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La Virgen del Pino durante su Bajada a la Catedral el pasado sábado. Cober

Devoción histórica tirajanera hacia la Virgen del Pino

Ya la imagen de Santa Lucía espera la llegada de la Virgen del Pino, para acompañarla hasta la parroquia de San Rafael en Vecindario, desde Sardina del Sur, lugar cargado de historia

Jesús Emiliano Rodríguez Calleja

Doctor en Historia Moderna

Domingo, 1 de junio 2025, 23:01

A primeros de junio se producirá una nueva bajada de la Virgen del Pino, bajo el lema de 'Camino de Esperanza'. La venerada imagen, además ... de en la capital insular y Telde también estará presente en Vecindario, lugar de reciente y creciente aglomeración urbana, con la más amplia diversidad de población, culturas y religiones. Procesionará sobre las antiguas tierras polvorientas, ahora cubiertas de asfalto y que hasta principios del siglo XIX estaban bajo la jurisdicción del apóstol San Bartolomé en su sede parroquial de Tunte.

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La rica y antigua documentación parroquial, en espera de ser estudiada y divulgada, nos muestra, entre múltiples aspectos, la devoción de los antepasados tirajaneros hacia la Virgen del Pino. Ya en los registros de defunción quedaron recogidas las aplicaciones de misas por los difuntos a tal devoción. Muchas de las promesas que ya se cumplieron en vida no han pasado a nuestro conocimiento, tan sólo aquellas que no pudieron realizarse por el adelanto de los fallecimientos, y que por el deseo de que se llevasen a cabo quedaron reflejadas en los testamentos y últimas voluntades.

Son muchas las promesas que han perdurado en los viejos documentos y así conocemos las promesas de alumbrar a la Virgen durante días enteros, o con el ofrecimiento de velas, como el que declaró en 1684 Juan Pérez, de deber dos días de vela, uno a San Roque, con velas de dos reales y otro día a Nuestra Señora del Pino, con velas de a un real. Varios vecinos también dejaron cera para alumbrar a la Virgen del Pino y así Cristóbal de Ávila, vecino de El Lomo de la Palma, que en 1759 declaró deberle una libra de cera y dos velas de a dos reales de plata cada una, ordenando además que se castrase una colmena llena y se le diese la cera. La también vecina de dicho lugar y en el mismo año, María Flores, hizo declaración de que le diesen una libra de cera de la primera colmena que se castrase.

Úrsula Pérez en 1696 declaró deber a Nuestra Señora del Pino tres días de vela, tres misas rezadas y tres velas de a medio real, ordenando que se pagase de sus bienes, pero también debía más carga espiritual, pues debía otro día de vela a Nuestra Señora de El Madroñal y otro a Nuestra Señora del Buen Suceso, además mandó a sus albaceas que de sus bienes diesen cincuenta reales al licenciado Mateo Pérez Villanueva, cura de San Bartolomé, para que los usase, como su confesor, y hacer una romería a Nuestra Señora de Candelaria, en Tenerife.

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Diferentes vecinos y vecinas dejaron encargadas misas a Nuestra Señora del Pino, en Teror. Ana Moreno, en 1706 una misa; José Ortiz, en 1791 una misa; Sebastián Quevedo en ese mismo año dejó cinco misas en la iglesia de Teror, una para San Antonio y las otras cuatro para Nuestra Señora del Pino, y en 1801 Sebastián Moreno una misa. Juan Falcón en 1700 dejó encargado que en el oficio de nueve días (equivalente al funeral de la actualidad), se le dijese una misa a San Bartolomé, mientras que en Teror se le aplicasen tres misas a la Madre de Dios del Rosario; otras tres a Nuestra Señora del Pino y una a Nuestra Señora de la Soledad, con la condición de que fuesen dichas por un clérigo pobre.

Hay quienes debían promesas de misas y de dinero. En 1700 Juan Pérez, vecino del pago tirajanero de Artedara, declaró deberle una misa cantada de ocho reales de plata, así como también otros diez reales y medio de plata, aunque alguna circunstancia especial debió tener en vida, pues así mismo declaró deber una visita a Santa Águeda, en ir descalzo desde dicho lugar hasta que llegase a ver su cueva. En fin un paseíto de nada. Juan Romano Villanueva, en 1806, indicó que se le dijeses dos misas a Nuestra Señora del Pino, en la iglesia de San Bartolomé, pero así mismo declaró deberle a Nuestra Señora del Pino ocho pesos y dos reales de plata. Antonio Reyes, casado en terceras nupcias con Juana María Suárez, en su testamento de 1817, declaró deberle dos reales de plata, pero también acumulaba otras deudas espirituales, como una misa cantada a Nuestra Señora del Rosario, y dos corderos y una cabra a San Juan Bautista.

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Si ir descalzo desde Artedara hasta ver la cueva de Santa Águeda en El Pajar de Arguineguin era un paseíto agradable por encima de la tosca, picón y malpaís, nada comparado con la declaración que en 1735 hizo Isabel Peñate de deberle a Nuestra Señora del Pino una memoria de ir descalza hasta su casa de Teror, desde Tunte, y parece que le pilló el gusto de prometer, puesto que también había prometido, ir de la misma forma, hasta Tejeda a honrar a Nuestra Señora del Socorro, no sabemos si tendría dispuesto ir primero hasta Tejeda y luego continuar hasta Teror. Esto es mérito y no la Transgrancanaria, con equipación de último modelo.

Hay diversas declaraciones de deudas en dinero a la Virgen del Pino. En 1741 Baltasar Quevedo, vecino en el pago de Santiago, declaró deberle veinte reales; en 1755, Ana García, vecina de Los Lomos de Pedro Alfonso, declaró una deuda de cuatro reales. Isabel Rodríguez, vecina de Telde, pero residente en La Cruz de Sardina, en 1776 mandó que sus herederos le diesen cuatro reales de plata. En 1791 Agustín Mostaza declaró deberle seis reales, y otro medio real a la Virgen de Guadalupe; en 1806 Beatriz González, vecina de El Gallego, declaró una promesa de deuda de doce reales de plata y aunque tenía cuatro hijos mandó que los pagasen dos de ellos, llamados Blas y Andrés. En 1807 Francisco González, vecino de Taidía, declaró una deuda de ocho reales de plata, y en 1806 el vecino de Fataga Salvador Pérez, 'Pescadito', tres reales de plata. En 1820 María Marrero, vecina de Agualatunte (nombre original frente al actual de Agualatente), declaró una deuda de cuatro pesos, misma cantidad que declaró deberle, en 1832, María del Pino Suárez.

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La imagen de la Virgen del Pino el pasado sábado en la calle Pedro Infinito. Cober

Hay otras deudas y promesas que hacen referencia a dinero, romerías y visitas. Pedro Sánchez, en 1764, declaró deberle sesenta reales y una visita. En 1770 Juana Gómez declaró que se le hiciese una romería y en 1802 Ana Bautista, vecina de El Lugarejo (actualmente el núcleo capital del municipio con el nombre de Santa Lucía de Tirajana), declaró que debía una romería a Nuestra Señora del Pino y dos reales de plata, ordenando que lo pagasen sus hijos y en caso contrario se sacase de sus bienes.

También hubo promesas con animales y productos de la tierra. En 1762 Juan López declaró deberle media fanega de trigo. En 1772 Josefa de Vega declaró deberle medio almud de garbanzos así como otro medio a San Francisco, más una romería descalza y un real de plata a San Blas. Antonio de la Encarnación, en 1803, casado con Francisca Mostaza, vecinos en La Montaña, declaró que de promesa se le diese a la Virgen del Pino lo que pesase su hija Francisca, en trigo; en ese mismo año Josefa de Araña, vecina de Taidía, al dar cuenta de los animales que tenía, entre ovejas, corderos, baifos, carneros y cabras, señaló que tres cabras y un macho que estaban entre su ganado eran de la Virgen del Pino, y así mismo declaró deberle tres pesos y medio.Otro dato histórico que nos informa de la devoción de Tirajana hacia la Virgen del Pino lo obtenemos en 1680, cuando los vecinos, con su aportación personal, ante la cortedad de la iglesia y para desagravio de sus pecados, por la plaga que estaban padeciendo, decidieron su ampliación tomando como modelo, precisamente la casa de Nuestra Señora del Pino en Teror. Y no deja de ser casualidad, así mismo, que el pionero de los estudios de las bajadas de la Virgen del Pino, al que luego seguirán otros, haya sido el tirajanero don Santiago Cazorla.

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Históricamente la Virgen del Pino en sus bajadas ha sido acompañada por otras imágenes religiosas, como Nuestra Señora de la Antigua, San José del Álamo, San Juan Bautista de Arucas, San Lorenzo, Santa Brígida, Santiago de Gáldar, San Nicolás, los Santos Justo y Pastor, San Roque, o el Santo Cristo de Telde, con recibimientos de las cruces parroquiales, alcaldes y vecinos de lugares de paso. Esta situación fue la que motivó que el concejal no adscrito del municipio de Santa Lucía de Tirajana, don José Moreno, presentase una moción para el acompañamiento de la imagen de Santa Lucía, moción que fue rechazada por el equipo de gobierno y pese a ello la imagen de Santa Lucía ya espera en Sardina del Sur, lo que fue aprovechado para ser anunciado, por el alcalde que lo había rechazado en el Pleno, pero ante la evidencia trató de apuntarse un tanto que no le corresponde. Es que pedir a nuestros regidores que recreen la historia es difícil, que la conozcan y promocionen, imposible.

Ya la imagen de Santa Lucía espera la llegada de la Virgen del Pino, para acompañarla hasta la parroquia de San Rafael en Vecindario, desde Sardina del Sur, lugar cargado de historia y consolidado su asentamiento gracias a la remesa remitida, a finales del S. XVII, por el Sargento Mayor en los ejércitos de Flandes, natural de la pila de Agüimes, Luis de Aguiar Toledo, que olvidado, bien se merece una placa en dicho lugar.

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Y añado yo, no sólo Santa Lucía debe acompañar a La Virgen del Pino, sino también lo debería de hacer la imagen de San Bartolomé, primer patrón de aquellas tierras y de la parroquia matriz de toda Tirajana, pero al parecer en el municipio hermano están más por otras procesiones y celebraciones, alejadas de su propia y rica historia.

Que La Virgen del Pino les ilumine y Santa Lucía ayude a ver bien ese Camino de Esperanza, para no tropezar con los obstáculos que diariamente se han de sortear.

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