomé Marrero Medina.
Con aquel motivo hubo fiestas para celebrarlo, quemándose fuegos de artificio; y en abril salieron por primera vez en procesión aquellas imágenes con las que el barrio deseaba con un fortísimo ahínco iniciar el afianzamiento de una comunidad social -en un lugar poblado desde los años iniciales tras la Conquista- pero ahora en torno al templo del Pilar; y que fue aumentando con otros objetos y enseres de devoción y culto en las siguientes décadas.
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Programación de 1927
Fue tal el entusiasmo que la nueva edificación generó tanto en el barrio de Casablanca como en toda la comarca colindante que en 1927 la programación se hizo sobre la idea de que los festejos del Pilar brillaran como los habitantes del pago creían merecer:
«Sábado 15, víspera de le fiesta por la mañana se izará la bandera con repique general de campanas y cohetes voladores anunciando la fiesta; marcharán muchas personas a Azuaje en busca de rama, y a su regreso empezarán el adorno de la plaza y trayecto por donde pasa la procesión.
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Por la noche, después del rezo del Santo Rosario en la iglesia habrá plática. Luego a la salida paseo en la plaza del Pilar donde se quemarán varias piezas de fuegos artificiales.
El domingo 16, a las 10, solemne función religiosa en la que predicará un elocuente orador sagrado, terminado el acto saldrá en procesión la venerada imagen, a la salida de la iglesia batirá marcha la banda de música de los Bañaderos que acompañará haciendo el recorrido por la plaza del Pilar y trayecto de costumbre, hasta la plaza del Descanso…después del descanso retrocederá la ordenada procesión por el mismo trayecto adornado con bonitos arcos, palmeras, ramos y flores.
Para traer mucha concurrencia a este pago se celebrarán actos nunca vistos, como son feria de ganado, para lo cual se invita a los agricultores da la comarca».
Al lunes siguiente, introdujeron un evento que por sus connotaciones en la reciente historia de Firgas tiene un peculiar interés. En el campo deportivo del lugar, además de los campeonatos futbolísticos, aquella tarde se colocó un palo de varios metros de altura sobre el que se colocó una moneda y los jóvenes del barrio se tuvieron que poner en fila para intentar trepar por él demostrando así su valentía y su pericia. Entre el griterío y los ánimos de toda la vecindad, los jóvenes subieron, intentando no caer para alcanzar la cúspide del palo y conseguir la moneda.
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En las fiestas de los años siguientes fueron añadiéndose, con un ánimo excepcional, distintos actos como la Traída de la Ramas desde Azuaje, Los Dolores o El Pedregal de muchas personas en busca de ramas, palmeras y flores; el sorteo de extraordinarios arcos que mostraban las muchas aportaciones vecinales, así como la fecundidad de los platanales; las carreras de burros desde el camino que subía desde San Andrés, hasta llegar a la acequia ubicada entre los estanques de la familia Guerra; la famosa feria que se colocaba en la finca de Las Mesetas; y muchos más que hicieron de las fiestas de Casablanca en honor a Nuestra Señora del Pilar una de las más animadas y de masiva afluencia de toda Gran Canaria.
Este año, cumpliendo con el deber que va unido a esta tradición y el pundonor que tiene la gente de buen corazón y mejor proceder, se celebra el centenario del inicio de todo esto. Los actos de este fin de semana han preparado al municipio para exaltar como merita el mismo, que se cumplirá el 25 de octubre.
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Mi deseo más sincero de paz y felicidad en el año del centenario y sus distintos eventos, porque es en cosa como éstas donde se demuestra el valor que hace grandes a los pueblos.
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