José Luis León, dedicación y pasión para cultivar la papa de más peso de 2025
Más de kilo y medio pesó el tubérculo presentado por este agricultor de Teror | La salud y la producción ecológica, principios básicos en su trabajo
Con un ejemplar de 1,507 kilogramos consiguió José Luis León el premio a la papa de más peso de la isla en la VII Feria de la Papa que se encuentra celebrándose durante este fin de semana en Teror. Este labrador de la villa mariana lleva más de 15 años dedicados a la agricultura ecológica en Los Risquillos, su finca donde cultiva desde papas hasta calabacines, ubicada en la carretera que va hacia el barrio de Arbejales, en Teror.
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«Esa cosecha de papas fue extraordinaria. Salieron muchas enormes en un trozo de tierra pequeño. Es algo que no suele pasar habitualmente», comenta emocionado José Luis. La recogida también le valió para presentar otos tubérculos de grandes dimensiones y alzarse hasta el primer lugar en la categoría que premia al lote más pesado de cinco papas, llegando a marcar en la balanza el suyo 6,931 kilogramos.
Su amor y su pasión por el trabajo en las tierras vienen heredados de sus antepasados, aunque sobre todo inculcado por sus padres, José Luis León -padre del protagonista- y Milagrosa Navarro. Siguió el testigo de su progenitor, quien trabajaba como carpintero durante la semana y los fines de semana los dedicaba a cultivar sus tierras. «Cuando terminé el servicio militar hacía lo mismo que mi padre, combinar la agricultura con la carpintería, pero en 2010 decidí dedicarme por completo a la labranza», relata José Luis.
Fiel a sus principios e ideales
Desde que convirtió la agricultura en su principal fuente de ingresos, José Luis tenía claro que debía hacerlo siguiendo su convicción de ofrecer alimentos a la población lo más limpios y libres de fertilizantes posible. Es por ello que decidió que sus productos fueran ecológicos. «Desde que empecé, me volqué totalmente a cultivar de manera ecológica», señala. Habitualmente el Instituto Canario de Calidad Agroalimentaria (ICCA) realiza controles en sus cosechas y semillas para ver que todo funciona correctamente.
Decidió dedicarse al cultivo ecológico porque «justamente en esa época nació mi hijo y quería que su alimentación fuese lo más saludable posible». Desde hace varios años, este agricultor pertenece al programa Ecocomedores del Gobierno de Canarias, una iniciativa que busca llevar a los centros escolares productos que mejoren la calidad de la alimentación a través de realizar una apuesta decidida por la producción agraria en Canarias.
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José Luis sigue las recomendaciones y directrices que le marcan las diferentes instituciones para saber qué fitosanitarios de origen natural puede utilizar para cultivar sus verduras y hortalizas. «Solemos usar productos como sulfato de cobre, jabón potásico, tierra de diatomea o abono orgánico. Están permitidos para cultivar alimentos ecológicos», explica el protagonista. Además de surtir de productos a los comedores escolares, también vende a tiendas ecológicas de la isla.
Otra de las razones por las que José Luis optó por dedicarse a la producción de productos ecológicos fue porque cuando comenzó a estudiar cómo era este proceso de cultivo se dio cuenta de que, según comenta, «muchas de las cosas que se hacían era lo que me enseñó mi abuelo para plantar las verduras, por lo que no resultó algo nuevo para mí». Él mismo pensó que «será que hay que volver al pasado para hacer bien las cosas».
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Al ser preguntado por la rentabilidad económica de la agricultura ecológica frente a la convencional, José Luis admite que «en la convencional es más fácil ganar dinero, puesto que un agricultor que no cultive productos ecológicos tiene para elegir entre decenas de semillas, en cambio nosotros nos vemos mucho más condicionados».
A pesar de ello, este labrador de Teror no ve «el dinero en abundancia como su prioridad», sino que valora más estar contribuyendo a que las personas se alimenten a base de productos naturales y que no contengan fertilizantes o pesticidas que sean perjudiciales para la salud.
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Contribuye en el desarrollo del sector
Su finca es una de las usadas cada año para llevar a cabo, gracias a un acuerdo con la Agencia de Extensión Agraria del Cabildo, el ensayo de las variedades de papas anual. Este proceso se establece para determinar cada año, dependiendo de diversos factores como el clima o la calidad de la tierra en la isla, qué variedades de papas son las más recomendables para plantar.
El asesoramiento, la profesionalización o la generación de espacios dentro del sector de cultivo de papas son algunos de los motivos por los que el Cabildo realiza este ensayo. «Ellos vienen, plantan diferentes variedades en distintas parcelas para ver el rendimiento de cada clase de papa y luego se hace la Cata Insular de Papas del Cabildo, donde se determina las mejores papas del año», subraya José Luis.
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Proceso de las rotaciones
Pese a que durante todo el año el producto que más produce son las papas, «en la agricultura ecológica lo que hacemos son procesos de rotaciones». Esto se basa en rotar la tierra cultivando diferentes verduras y hortalizas durante todo el año como calabacín, calabaza o cebolla, además de también plantar millo o trigo. «Las rotaciones son necesarias para que el suelo se mantenga con materia orgánica», señala. Normalmente planta las papas entre enero y marzo -a esto se le denomina temporada de siembra-, y las recoge en los meses de junio y julio -también llamada temporada de recogida-.
Además, recientemente ha arrendado algunos terrenos en el barrio capitalino de San Lorenzo. «Esta decisión viene dada porque los inviernos en Teror son muy duros y se dificulta cultivar las papas», argumenta. Al pertenecer al programa Ecocomedores debe tener producción de este tubérculo durante todo el año, por eso busca diferentes cotas de altura en relación al nivel del mar para que durante el invierno pueda seguir produciendo papas.
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